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Tirant lo Blanch, el titán de la edición que nació en una librería

El sello valenciano que acaba de recibir la Medalla de Oro de las Bellas Artes publica en Latinoamérica y España 1.500 libros al año y cuenta con una plataforma digital con 25 millones de documentos jurídicos

Candelaria junto a sus hijos Salvador y Ana, y Trinidad Ros, en la librería Tirant de Artes Gráficas. M.A.Montesinos

Tomás Vives (segundo por la izquierda) junto a Candelaria López y Salvador Vives y varios trabajadores de la editorial. Abajo, la fundadora de Tirant y su hijo con José Luis Espinosa, jefe de Producción de Tirant, y la Medalla de Oro de las Bellas Artes.

Tirant lo Blanch, el titán de la edición que nació en una librería

El pasado miércoles, Salvador Vives López, director de la editorial valenciana Tirant lo Blanch, recibió de manos de los reyes Felipe y Letizia la Medalla de Oro de las Bellas Artes por su colección Cine y Derecho, un proyecto que ideó hace casi dos décadas el catedrático Javier de Lucas y que reúne ya cerca de 80 títulos sobre el trasfondo jurídico de películas como ‘Ciudadano Kane’, ‘Blade Runner’, ‘Senderos de Gloria’, ‘Doce Hombres sin Piedad’, ‘Algunos Hombres Buenos’, ‘Cadena Perpetua’, ‘Vivir’, ‘Ciudad de Dios’ o ‘Los archivos del Pentágono’.

Tirant lo Blanch, el titán de la edición que nació en una librería

Pero la de Cine y Derecho es solo una de las alrededor de medio centenar de colecciones del catálogo de Tirant lo Blanch. Y esta, la del medio centenar de colecciones, es solo una de las muchas cifras mareantes que maneja esta editorial surgida hace ya 30 años al albur de una pequeña librería en la calle Artes Gráficas, muy cerca de la Facultad de Derecho de la Universitat de València.

Pero antes de meternos en cientos de libros publicados y millones de ejemplares vendidos al año -solo adelantaremos que no hay ninguna otra editorial valenciana, y seguramente muy pocas españolas, que alcancen las cifras que maneja Tirant lo Blanch- hablemos de los orígenes de esta empresa, de aquella librería.

Cuando en 1976 Candelaria López abrió la librería Tirant lo Blanch su objetivo era atraer a los estudiantes valencianos de Derecho, muchos de ellos alumnos de Tomás Vives, fiscal, promotor de la organización Justicia Democrática, vicepresidente del Constitucional en los 80 y esposo de Candelaria. «Mi madre era una mujer muy emprendedora y con mucha iniciativa que quería desarrollarse profesionalmente -explica Salvador Vives-. Inicialmente fue una librería de carácter general pero poco a poco, por la cercanía con la universidad, fue especializándose más hacia lo jurídico».

La tienda abrió en plena transición de la dictadura a la democracia y en una época política marcada a nivel local por la conocida «Batalla de València». Salvador explica que Candelaria eligió para su librería el nombre del inmortal personaje creado por Joanot Martorell porque aquel «era un momento de recuperación de la cultura propia y el del Tirant era un nombre muy emblemático».

Tan emblemático que incluso le supuso más de un problema en aquellos años convulsos. «Estar tan cerca de la universidad le provocó varios problemas e incidentes. Pintadas, pasquines, todo eso… Pero sobre todo fue por el tema de la lengua, porque el nombre, ese Tirant, marcaba mucho, y eso que casi todos los libros que vendía eran en castellano».

Vives asegura que ahora, cuando aquella vieja librería se ha convertido en una editorial que vende millones de libros en castellano tanto en España como en Latinoamérica, el de Tirant lo Blanch es un nombre «difícil de vender» fuera de la Comunitat Valenciana o Cataluña. «Pero lo hemos querido mantener siempre», proclama. Y tanto es así que, a modo de «embajador de la marca» en actos y reuniones formales, Salvador suele entregarle a sus interlocutores una edición propia de la novela caballeresca que coordinó el filólogo Albert Hauf.

