La escritora Clara Sánchez publicó ayer su última novela El amante silencioso (Planeta), una historia de sectas, culpa y amor que constituye una metáfora sobre cómo la manipulación ha movido el mundo a lo largo de la historia a través del «arsenal sentimental que pone en juego».

«En realidad el mundo es una secta formada por microsectas como las empresas, los equipos de futbol, la familia, puesto que ahí las relaciones sentimentales y manipuladoras pueden ser muy fuertes a favor o en contra, y la microsecta de la pareja, en la que florece una relación amorosa maravillosa o infernal», explica la escritora.

Sánchez, ganadora del Premio Planeta 2013 por El cielo ha vuelto, narra en este libro la historia de Isabel, una mujer que viaja a Kenia en busca de Ezequiel, un joven captado por una secta al abandonarlo su novia, una aventura con la que trata de redimir su sentimiento de culpa por el suicidio de su hermano tras pertenecer a uno de estos colectivos.

Así, la protagonista, «desganada por la vida», emprende este viaje y la búsqueda del joven para aliviar su culpabilidad, una carga que le impide vivir tranquila porque no llegó a acercarse a su hermano, en el que ve un mundo abierto para compensar a su hermano y encontrar su propia redención.