El escritor setabense Joseph Berna, histórico de la novela de bolsillo en español, ha fallecido hoy a los 76 años, según ha hecho público la editorial sevillana que había publicado sus últimas novelas. Autor de más de 400 obras de terror, misterio, ciencia ficción, erotismo y del oeste, José Luis Bernabeu López (este era su verdadero nombre) llegó a vender hasta 20.000 ejemplares a la semana sin que nunca trascendiera su verdadero nombre. Tras 22 años sin escribir ni una línea, en 20l8 un grupo de fans rescató su figura con Homenaje a Joseph Berna, con prólogo de quien fue secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de Cuenca, y la editorial Matraca Ediciones le publicó ocho nuevas historias.

Funcionario de Renfe y músico de vocación (formó parte del grupo los Mikel’s) una grave lesión de espalda le confinó a una silla de ruedas, situación que aprovechó para escribir su primera novela, La misteriosa Stella. “Pero yo no me atrevía a enviarla a ningún sitio. No era persona de letras, no tenía carrera, había hecho el bachillerato en Xàtiva y ya está», explicaba en una entrevista a Levante-EMV en agosto de 2020, la primera que concedía en toda su vida. «Me lo pasé tan bien escribiendo que me puse a escribir la segunda, El club vampiro. Y una tercera, del oeste... Todo ello con una escritura desenfadada, sin pretensiones; sin tomármelo muy en serio».

Animado por sus amigos, Bernabeu envío cuatro manuscritos a la editorial Bruguera, quien decidió publicarlos y le encargó a partir de entonces una nueva novela cada mes. A partir de ahí surgieron El planeta de los cíclopes, El castillo de los ahorcados, Los discípulos de Satán, La mansión de los mil y un horrores, Los vigilantes del cosmos, La era de los robots, Un escocés de Texas, El hijo de Johnny Gatillo, El sádico de Baltimore, Terror en la Antártida...

«Las primeras las escribí en una máquina manual; luego me compré una eléctrica para poder seguir ese ritmo», contaba el pasado año a Levante-EMV. De La misteriosa Stella, su debut de 1973, Joseph Berna vendió casi 7.000 ejemplares. Bruguera pagaba un anticipo por la venta estimada de los primeros 4.500, que por lo general se superaban. «Luego te pagaban más si la novela tenía más venta, claro: siete mil, ocho mil, nueve mil ejemplares...». Pero esas cifras a veces se quedaban cortas, y de algunas novelas, «sobre todo las de ciencia ficción y las de terror», apostillaba, llegó a vender 20.000 ejemplares a la semana: un 50 % en España, y la otra mitad en Hispanoamérica, donde Bruguera también llegaba semanalmente.

Pese a su popularidad, los autores de literatura de bolsillo trabajaban a destajo y no gozaban del reconocimiento ni la exposición pública de los literatos consagrados. “Yo siempre he dicho que quien manda en esto es el público -señalaba en la entrevista sobre el estigma de literatura menor que se aplica a autores como él-. Tú puedes escribir; te pueden publicar inicialmente si tienes suerte, vale. ¿Pero quién decide comprarla y, por lo tanto, que te sigan editando? El público, los lectores. Si no gustas ya no te compran nunca. Y a nosotros nos buscaban en los quioscos semana tras semana».

Sobre el dinero que ganaba como escritor, Berna recordaba que se lo enviaban por giro postal; el anticipo y la liquidación posterior». «Nunca pedí más; me pareció bien lo que me pagaban -afirmaba-. Yo ya me sentía feliz publicando al lado de gente como Silver Kane, que era Francisco González Ledesma, que llegó a director de La Vanguardia y escritor de éxito; gente de mucha categoría, monstruos de la literatura popular». Cuando Bruguera entró en quiebra en 1986 a Bernabeu le adeudaban dos millones de pesetas (12.000 euros).

Berna (considerado por los estudiosos el rey del punto y aparte y del erotismo y el humor en sus novelas) conservaba en su piso, desde la primera hasta la última, las 382 publicadas con Bruguera de 1973 a 1986, y desde esa fecha hasta 1996 en Ediciones B, que reeditó nada menos que doscientas de la primera etapa.

En 1996 Ediciones B cambió su política editorial y liquidó su línea de literatura popular, por lo que Joseph Berna dejó de existir. «Yo me consideraba totalmente olvidado, no pasaba por mi cabeza que después de aquella etapa alguien se acordara -explicaba el año pasado a este periódico-. Fue una sorpresa morrocotuda que hubiera gente interesada en conocerme, que supiera de mi obra y que me editaran cosas nuevas. Estaba tan olvidado que me asusté un poco porque yo ya dejé de escribir totalmente en 1996, y ponerme ante un teclado de nuevo en 2017...».

Entre 2018 y 2019 Matraca Ediciones publicó ocho nuevas piezas de Berna ( La máscara del mal, La invasión de las luciérnagas, La garra de Satán...), además del citado Homenaje a Joseph Berna, más el anterior recopilatorio El maravilloso mundo de Joseph Berna, en este caso del colectivo de los Amigos del Bolsilibro.

«Ha sido una sorpresa enorme ver cuánta gente se acordaba de mis novelas de entonces, porque yo me consideraba ya totalmente arrinconado. Y es que en esa época -se sinceraba el el autor de Xàtiva - no tenías constancia de tus lectores, aunque los hubiera a miles, ni recibías comunicación alguna; de hecho sólo me escribió un lector en todo ese tiempo. Envió una carta a Bruguera pidiendo que me la rebotaran felicitándome efusivamente por mis obras, de las que era asiduo lector semanal. Ahora, por internet y redes sociales cada semana me llega algo nuevo», afirmaba.