El Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) propone realizar un viaje por el Mediterráneo de la mano de un centenar de obras de 30 creadores que retratan las diferentes visiones sobre este espacio cultural, social y político que el arte ha dado desde finales del XIX y hasta la actualidad. Se trata de un periplo que arranca en una imagen "placentera, despreocupada y mágica" para desembocar en la panorámica de desarraigo, horror e, incluso, muerte que esbozan los autores más contemporáneos.

El director del IVAM y comisario del proyecto, José Miguel G. Cortés, ha presentado este miércoles la exposición 'Entre el mito y el espanto. El Mediterráneo como conflicto', que se abrirá al público mañana jueves y que se podrá contemplar en la Galería 1 del museo hasta el próximo 3 de julio. La selección reúne piezas de la colección propia y también préstamos de artistas y de instituciones como el Museo Thyssen y el de Orsay.

El objetivo de la muestra es ayudar a entender, a través de piezas "de gran valor artístico por sí mismas", el cambio profundo que se ha producido en la forma de entender el Mediterráneo en menos de dos siglos, desde el lugar mítico que evocaba sueños sensuales hasta una frontera donde prima la incomprensión. Todo ello, ha subrayado Cortés, "huyendo de las imágenes más trilladas, truculentas o sensacionalistas". "La intención no es dar un puñetazo en la cara del espectador, sino ayudarle a reflexionar", ha resumido.

Además, con esta exposición el IVAM inaugura su línea temática dedicada al Mediterráneo. Este primer proyecto es "como un entremés", ha aseverado el director, que ha avanzado que próximamente se dedicarán exhibiciones a la imagen de la mujer y al orientalismo.

Un prólogo sonoro con poemas de Cavafis recibe al visitante en la primera parte de 'Entre el mito y el espanto', que se centra en la mitificación que Europa --sobre todo la de la estricta tradición protestante-- hizo a mediados del siglo XIX y hasta bien entrado el XX de lo mediterráneo. Esta fascinación se hace evidente en la obra del fotógrafo alemán Herbert List y sus trabajos nostálgicos de héroes de antigüedad clásica.

La exhibición analiza igualmente el interés que el mundo árabe despertó entre los viajeros, que lo percibían como un territorio para lo salvaje y las pasiones. Esta es la concepción del autor húngaro Nicolás Muller y su serie de los años cuarenta sobre Marruecos.

La pintura valenciana de la época supo plasmar también estos paisajes idílicos. Prueba de ellos son los cuadros de Sorolla, Benlliure, Muñoz Degraín y Pinazo que ahora muestra el IVAM. Junto a ellos, aparecen títulos de artistas como Pablo Picasso, Joaquim Sunyer y Joaquin Mir.

Como contrapunto a esta visión amable, la exposición hace un guiño al colocar la obra del artista Rogelio López Cuenca, que con su estilo crítico cuestiona la representación ideológica de los conflictos sociales y políticos de esta área geográfica.

La vida cotidiana como material artístico

A partir de aquí, la exposición se adentra en el espanto de un viaje que, "si no se tiene suerte acaba en muerte, y si se tiene suerte lleva a la discriminación y el desarraigo", explica Cortés. Este retrato está a cargo de un conjunto de artistas contemporáneos de diversas procedencias --Argelia, Francia, Líbano, Suiza, Marruecos, España, Palestina y Albania-- que tienen en común trabajar sobre el material que les proporciona la vida cotidiana.

Son obras sutiles y poéticas, que no hablan de macropolítica pero reflejan el efecto que la política tiene en la existencia de las personas y que no muestran violencia explícita pero sí mueven a la reflexión.

Un ejemplo es la pieza seleccionada del valenciano Sergio Belinchón, que en su vídeo 'Avalancha' narra lo que podría ser el asalto a una valla como la de Melilla si esta estuviera en el corazón de Europa y fueran blancos y rubios, y no africanos, los que intentaran traspasarla.

La diáspora hacia una tierra prometida protagoniza los trabajos de la franco-marroquí Yto Barrada, que capta en sus imágenes la calma que a menudo precede al naufragio; o la argelina Zineb Sedira, que resume los deseos de movilidad en piezas de alto contenido metafórico, como 'The Lovers', dos barcos en ruinas que se mantienen penosamente a flote uno contra otro.