“Ordenar el caos para preservar la memoria”. Así, en siete simples palabras, define el artista Pep Vidal su instalación Los límites del control, una creación artística que se integra en la tercera fase de Confluències, una iniciativa de l’Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) que acerca el arte contemporáneo a los pueblos más pequeños de la Comunitat Valenciana; en su caso, al municipio de Sempere en la Vall d’Albaida. Rubén García y el colectivo Makea, expondrán en Carrícola y La Puebla de San Miguel, respectivamente.

Son solo tres de los 12 artistas que expondrán sus creaciones en 24 localizaciones. “Es un honor que me hayan invitado a participar; una alegría formar parte de un proyecto tan interesante que es, en definitiva, un movimiento colectivo”.

"Empecé a pensar en todo lo que podría haber oculto o, incluso, sumergido en el propio embalse".

Tejas, piedras de grandes dimensiones, troncos y cilindros – rescatados de los restos de la vida que discurría en la zona antes de la creación del embalse de Bellús - han servido como materia prima para la creación de esta pieza de arte contemporáneo – creada ex profeso - que, desde ahora, forma parte del entorno y del paisaje de la zona, con una premisa: recordar las consecuencias y cómo cambió la vida de los habitantes de Sempere con la construcción del embalse.

¿Cómo definiría, brevemente, Los límites del control?

Es una reordenación de diferentes materiales desechados ilegalmente en una era. El trabajo se ha centrado en clasificar y organizar muchas tejas, piedras de grandes dimensiones y hasta dos cilindros que estaban allí abandonados, pero sin integrar nada nuevo; que nada que no estaba allí formara parte de la creación.

Para la concepción de la obra, empecé a pensar en todo lo que podría haber oculto o, incluso, sumergido en el propio embalse. En mis paseos por la zona, me encontré parte del material escondido entre los troncos y arbustos. Quería que, de alguna manera, fuese un reflejo de la propia memoria y visibilizar el material que está oculto a muy poco metros de allí.

Los límites del control es una evocación a una época, a un pasado en el que existía un mundo donde ahora solo hay agua. ¿Sirve su obra para no olvidar?

En la mayoría de zonas que rodean el pueblo, no se puede construir, ni cultivar nada porque son zonas inundables; de hecho, hay pequeños postes que lo indican. Esto contrasta con el pasado. Las fotografías muestran que antes era una zona de cultivo, por donde discurría el río.

Por eso, la instalación es una manera de recordar la limitación del pueblo debido al poder del embalse para visibilizar la memoria y el presente.

Los desastres de la guerra de Goya, el Guernica de Picasso. ¿Tiene el arte memoria?

Totalmente. Y lo más importante de esta pieza es que se quedará allí. Por eso era para mi tan importante no introducir materiales ajenos.

Los desperdicios han sido convertidos en arte. ¿Es posible crear partiendo de prácticamente cualquier cosa?

El arte no entiende de limitación de materiales; no hay algunos más propicios que otros. En mi caso, me gusta abordar cada proyecto artístico sabiendo qué quiero contar, qué idea quiero transmitir. Por tanto, es el propio proyecto el que te lleva a utilizar unos materiales u otros.

Los límites del control de Pep Vidal está construido con desperdicios del entorno del embalse de Bellús. Miguel Lorenzo

En este caso, partiendo del material abandonado, he pretendido hacer una ordenación pero con la estética como base; que transmitiera la fragilidad, la brutalidad y la magnitud del material con todo su esplendor.

En esta colección, reordena los elementos para controlar el caos. La creación del embalse de Bellús, que ha servido para nutrirle de materiales, surgió de la necesidad de controlar la naturaleza ¿Tiene obsesión el ser humano por hacerse con el control de su entorno?

No paramos de hacerlo constantemente, con todo. Y de hecho, una de las claves de este proceso es que la reordenación que yo he hecho es solo un punto cero que, ineludiblemente, volverá hacia el caos. El título mismo, Los límites del control, habla de la propia instalación; en el futuro, puede caer alguna baldosa, puede aparecer vegetación que la tape… Estará regida por la naturaleza y sus propios límites.

¿Este control hace que el mundo viva encorsetado, con moldes difíciles de romper?

Depende de tu objetivo. En mi caso, por ejemplo, tengo una formación científica y me endinsé en el mundo del arte cuando comencé a conocer algunos proyectos artísticos que me hacían desconectar de mi propio control, de mi propia vida y de mi propio pensamiento. El arte tiene mucho que ver con la filosofía, con el pensamiento y con nuestra visión como espectadores del mundo.

Habitualmente, me enfrento a piezas y proyectos que me hacen pensar de forma diferente y que me hacen replantearme algún aspecto concreto. Pero no es lo habitual: el arte contemporáneo tiene muchos prejuicios porque puede desencadenar un pensamiento muy poderoso. A veces, incluso, se hace un mal uso de esta corriente artística.

Pero, sobre todo, tiene que hacer que el público se replantee cosas.

"Todos los espectadores son inteligente y capaces de entender, captar y percibir todo el arte contemporáneo".

¿Sigue existiendo, por tanto, una barrera entre el público y el arte contemporáneo?

Las instituciones están haciendo muchos esfuerzo, y lo están haciendo bien, para que no exista. Pero, a la vez, los medios de comunicación sólo destacan la parte elitista y frívola de nuestras creaciones; se queda en la anécdota tonta, es lo fácil.

Confluències, la iniciativa del IVAM, pretende acercar el arte contemporáneo a los pueblos más pequeños de la Comunitat Valenciana, con menos de 100 habitantes. ¿Qué puede aportar el arte contemporáneo a estos municipios?

Les puede dar visibilidad, que se puedan generar rutas visitando las diferentes creaciones. Pero, más allá de eso, es interesante que pueden generar cambios a pequeña escala, en un entorno en el que, habitualmente, no tiene acceso a este tipo de arte.

Durante mis estancias en Sempere, tuve conversaciones con dos o tres personas que trabajaban en el hostal donde me hospedé. Al principio, vi que eran reticentes al arte contemporáneo, pero se tornaron en aspectos positivos. Por eso pienso que Confluències es tan buena iniciativa porque influye en el ámbito local.

Un contraste entre tradición y vanguardia.

Pero no vanguardia a cualquier precio. Durante todo el proceso, estuve muy pendiente del contexto de creación de la instalación. No quería crear una isla aislada y, por eso, me informé sobre la historia del pueblo y la región.

'Los límites del control' está concebido para permanecer en Sempere, junto al embalse de Bellús. Miguel Lorenzo

Los límites del control no se entendería en otro contexto, está totalmente integrada en Sempere. Habla de su historia, de su memoria y de su propio entorno, de un lugar donde las personas no están familiarizadas con el arte contemporáneo.

Entonces, ¿debe ser el arte accesible para el público y olvidar se propia naturaleza?

No tiene por qué ser una contradicción. Como creador y, también, como espectador siempre me lo planteo. Personalmente, como artista, nunca me lo planteo, no intento hacerlo de una forma didáctica más allá de su propia pieza. Ahora bien, las creaciones o los textos que las acompañan pueden ser el punto de partida para hablar de muchas cosas.

No me gusta que el arte contemporáneo sea críptico; lo es muchas veces. Pero tampoco me gusta cuando una creación es demasiado inteligible o didáctica porque todos los espectadores son inteligente y capaces de entender, captar y percibir todo el arte contemporáneo. Se pueden dar pistas, ideas que te aproximen a la historia; está genial. Pero me gusta que el espectador haga suya la pieza y su historia.