Es un hecho. La gran mayoría de las salas privadas del Estado no abren sus puertas a la exhibición mínimo hasta septiembre. En el caso de la Red de teatros alternativos, de la que soy presidente, la gran mayoría, en el caso de las salas de la Comunitat serán todas las salas las que no abran.

Es un hecho histórico, como lo es la situación excepcional del virus que nos acechan... Mientras se habla de ir abriendo negocios al público€peluquerías, bares, hoteles... se cierran aún más otros. Estamos hablando de artes vivas, de artes que necesitan la presencia por muchos adulterantes, alternativas ultracreativas o interesantes que circulan por las redes. Estamos hablando de presencia, de tocarnos como la danza, como las artes vivas, de abrazos, de respiraciones, de sudores€. Tanto de los artistas que están en escena como del público activo, pasivo que se encuentra sentado mirando o participando.

A parte de estar en peligro lo que unos con la boca grande llaman "sector económico importante en el PIB", lo que de verdad está en peligro es la Cultura, la expresión de la Cultura y una manifestación milenaria como son las escénicas y su valor cualitativo.

Durante estas semanas de confinamiento se han puesto de relieve la parte económica y se ha dejado de lado lo cualitativo...

Pero por fin ha salido el Ministro a escena. Por segunda vez. Olvidemos la primera. Olvidémosla. Si somos capaces como sociedad de ser desmemoriados en lo que toca a cuestiones trágicas, por qué no lo hacemos con su aparición primera y entendemos que fue un mal preestreno.

Acojámonos a la segunda como un buen estreno y aferrémonos como un náufrago se coge a su tabla. Además habló y puso por delante el valor cualitativo per se de la cultura. Y para mí esto fue importante y necesario. Las medidas que expuso son importantísimas para el sector, son de salvamento y medidas para imitar en comunidades donde no están haciendo casi nada o no proponen ni lideran el diálogo con su ecosistema cultural.

Hubo una medida en concreto que hay que destacar, por lo histórico, por lo necesario y por lo simbólico: el "reconocimiento" de la intermitencia de los intérpretes (actores, bailarines, circenses, músicos...) traducida en una medida de ayuda a estos trabajadores "vulnerables" en esta situación. Esperemos que esta medida haya venido para quedarse y solucione uno de los problemas endémicos de nuestra profesión a los que se refirió la Ministra de Hacienda en una videollamada con las asociaciones culturales de hace poco.

En este sentido tengo que poner una pica en Flandes (esperemos que sea adecuada la expresión) o en la Comunitat... tanto la Generalitat, como la Diputación como el Ayuntamiento de València se han puesto "las pilas". Los valencianos escénicos estamos a priori en buenas manos o cabezas o presupuestos. Y hay voluntad, mucha. Y esto es la pieza más importante: igual que la Directora General del Inaem, Amaya de Miguel, tiene voluntad y presupuesto, nuestras responsables Raquel Tamarit, Carmen Amoraga, Mayte Ibáñez y Gloria Tello (casualmente mujeres, por algo será que la cosa puede ir bien) tienen voluntad y presupuesto.

Y esto es lo primero para trazar líneas de trabajo y de impacto sobre el sector. También hay que decir que tienen, sobre todo, en la Comunitat unas estructuras asociativas trabajadoras, inteligentes y generosas. Todo esto prevé un escenario esperanzador. Pero, ¡ojo!, que las urgencias no nos impidan ver más allá. Atinemos. Sembremos las tierras que son fértiles para que nuevos paradigmas escénicos no solo se queden en los cajones y en las bocas presurosas y pasionales.

No pongamos los focos en la saturación de las producciones, en las multiprogramaciones, en la enorme cantidad de actividades... vayamos a caminos lógicos y naturales para equilibrar el ecosistema escénico y variemos los mercados, los conceptos de producción. No hagamos lo de siempre. Hagamos lo que dejamos de hacer en su momento por creerlo imposible y que no iba a generar economías. Sí, sé que soy vago. Pero es inevitable. Porque lo que propongo tiene dos partes: una transita sobre la bruma, la niebla, lo nuevo... y este lo tenemos que trazar entre todas. Y la otra parte es la que sí es una cuestión de derribo. Modelos de producción, ayudas, circuitos... que no funcionan más que para un corto plazo, "enriqueciendo" cuantitativamente a unos pocos. Recordemos el famoso Plan Platea del Ministerio por poner un ejemplo. Derribo. Procesos de producción basados en ítems de ayudas que condicionan. Derribo.

Seamos brutos en estos momentos y echémonos los trastos para poner la casa patas arriba. No pasa nada, tenemos tiempo, parece que no tenemos otra cosa que hacer hasta septiembre...

Pero rescatemos a la Cultura de la propia cultura y de sus trasnochados valores cuantitativos.