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Entrevista

Berta García Faet: "Escribo movida por la duda"

«Estamos en un momento histórico maravilloso por las potencialidades de la autocrítica colectiva»

El nombre de Berta García Faet (València, 1988) no va a desaparecer del sector editorial así como así. Esta valenciana, aficada en Providence (Rhode Island, EEUU), acaba de ganar el Premio Nacional de Poesía Juvenil por Los salmos fosforitos, un poemario desde el que lanza preguntas que afectan al «yo» y al «nosotros» y donde se ha atrevido a experimentar en cuestiones formales.

¿Cómo se siente después de ganar el Premio Nacional de Poesía Juvenil? Supongo que no habrá parado de contestar emails y llamadas. ¿Le ha sorprendido este reconocimiento?

Me siento muy feliz. Hace ya una semana y todavía estoy un poco en shock? Me ha sorprendido, y me sigue sorprendiendo, que tanta gente me haya hecho llegar que se alegró por el premio y que, de hecho, leyó el libro en su momento. Es un libro loquísimo, y estaba esperando una recepción más agridulce. Respecto al galardón, no esperaba que sucediera, aunque sí lo deseaba mucho y estaba a la expectativa.

A raíz del galardón se está hablando mucho de su obra. ¿Le está llegando el interés de los lectores a través de las redes sociales?

Me ha llegado de los contactos que tengo en mi cuenta de Facebook, amigos y conocidos de amigos. Ojalá que sí se esté hablando del libro y leyendo. De todas maneras, sean cuantos sean, tener lectores es algo que no deja de afectarme. Y en realidad es lo que justifica mi escritura. Como decía Félix Grande en un poema: «Os mando estas cartas porque creo en el fenómeno poético». Creo a pies juntillas. Me descoloca que haya alguien al otro lado del mar que se tope con mi mensaje en una botella. Y a la vez me recoloca. Es decir, es lo que quiero y lo que motiva todo. Me doy cuenta cuando por fin sucede.

Llama la atención su reflexión sobre la identidad. ¿Qué experiencias personales le han llevado a hacerse tantas preguntas? ¿Cree que la obra puede ayudar a otros jóvenes con las mismas dudas?

Somos fundamentalmente lenguaje y lenguajes, lo cual hurga en la herida de nuestra supuesta individualidad. En mi poesía está esta preocupación por lo social de lo individual. Existe la identidad de género y la identidad de clase. Son categorías a investigar. Nos afectan sin escapatoria y tienen consecuencias de todo tipo, y lo mejor es hacerlo en común, en conversación. El caso de la identidad de género quizás es el que más resonancia ha tenido, también en La edad de merecer. Estamos en un momento político terrible por muchos motivos, pero también maravilloso por sus potencialidades de autoanálisis y autocrítica colectiva. Creo que en todos mis libros está este impulso del interrogatorio, de la duda, de volver sobre lo dado y plantearnos si nos lo quedamos o no, eso dado.

Le fascina la poesía latinoamericana. De hecho, ha asegurado que en su obra hay ecos del poeta peruano César Vallejo ¿Dónde podemos ver la huella de «Trilce», su obra más famosa, en «Los salmos fosforitos»? ¿Fue algo premeditado?

Escribí Los salmos fosforitos acompañándome de Trilce, respondiéndole verso a verso a ese texto como punto de partida, para producir algo diferente y que, sin embargo, guardara estrecha relación con ese origen. Puede pensarse como un diálogo, a veces, o como un versionado, las más. El libro resultante es independiente y se puede leer solo, pero hay otro posible itinerario lector, y es el de tratar de leer los dos libros a la vez. Que los lectores elijan qué les apetece más y qué tipo de experiencia (o experiencias, ojalá) van a acoger. Lo que sí aconsejo es que el libro se lea en orden, ya que tiene una estructura espiral y los poemas van recogiendo elementos de los inmediatamente anteriores de modo que la escritura avanza como acumulación y como desvío. Esto de reescribir ya lo probé en La edad de merecer, donde hay un versionado de la Primera Epístola a los Corintios.

En su obra ha reelaborado el discurso y la estructura ¿Qué cree que ha pasado en España para que no se enraizara la experimentación formal?

Lo que pasó fue la dictadura, que rompió la tendencia de experimentalismo que venía disparándose en los años veinte. Aun así, hubo grandes poetas experimentales en la postguerra, como Carlos Edmundo de Ory. Y, además, habría que problematizar lo de experimental vs. no experimental (categorías que yo misma utilizo aunque tapándome la nariz), hubo grandísimos poetas que no experimentaron sino dentro de la tradición metafórica y en general siguiendo lógicas de analogía, y hoy no encajarían en la versión «oficial» de lo que es «experimentalismo». Personalmente les debo mucho a gente como Dámaso Alonso, Luis Rosales, Blas de Otero y Ángela Figuera Aymerich y me parecen grandes experimentadores, de un tipo muy diferente, claro, a qué sé yo, Leónidas Lamborghini. En realidad, lo peor fue el aislamiento respecto a la poesía latinoamericana y el hecho de que nos falta variedad y atrevimiento más allá de lo semántico. Pero no pasa nada, vamos desquitándonos poco a poco.

¿De modo que cree que ahora estamos más abiertos a la experimentación que antes?

Sí, porque tenemos acceso a más materiales, tradiciones y preguntas.

Actualmente estudia el doctorado en Hispanic Studies en la Brown University. Investiga «asuntos misteriosos de poesía española y latinoamericana». ¿Qué es lo que le empujó a querer indagar entre ambas tradiciones?

Hace unos años, no tantos, que me topé con una antología de poesía peruana de la segunda mitad del siglo XX. Me quedé boquiabierta. No tenía ni idea de que eso que hacían se pudiera hacer. En particular recuerdo haberme sorprendido mucho con Hinostroza y con Carmen Ollé. A partir de ahí me puse a leer poesía peruana y luego de otros países y ahora soy incapaz de no «estar» en Latinoamérica (digo esta palabra y me da vergüenza porque la heterogeneidad es tremenda). La razón de que combine ambas tradiciones es por amor y por pasión, y porque creo en la mezcla y en el diálogo. Hace poco en un artículo puse a dialogar a Marosa di Giorgio con Blanca Andreu. En fin, hay muchas posibilidades. También hay mucha poesía maravillosa española que se desconoce en los países latinoamericanos.

¿Cuándo la tendremos por València? ¿Volverá pronto a España por compromisos editoriales?

Suelo venir todos los veranos y todas las vacaciones de Navidad. Seguro que esta vez hago algunas lecturas, así que claro, estáis más que invitados, la información estará en las redes sociales de la editorial La Bella Varsovia.

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