"Cada década con el indepentismo es igual siempre: se coloniza un espacio y es como un cáncer, secuestran el cuerpo que vive y prospera. Por eso es muy importante arrebatarle a los nacionalistas el nombre de Cataluña, porque ellos no son Cataluña, sino un problema que nos afecta a todos", explicado Roca Barea.

En cualquier caso, Roca Barea ha matizado que en su nuevo trabajo no aborda el estado de España, sino que se centra en seis relatos relacionados con el conocido como reformismo luterano, aunque ella defiende que se tratan de "herejes cismáticos".

"Ellos consiguieron cambiar ese nombre tan feo por el de reformistas, además de hablar de una 'Contrarreforma' con sentido negativo. La gran creación del protestantismo es la propaganda, las 'fake news', tratando de encubrir la realidad con palabras: los católicos no fueron capaces de inventar eso", ha aseverado.

Guillermo de Orange, Ana de Sajonia, Calvino o el propio Lutero se convierten en personajes de los relatos de la investigadora, quien ha explicado que pretende con esta ficción "enseñar pegándose a la realidad". "Son seis cuadros que descabalgan esa superioridad moral autoproclamada de los reformistas frente a la inferioridad asumida de los católicos", ha indicado.

El feminismo, el "nuevo catecismo"

Roca Barea ha reconocido la influencia del catolicismo en muchos países europeos frente a la reforma y, en especial, en España, país al que "ha dado lo mejor y lo peor". "Sin el catolicismo no habría esa versión universalista de lo humano, el mestizaje o el ver a otro como un hermano, pero también lastró a España después del Imperio", ha afirmado.

Frente a esta religión, la historiadora ha alertado de otro "catecismo" que entiende está inundando a la sociedad: el feminismo. "Cuando las iglesias dejan de fabricar la moral, lo hacen otros, porque el 90% de los seres humanos no son capaces de vivir sin catecismo. Aquí una de las cosas básicas es que hay un culpable y el enemigo es medio mundo", ha destacado.

Asimismo, también se ha mostrado pesimista respecto al futuro de Occidente, que cree "tiene los días contados". "Va cuesta abajo y sin frenos, con un suicidio demográfico del que parece no querer enterarse. En cinco generaciones se habrá perdido el control del territorio", ha concluido.