Corren tiempos complicados para mantener la salud mental a raya. Pandemias, guerras o crisis económicas hacen cada vez más difícil encontrar un estado al que se le pueda llamar felicidad. «La felicidad consiste en tener ilusión, retos, metas y objetivos por cumplir y, al mismo tiempo, moderar las ambiciones, no pedirle a la vida lo que no nos puede dar».
Son palabras de todo un experto en la materia, Enrique Rojas (Granada, 1949), catedrático de Psiquiatría y director del Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas. Rojas participa este viernes en el Congreso Medicine Talks, organizado por la Universidad Católica de València y que se celebra en el Colegio de Médicos de València, donde hablará sobre los indicadores de madurez de la personalidad. Horas antes atiende a Levante-EMV.
Personalidad equilibrada y voluntad
Rojas ha vendido más de tres millones de libros que han sido traducidos a varios idiomas. El último de ellos, Todo lo que tienes que saber sobre la vida, es una suerte de «gps para andar por la existencia en un mundo cambiante y variopinto», como su propio autor lo define. La pregunta es obvia: ¿qué debemos saber de la vida?». El doctor contesta: «Primero, cómo tener una personalidad equilibrada y madura; segundo, cómo diseñar un proyecto de vida coherente y realista, en la que hay tres notas importantes: amor, trabajo y cultura; y tercero, cómo avanzar en la vida con voluntad».
Sobre cómo conseguir una personalidad equilibrada, el doctor Rojas sostiene que se trata de «un trabajo artesanal. Eso significa tener una serie de indicadores de madurez como modelos de identidad sanos, haber superado las heridas del pasado, tener una voluntad fuerte y bien educada, tener objetivos concretos en la vida y saber diseñar un programa afectivo».
"El psiquiatra ha pasado de ser un médico poco frecuente a ser el de cabecera"
No deja pasar la oportunidad para hablar de lo que ha supuesto la pandemia para todos y su impacto en la salud mental. «La salud mental está de moda especialmente tras la pandemia. El psiquiatra ha pasado de ser un médico poco frecuente a ser el de cabecera». Al respecto, añade que «la pandemia ha traído una nueva patología, que ya existía pero que se ha hecho más masiva, que es la hipocondría, la obsesión por la salud. La crisis económica ha provocado también una situación de gran incertidumbre».
El suicidio entre los jóvenes
Rojas explica que los casos que más atiende en su consulta son, por este orden, depresiones, estados de ansiedad y crisis de pánico, y trastornos de la personalidad. En la conversación con este diario surge el tema del suicidio, que cada vez se va liberando más de los tabúes. «En este momento es la primera causa de muerte entre los jóvenes en Alemania, Francia y España», lamenta el catedrático de Psiquiatría.
En sus ensayos, Rojas aborda habitualmente el plano afectivo. «Un proyecto de vida es un programa personal en el que uno diseña los grades argumentos que son dos de entrada, la vida afectiva y la profesional». En una sociedad tan compleja, Rojas sostiene que hay dos cosas fundamentales para tener una relación de pareja estable: «Acertar en la elección afectiva y trabajar esa elección de forma artesanal. La primera epidemia psicológica son los divorcios», sentencia.
Añade sobre esto que «la sociedad se ha vuelto muy hedonista. El amor de pareja tiene un alto porcentaje de sacrificio y renuncia. Hay poca madurez sentimental». Rojas daría tres consejos a parejas que están pasando por dificultades. «Aprender a superar las heridas del pasado, evitar discusiones innecesarias y luchar por no sacar la lista de reproches del pasado».
"La sociedad se ha vuelto muy hedonista. El amor de pareja tiene un alto porcentaje de sacrificio y renuncia. Hay poca madurez sentimental"
E insiste en el concepto de felicidad. «Hay dos tipos de felicidad, la puntual, la de ‘feliz Navidad’ o ‘feliz fin de semana’, y la estructural, que es hacer balance de la vida personal y entender que uno va bien en los grandes temas de la vida. La felicidad absoluta se da en 'el otro barrio' y nosotros tenemos que aspirar a una felicidad razonable», concluye.
