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Exilio y dispersión del siglo de oro valenciano

Decenas de pinturas de la València del s. XV se almacenan y exhiben en museos internacionales

Exilio y dispersión del siglo de oro valenciano | NATIONAL GALLERY DE LONDRES

El pasado febrero la predela del ‘Gran Retaule de Sant Jordi’, o del ‘Centenar de la Ploma’, voló de regreso al Victoria & Albert Museum de Londres tras haber pasado unos meses en València, su ciudad natal. En el siglo XIX, esta obra cumbre del gótico internacional fue adquirida por un anticuario francés que la despiezó, la trasladó en carro a París y allí se la vendió a la pinacoteca británica por 800 libras.

Desde entonces el retablo que representa la batalla que le dio a Jaume I las llaves del ‘cap i casal’ ha permanecido en Inglaterra. En 2019, y como algo excepcional, el V&A permitió que la predela saliera del país para que fuera restaurada por los conservadores valencianos del IVCR+i. Una operación que, tal como adelantó este periódico el pasado martes, le ha costado a la Generalitat 130.000 euros.

En el siglo XV, cuando la milicia del Centenar de la Ploma encargó el retablo para su cuartel, València era uno de los epicentros culturales de Europa. Fue el siglo literario de Ausias March, Roís de Corella, Joanot Martorell, sor Isabel de Villena y Jaume Roig, y el de maestros de la arquitectura como Antoni Dalmau, Francesc Baldomar y Pere Compte. Y, sobre todo, fue el siglo de pintores como Llorenç Saragossà, Pere Nicolau, Antoni Peris, Gonçal Peris de Sarrià, Jaume Mateu, Marçal de Sax, Miquel Alcanyis y Gherardo Starnina, a los que generacionalmente siguieron Lluís Dalmau, Joan Reixach, Jacomart y los Osona. Los italianos Paolo de San Leocadio y Francesco Pagano pintaron los deslumbrantes frescos de la Catedral, y un converso cordobés conocido como Bartolomé Bermejo creó en València otra obra maestra del arte euoropeo que, como el ‘Centenar de la Ploma’, permanece en el exilio.

‘San Miguel triunfante’, uno de los «highlights» de la National Gallery de Londres, fue encargada a Bermejo por el noble Antoni Joan (que aparece como donante en la pintura) para la iglesia Parroquial de Tous. Allí permaneció hasta que a finales del XIX el cura de la localidad, al parecer, se la vendió al marchante inglés Charles Dowdeswell para obtener fondos con los que adquirir unos candeleros y una cruz para las procesiones y entierros.

En 1904 la obra fue adquirida por el inglés Sir Julius Werneher en cuya casa-palacio de Londres permaneció hasta el verano de 1995, cuando sus herederos decidieron subastarla en Christie’s. Finalmente no hubo tal subasta ya que la National Gallery consiguió comprarla al precio de salida gracias a una ley británica que da preferencia a sus museos en este tipo de operaciones.

Nunca, desde que salió de la Iglesia de Tous, el ‘San Miguel’ de Bermejo ha vuelto a exhibirse en tierras valencianas, aunque en 2019 se expuso en una muestra que el Prado dedicó al maestro andaluz. Por ello, es una de las obras que el catedrático de Historia del Arte Medieval en la Universitat de València, Amadeo Serra, ha incluido en un listado realizado para Levante-EMV sobre los otros ‘Centenar de la Ploma’ que hay en el mundo, tablas y retablos contemporáneos de la obra maestra de Marçal de Sax y Miquel Alcanyis que se exhiben o almacenan en museos internacionales y que también merecerían ser recuperados y estudiados por los valencianos, aunque sea, como ha ocurrido con el retablo de Sant Jordi, de forma temporal.

Retablos de mano en mano

Una de las pinturas en el exilio que destaca Amadeo Serra es el ‘Retablo de San Miguel y Todos los Santos’ proveniente de la Cartuja de Valldecrist y que actualmente pertenece al Metropolitan Museum de Nueva York. Se desconoce al autor de esta pintura pero sí se sabe que fue encargada por Dalmau de Cervelló para el altar de la capilla de la antigua cartuja de Altura en la que fue sepultado.

Los pasos de su exilio son similares a muchas de las obras valencianas que se encuentran actualmente en museos y colecciones extranjeras. Debió ser vendida tras la desamortización y se sabe que hasta 1881 estuvo en París en manos de Étienne Martin, barón de Beurnoville. De ahí fue pasando a manos de otros coleccionistas franceses hasta que en 1933 uno de ellos la vendió al marchante norteamericano Georges Wildenstein. En 1939 el retablo fue adquirido por el MET, donde permanece almacenado y necesitado de una restauración como la que le ha hecho el IVCR+i al ‘Centenar de la Ploma’.

En el museo neoyorkino también se encuentra la ‘Tabla de San Miguel luchando con el dragón’, una pieza que, según el Metropolitan, fue pintada en Italia por un artista desconocido «cuyo estilo está en deuda con la riqueza y el refinamiento del arte valenciano de principios del siglo XV». En cambio, el especialista José Gómez Frechina considera que esta tabla formaba parte del ‘Retablo de San Miguel’ de la iglesia de Jérica pintado por Miquel Alcanyis. Y tanto Frechina como Amadeo Serra la relacionan con las piezas de aquel retablo que se conservan actualmente en el Musée des Beaux-Arts de Lyon y que fueron adquiridas en 1895 por el político Édouard Aynard durante un viaje por España.

A Alcanyis se le atribuye una tabla de San Gil con dos escenas que se encuentra también en el MET y que formó parte de un retablo en la iglesia valenciana de San Juan del Hospital y que está considerdo como uno de los primeros trabajos de Alcanyis. La tabla central es una magnífica Ascensión de Cristo que se encuentra también en Nueva York, pero en la Hispanic Society, junto a una tabla de San Vicente Mártir del mismo conjunto.

Anticuarios y expoliadores

En la National Gallery of Scotland, en Edimburgo, se conserva un ‘San Miguel’ atribuido a Gonçal Peris y que probablemente fue la pieza central de un retablo ya desaparecido que el artista valenciano pintó para la capilla de la Santa Croce en la catedral de Albarracín. La tabla fue adquirida en 1910 por el museo escocés al importante coleccionista inglés de arte español Lionel Harris, pero antes estuvo en posesión del anticuario Celestí Dupont, quien indicaba fue adquirida en territorio aragonés pero sin proporcionar más información sobre cómo llegó a sus manos.

Gonçal Peris Sarrià fue una de las figuras dominantes de la Escuela Valenciana y fue autor, entre muchas otras, de una ‘Santa Lucía’ pendiente de restauración que se conserva en el Williams College Museum of Art de Massachusetts, y de la ‘Piedad’ que el Louvre compró a un marchante americano en 2014. Amadeo Serra destaca la presencia de otra ‘Piedad’ de Peris mucho menos conocida y estudiada en el en el Museo Glencairn, de Philadelphia, aunque antes estuvo en la colección del famoso anticuario francés Demotte.

Y a Peris también se le atribuye la última obra maestra valenciana en el exilio de este listado: la ‘Virgen con el niño y un donante’ (posiblemente el papa Calixto III) que se encuentra en el Boston Museum of Fine Arts. La pieza, que también está pendiente de una restauración, debió de ser la tabla central de un retablo donado por Alfons de Borja que estuvo en la Colegiata de Xàtiva hasta la reforma del edificio en el siglo XIX que conllevó la dispersión de su patrimonio. El museo bostoniano la compró en 1929 al anticuario Arthur Byne, famoso por ser el expoliador de cabecera de William Randolph Hearst.

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