Siete años después de abrir su primera librería, Candelaria López inauguró la segunda Tirant lo Blanch en la calle Gravador Esteve. Por aquel tiempo se decidió también a ampliar el negocio con la edición de sus propios libros de temática jurídica, un género que cada vez ocupaba más estanterías en su comercio. «Los dos primeros libros que publicamos fueron ‘El derecho del trabajo’ de Tomás Salas, y el ‘Derecho penal’ de Tomás Vives, mi padre. Son libros que en dos décadas han podido tener unas veinte ediciones cada uno».

Al principio los libros que publicaba Tirant eran básicamente manuales realizados por los propios profesores de las facultades de Derecho y Economía y de alguna que otra carrera más de la Universitat de València. Pero en la década de los 90 Candelaria y su hijo Salvador se decidieron a dar el salto fuera de la Comunitat Valenciana y empezar a publicar también sus manuales en Madrid y Barcelona. «Era muy complicado salir de València, había muchas editoriales como la nuestra y ser de València, tanto entonces como hoy era un handicap -explica Salvador-. El sector editorial y el tejido empresarial que le rodea está muy concentrado en estas ciudades. Ahora ya no es tanto problema porque tenemos oficinas ahí».

Salto tecnológico y de continente

A la vez que crecía el negocio editorial de Tirant, crecía también su tejido de librerías en València -en los 90 abrieron su tercera tienda en la Ciutat de la Justicia y después la cuarta en la calle Ramón Llull- y su ambición empresarial. Con Candelaria como inspiradora pero cada vez más alejada de la primera línea, su hijo Salvador fue el encargado de dar los dos siguientes pasos.

El primero fue llevar el nombre del Tirant a Latinoamérica con la expansión del negocio editorial primero a México y después a Colombia, Brasil, Chile y Perú. Y el segundo, incluso más complicado que el primero, crear una base de datos para juristas capaz incluso de enfrentarse a la hasta no hace mucho intocable Aranzadi. «Sí, hemos venido a quitarle el puesto -reconoce Vives- y en muchas situaciones lo hemos conseguido. Somos la única editorial jurídica con tecnología pensada en castellano para un público en castellano y eso desde el principio nos ha dado una ventaja competitiva».

Fue en el año 2000 cuando Tirant apostó por las nuevas tecnologías y por ofrecer servicios virtuales como la base de datos jurídicas que ahora cuenta con unos 20.000 usuarios en todo el mundo que, según el director, tienen a su alcance 25 millones de documentos jurídicos. «Un letrado puede tener toda la información que necesite en un clic -señala Salvador-. Es como un Netflix jurídico de libros, jurisprudencia, legislación, etcétera».

En la plataforma tecnológica de Tirant -ubicada, como la sede central de la editorial, en València-, trabajan alrededor de 80 informáticos. Entre España y Latinoamérica, la empresa surgida en 1976 en una librería de la calle Artes Gráficas cuenta con unos 400 trabajadores y publica, según su director, cinco libros al día. «Unos 1.500 al año -presume Vives-. Trabajamos en cinco o seis mercados y eso hace que el número de libros se incremente. Vendemos un millón largo de libros al año y ocupamos, según el Scholarly Publishers Indicators (SPI) del CSIC el primer puesto como la Editorial Académica más prestigiosa de España».

La pata tecnológica y la editorial latinoamericana son las dos vías de crecimiento de Tirant en el futuro, explica su director. Pero el anclaje se mantendrá. «Sinceramente, mantenemos las cuatro librerías por cariño -reconoce Salvador-, pero no cariño condescendiente: está claro que hoy en día económicamente las cuatro tiendas tienen una importancia limitada dentro del grupo, pero no son «no rentables» y son el origen de todo lo que hemos conseguido».

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