Cuando hace dos meses la Ciudad de las Artes y las Ciencias (Cacsa) contrató la exposición «Harry Potter. The Exhibition» lo justificó asegurando que la muestra dedicada al personaje de J. K. Rowling «contribuirá a aumentar la notoriedad» del museo y «su prestigio e impacto mediático». Y ayer por la mañana, durante la presentación de la exposición ante los medios, Enrique Vidal, director de Cacsa, añadió a esta justificación que la «ciencia es cultura» y que la «cultura» es, por su parte, «un concepto muy amplio» en el que, entre otras cosas, cabe esta exposición.

Además, dijo Vidal que entre los objetivos de Cacsa está el de ser un hito turístico internacional y que los beneficios de la exposición «directos e indirectos» revertirán en todos los valencianos. De momento, las más de 60.000 entradas vendidas ya (según la empresa organizadora) a dos días de que la exposición abra sus puertas (mañana a las 09.00 horas), indican que al menos el objetivo de la notoriedad, atracción e impacto mediático se han logrado. Y también que el objetivo de los beneficios económicos (un euro por entrada para Cacsa a partir de las 100.000 entradas, según figura en el contrato) no parece descabellado. Tan bien apuntan las cosas que Rafael Giménez, director de Sold Out, promotora del evento, aseguró ayer que su «expectativa» es que la presencia de Harry Potter en València se amplía más allá del límite del 3 de julio establecido en un principio.

'Harry Potter, the exhibition' se inaugura este viernes en Valencia

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Además de Vidal y Giménez, a la presentación ante los medios ayer de «Harry Potter, The Exhibition» en el Museo Príncipe Felipe acudieron los actores James y Oliver Phelps (es decir, los gemelos Weasley) y la actriz Natalia Tena (Nymphadora Tonks en la saga Potter, y Osha en la de la no menos exitosa «Juego de Tronos»). Tena recordó que, además de magia, la historia de Harry Potter «habla de amor y amistad» y de como «los amigos también pueden convertirse en tu familia».

«No solo es la magia -corroboró minutos después Ignacio, uno de los pocos fans que ayer tuvo el privilegio de conocer la muestra en València antes que el resto de los mortales-. Los libros y las películas hablan de crecer sin padres, de perder amigos, de cosas que pasan en realidad y que la gente lo sufre. Que tus amigos sean tu familia, que tu hogar sea Hogwarts. Los personajes han crecido con nosotros. Hemos tardado diez años en ver estas películas y leer los libros, hemos madurado con estos personajes».

La exposición, añadió por su parte el «gemelo» James Phelps (bastante menos pelirrojo ya que en las películas) «no solo es caminar por un pasillo. Es la idea de sumergirse en un mundo y encontrar experiencias como oír la voz de Lord Voldemort o oler el bosque». «Eso se descubre solo, no va a haber ningún letrero», añadió.

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Pero hay letreros, un montón, en castellano e inglés para indicar el «relato» de la mayoría de los cientos de objetos, trajes, vestidos y maquetas que se muestran al visitante en los nueve escenarios que componen la exposición. Ahí están el uniforme, las gafas y la varita de Harry Potter; el mapa del merodeador que Fred y George Weasley le regalaron a Harry en El Prisionero de Azkaban; el giratiempo con el que Hermione Granger viajó al pasado para salvar a Sirius Black y Buckbeak; la escoba Nimbus 2000 con la que Potter juega al Quidditch; la varita y los «horrocruxes» de Lord Voldemort y la túnica de Albus Dumbledore... Por cierto, que de este profesor también se exhibe el traje que llevaba en Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald, ya que, a diferencia de la exposición en Madrid de 2017, la muestra de València también dedica un espacio a esta precuela de la saga del joven mago.

Nueve escenarios

Tras pasar por taquilla (de los 15 euros la entrada de un niño de 4 a 12 años a los 54,40 del pack de dos adultos y dos niños) los visitantes de «Harry Potter. The Exhibition» son recibidos por el «sombrero seleccionador» que determina a qué casa pertenece cada estudiante de Hogwarts. A continuación, 8 pantallas muestran varias escenas de las nueve películas y una replica del Expreso de Hogwarts da paso a la galería de los retratos vivientes (incluido el de la Señora Gorda que no rompe la copa de un grito) y a la sala común de Gryffindor.

A partir de ahí se suceden los escenarios y los cientos de elementos que sintetizan el universo de Harry Potter: las aulas y el invernadero de Herbología en la que se puede extraer una mandrágora y oír sus desagradables chillidos; el campo de Quidditch, el deporte de los magos, con los uniformes y la copa mundial y unos aros para que uno pruebe su destreza con la pelota Quaffle; la cabaña del semigigante Hagrid, con un gigantesco sillón en el que, si no se forman grandes colas (como ocurrió en Madrid), podrá sentarse quien lo desee; el Bosque Prohibido, con sus siniestros habitantes reproducidos a tamaño real; el escenario de las «fuerzas oscuras», con los elementos relacionados con Lord Voldemort y sus seguidores; y, por último, el Gran Comedor, con sus velas flotantes, las Reliquias de la Muerte y los vestidos del Baile de Navidad.

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Como en tantas otras exposiciones, al salir de la de Harry Potter de València al visitante le espera una tienda en la que pueden adquirir desde un llavero (10 euros) a una sudadera (50 euros) pasando por tazas (15), bufandas (22), peluches (25) o varitas (40).

Los expertos ayer se mostraban satisfechos con la exhibición. «Recrea bastante bien los escenarios, iluminación, pociones, experiencia interactiva -explicaba Jorge, presidente de la asociación Potterhead València y que ya conocía la exposición por haberla visitado en Madrid en tres ocasiones-. Es revivir experiencias y lo que sentías cuando estabas hasta las tres o cuatro de la mañana leyendo los libros». Judith, de la misma asociación, aseguraba que, por ejemplo, la sensación de tener el traje de «dementor» ante ti es más estimulante que verlo en una película. Aun así, Judith, estudiante de Historia del Arte, considera que a la muestra «le falta luz. Entiendo que quieras crear ambiente, pero al fin y al cabo es una exposición».