Con su ópera prima Les misérables, el francés Ladj Ly sacudió ayer las conciencias en el Festival de Cannes al denunciar crudamente las condiciones en las que se vive en muchos suburbios de París y lanzó un mensaje directo al presidente francés, Emmanuel Macron: «Escúchenos».

Ly vive en Montfermeil una de las banlieues parisinas en las que se hacinan miles de personas en unas condiciones de «casi abandono», algo que el realizador muestra en su filme. «Esta película es un grito de alarma. En los últimos 20 años las cosas no han evolucionado, ha habido un plan de desarrollo urbanístico, pero aún hay mucho por hacer», explicó Ly en la presentación de un filme que compite por la Palma de Oro de Cannes.

La situación es catastrófica especialmente para los niños y jóvenes, en términos de educación y cultura, de falta de oportunidades, como refleja una película que va de menos a más y que tiene un final aterrador. Una historia basada en algo que ocurrió en este barrio hace diez años y que Ly y unos amigos grabaron en un vídeo que permitió, por primera vez, la suspensión de unos agentes de policía por los abusos que cometían.

Les misérables, que toma el título de la obra de Víctor Hugo, muestra dos días en un barrio con continuos enfrentamientos con los agentes de policía pero también entre los diferentes grupos que lo habitan, desde seguidores de los Hermanos Musulmanes a inmigrantes de origen nigeriano o gitanos de un circo.

Distopía brasileña

También a la Palma de Oro aspira Bacurau, un reflejo de lo que ocurre en Brasil, un país que vive una distopía «en muchos aspectos de cada día», señaló ayer uno de sus realizadores, Kleber Mendonça Filho. El filme cuenta la historia de un pequeño pueblo que desaparece de los mapas, se queda aislado y tiene que hacer frente a una terrible amenaza exterior personificada en un grupo de extranjeros, en una representación de los abusos del colonialismo.