El director de cine francés Pascal Elbé presentó ayer en la Sección Oficial Acción y Aventura de la XXXI Mostra de Valencia, su película Tete de Turc, que narra la historia de un joven de origen armenio implicado en los disturbios de los barrios periféricos de Francia.

El cineasta -que también participa como actor en el filme-, aseguró que su intención no era hacer una película social, pues "mis influencias son cinéfilas, cine italiano, español, israelíÉ Quería hacer una película con referencias al cine universal, no de corte social o político. Quería algo que emocionase al espectador".

El director francés explicó que su película "es de corte realista, me documenté mucho. Todo es verídico aunque, obviamente, no aparece toda la realidad porque no es un documental".

Respecto a la elección de los países de origen de los protagonistas del film, comentó que no fue "una elección casual. Me interesaba poner en oposición a la minoría armenia que lleva más de un siglo en Francia y a la minoría turca mucha más reciente, teniendo en cuenta la historia de los dos pueblos".

Final feliz

Cuestionado si su película tiene la intención de reconciliar estas dos culturas, el director francés contestó que un periodista francés "me dijo que el final feliz no le cuadraba, a lo que yo le contesté que, ese es el motivo por el que voy al cine. Quería un final positivo alejado del cinismo".

Elbé hizo referencia a su participación en el filme como director y actor "dirigir es más intenso, una experiencia que te hace aprender mucho de ti mismo y de los demás. Me da un poco de vergüenza que un actor diga que su oficio es difícil".

El director francés también dio su opinión acerca de las últimas expulsiones de gitanos rumanos en Francia: "Se trata de una cuestión muy compleja. Sarkozy da un poco de miedo pero los gobiernos de izquierda han tratado el tema de la inmigración con más hipocresía. El problema de la inmigración no es ideológico, es estructural".