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Ayanta Barilli, el desafío al confinamiento con una catarsis vital y 2 gatos

"Es la historia de una mentirosa, de una desobediente y de una rebelde, que soy yo", afirma la escritora y periodista

Ayanta Barilli, el desafío al confinamiento con una catarsis vital y 2 gatos

La escritora y periodista Ayanta Barilli atravesó un periplo vital durante los meses en que estuvo vigente el estado de alarma, del que aprendió que "nunca hay que creerse solo lo que te cuentan" y que, a veces, "hay que tomar decisiones que no son las que el pensamiento general considera correctas".

Barilli (Roma, 1969) relata en "Una mujer y dos gatos" (Planeta) la "pandemia personal" que ha atravesado tras su divorcio y la marcha de sus dos hijos de casa, bajo el telón de fondo de una pandemia mundial, que la dejó "sola con dos gatos", y que ha hecho aflorar en ella una rebeldía que tenía olvidada.

Así lo explica en una entrevista en la que señala que lo que empezaron siendo unos apuntes, con ánimo periodístico, para dejar "una crónica emocional" de lo que estaba viviendo se fue convirtiendo en un relato que narra "la historia de una crisis y una resurrección", la suya.

"Es la historia de una mentirosa, de una desobediente y de una rebelde, que soy yo", afirma Barilli, quien reivindica en esta obra la libertad y la necesidad de rebelarnos para cumplir con nuestros deseos, todos ellos sostenidos en sensaciones como el amor, la nostalgia o la esperanza.

Y son precisamente estos sentimientos los que llevan a la autora a la desobediencia y a la rebeldía con el fin de poder acompañar, en sus últimos días, a una tía enferma, que vive en Italia, y que ha sido para ella como una segunda madre, pues perdió a la suya con tan solo 9 años.

"Se me había olvidado esta parte de mí misma", señala la escritora, hija del también escritor Fernando Sánchez Dragó, y recuerda cómo esa rebeldía que la caracterizaba de joven le ha vuelto "a salir con furia" durante la pandemia, y cómo ha supuesto "una inyección de energía" y de volver a encontrarse consigo misma.

"Siempre he tenido problemas con que me digan: 'usted ahora tiene que hacer esto'. Yo hago esto o lo otro, si lo entiendo, si lo comparto; si no, no", defiende, y eso la ha llevado a tomar decisiones que estaban en contra de lo que se suponía que debía hacer.

Todo ello, sin olvidar la importancia que han tenido para ella siempre los gatos, a los que recuerda por todas partes en la Roma de su infancia, y especialmente sus mascotas actuales, Nina y Bowie, que han sido "una ayuda muy importante" durante las semanas de confinamiento.

Ayanta Barilli considera que dos de las lecciones que le ha dejado esta pandemia han sido no creerse nunca solo lo que le cuentan y que, a veces, hay que tomar decisiones que "no son las que el pensamiento general considera correctas", incluso pueden ser ilegales, pero que "son para ti las únicas aceptables desde el punto de vista ético y moral".

Y aunque no pretende hacer apología de las drogas, confiesa que haberse tomado un "éxtasis" después de todo el periplo vivido, y que relata en el libro, fue terapéutico para ella, pues le permitió reconectar "no solo con lo hermoso de la vida, sino con el asombro de la infancia".

Barilli asegura que quedar finalista del premio Planeta en 2018 con su primera novela, "Un mar violeta oscuro", no ha supuesto una presión para ella, puesto que escribe lo que le apetece, y en estos momentos trabaja en un nuevo libro sobre un padre y una hija, en el que se alternan las dos voces, y que espera terminar en los próximos meses.

Entiende que es inevitable la comparación con su padre, de quien asegura que le ha acompañado de un modo "muy generoso y activo", y que no le ha ayudado a la hora de conseguir publicar un libro u obtener un resultado, pero sí en cuanto a la educación que le ha dado, ya que se ha criado rodeada de libros, historias y viajes, y eso, confiesa, "es impagable para un escritor".

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