El DJ y productor holandés Hardwell, que con 30 años es considerado uno de las figuras de la música electrónica más destacadas del mundo, anunció ayer que se retira de los escenarios «de forma temporal» para dedicarse a su vida personal y dejar de lado «toda la presión».

El DJ neerlandés, que participó en la pasada edición del festival Medusa Sunbeach de Cullera, explicó que su trabajo le «deja muy poca energía, amor, creatividad y atención» para su vida «como persona normal» y agregó que tiene «mucho que compartir» con su familia y amigos, así como «muchos caminos» que le gustaría explorar. «Es por eso que he decidido limpiar mi agenda indefinidamente para estar completamente liberado de los objetivos, las entrevistas, los plazos, las fechas de lanzamiento, etc. Siempre he lidiado con toda la presión, demasiado, como una montaña rusa que nunca se detiene», subrayó en una nota que compartió en su cuenta oficial de Facebook. El DJ, nacido en la ciudad holandesa de Breda y uno de los mejores de la música electrónica, hizo la última actuación de su gira de verano el pasado jueves, en Ibiza, y se retirará de los escenarios el próximo 18 de octubre, después de actuar en el Amsterdam Dance Event, el único espectáculo que le queda por ahora en su agenda.

Aseguró que quiere «volver más fuerte que nunca» porque siempre trata de «dar un 200%» de sí mismo y por ello necesita «tiempo» para ser «la persona detrás del artista», el joven cuyo nombre real es Robbert van de Corput.

¿El efecto Avicii?

La presión es la culpable de la retirada temporal de Hardwell, la misma que fustigó al fallecido DJ Avicii (Tim Bergling). El suicidio del joven sueco -la familia confirmó que el DJ se quitó la vida en Mascat (Omán) el pasado mes de abril- inició un debate en el ámbito de la música electrónica sobre el estrés al que se someten sus creadores, verdaderos fenómenos de masas en algunos países como España, Holanda o Estados Unidos. La «fragilidad» de estas figuras también fue retratada en el documental Avicii: Historias veraderas (2017), de Levan Tsikurishvili, que retrata cómo Avicii lidió con la fama durante su último año de vida.