Durante el espectáculo todo sale bien porque así funciona el circo, pero la perfección del movimiento se consigue gracias a miles de horas de repetición. Ayer llegó a Valencia Varekai, una producción del Circo del Sol aclamada por la crítica que ha cautivado a más de diez millones de personas de 130 ciudades. Han recorrido 23 países, pero antes de comenzar cada actuación los artistas se pasan horas ensayando, calentando su cuerpos y sus voces, preparándose para que todo salga perfecto.

Momentos antes de la actuación que estrenó los cuatro días que este espectáculo permanecerá en Valencia, Levante-EMV pudo asistir a uno de esos ensayos. No llevaban maquillaje, ni sus extraordinarios trajes, no les acompañaba el juego de luces, ni la música de la compositora Violaine Corradi, pero mantenían la magia implícita en todo lo que envuelve a la compañía canadiense.

Ayer por la tarde los trapecistas erraban y se dejaban caer en las redes de seguridad, llevaban ganchos atados a sus cuerpos que les protegían de una posible caída y camisestas anchas típicas de un entrenamiento cualquiera que no tenían nada que ver con los trajes que lucieron por la noche. Elementos que desaparecen a la hora de la verdad: cuando están delante de miles de personas y nada puede salir mal.

Varekai, escrita y dirigida por Dominic Champagne, significa «en cualquier lugar» en lengua romaní como homenaje al espíritu nómada del pueblo gitano y también en referencia a la vida del mundo del circo. Cuenta la historia de Ícaro, un joven solitario que cae del cielo y aparece herido en un bosque mágico lleno de criaturas fantásticas. A partir de ahí emprende una aventura extraordinaria en la que debe superar sus miedos para volver a nacer, aunque lo importante de este espectáculo «no es que la gente entienda la historia, nosotros transmitimos emociones». Así lo asegura Michael Smith, director artístico del Circo del Sol.

«Siempre es un placer trabajar para transmitir sentimientos, por eso la letra de la música es en un idioma inventado, para que cada uno en cualquier parte del mundo interprete nuestra emoción a su manera», explica Smith horas antes de ver de nuevo esta producción en Valencia.

Curiosidades del «show»

La visita continuó por el backstage. Detrás del escenario el Circo del Sol parece más humano. Los gimnastas estiran y preparan la puesta en escena, se cambian de vestuario y se maquillan (se lo aplican ellos mismos y suelen tardar unos 45 minutos).

Durante el espectáculo, utilizan más de 600 trajes, zapatos, pelucas y sombreros, que necesitan de un cuidado especial que ocupa cerca de 250 horas semanales. Además, viajan con siete lavadoras y dos secadoras especiales que han dado la vuelta al mundo junto a un elenco de 100 artistas de 22 países diferentes.

«Soy la voz de todos los artistas del Circo del Sol»

Isabelle Corradi, la cantante de «Varekai», juega con ventaja. Su hermana, Violaine Corradi, es la compositora y sus padres también pertenecen al mundo de la música. Por eso, en cuanto abre los ojos por la mañana se mentaliza de que por la noche tendrá que ser la voz de todos. «La música es el vehículo del espectáculo y debe tocar el corazón. Soy la voz de los cuerpos de todos los artistas del Circo del Sol», explicaba Corradi horas antes de la actuación en Feria Valencia. Junto a ella, siete músicos y otro cantante, tocan y cantan en directo durante todo el «show».