El suicidio del artista Carlos Casagemas en 1901 provocó en su amigo Pablo Ruiz Picasso una profunda tristeza y dolor que fue el origen de su periodo azul. Una etapa que duró solo cuatro años, de los 91 intensos que vivió el genio malagueño. Esos 87 años restantes son el germen de la exposición «Picasso. La alegría de vivir», que se puede visitar hasta el próximo 31 de marzo en la Fundación Bancaja.

En total, se muestran más de 170 obras del artista andaluz entre óleos, grabados, dibujos, litografías, estampas y cerámicas que reflejan «la actitud vital que mantuvo Picasso a lo largo de toda su vida, caracterizada por lo que los franceses llaman la joie de vivre y que en español podríamos traducir como la alegría de vivir, y que pasó a convertirse en una filosofía de vida que plasmó en toda su obra», explicó ayer el comisario de la muestra, el crítico de arte y doctor en Bellas Artes por la Universitat Politècnica de València Javier Molins, en compañía del presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón. Molins explicó que esta exposición pretende mostrar al Picasso «más divertido, que fue un bon vivant la mayor parte de su vida», aseguró.

La selección de obras hace un recorrido por distintas temáticas de la obra del malagueño en las que subyace ese lema de vida. De este modo, se puede contemplar la sensualidad de un tema como el del pintor y la modelo, que también cultivó en diversas etapas creativas; el universo del circo y los payasos; el mundo de las corridas de toros y del minotauro; el colorido de la música y la danza que plasmó en los numerosos ballets para los que diseñó el vestuario; el arte primitivo, compuesto por máscaras africanas que coleccionó y que le sirvieron de inspiración para muchas de sus obras; la cultura mediterránea, que trasladó a infinidad de cerámicas a lo largo de toda su vida; sus estancias en la Costa Azul y en especial en la villa La Californie, donde creó algunas de sus obras más conocidas, como las distintas versiones que realizó de Las Meninas de Velázquez; o la admiración hacia los grandes maestros de la pintura que tantas veces le sirvieron como fuente de inspiración para su propia obra.

Entre las piezas, Molins destacó el óleo sobre lienzo Los segadores, que el artista pintó en 1907 y que actualmente es propiedad de la Colección Thyssen. Molins explicó que esta obra rara vez sale del museo de la baronesa por lo que la calificó como «la joya de la exposición». Molins explicó que Picasso pintó esta obra el mismo año que Las señoritas de Avignon y estuvo años en manos del magnate Rockefeller quien lo cedió al MOMA de Nueva York, entidad esta que lo vendió posteriormente al barón Thyssen.

La selección de obras que conforman la muestra está formada por fondos de la Colección Fundación Bancaja (124 de las más de 170) junto a otras piezas cedidas por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo Picasso de Málaga, el Museo Thyssen-Bornemisza. Colección Carmen Thyssen, la Fundación Picasso Museo Casa Natal, la Fundación Banco Santander, Artium Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo, así como colecciones particulares.

A la inauguración de ayer asistieron personalidades como la consellera de Agricultura, Elena Cebrián; la directora general de la Fundació Per Amor a l'Art, Susana Lloret; los artistas Monjalés, Horacio Silva, Armengol y Uiso Alemany, así como el notario Carlos Pascual o el patrono de la Fundación Bancaja José Mir.