'El Tipo que nunca cena en casa' o cómo convertirse en la biblia gastro de València

Las peculiares críticas de este valenciano, del que se desconoce la identidad, se han convertido en la guía culinaria de los aficionados a comer fuera de casa

Meredith es la asistente personal de El Tipo Que Nunca Cena en Casa. Sí, es una croqueta.

Meredith es la asistente personal de El Tipo Que Nunca Cena en Casa. Sí, es una croqueta. / Cortesía de El Tipo Que Nunca Cena en Casa

Marina Falcó

Marina Falcó

-"Sshh, sshh..., ¡oye!, el Tipo ha sacado nueva crítica",

-"¿Has visto lo último del Tipo? Te lo paso"

Absolutamente intrigada ante el cuchicheo y el tráfico de información que se está moviendo en la ciudad acerca de un tal 'Tipo', la profesión obliga y no tenía más alternativa que adentrarme en el mundo de las redes sociales para saber más acerca del protagonista de los corrillos creados entre los aficionados a cenar fuera de casa. ¿Quién es el autor del blog que se ha convertido en la nueva biblia gastronómica de València? ¿quién marca los designios de nuestros planes del fin de semana? Pues 'El Tipo Que Nunca Cena en Casa'.

Con más de 12.000 seguidores en Instagram, este influencer valenciano ha creado un mundo propio en el que su asistente personal es una croqueta llamada Meredith, que tiene sus oficinas en un edificio de cristal con forma de alcachofa y cuya misión de probar y dar su opinión sobre algunos restaurantes de la ciudad le viene encomendada por pertenecer "a una estirpe bastante antigua y a una figura que creó Carlos III para que le recomendara restaurantes y tabernas a los nobles de Madrid. Originalmente se llamaba “El Hidalgo que Nunca Yanta en su Morada”, y ha sido un cargo que ha pasado generación tras generación y que solo puede conceder el anterior Tipo que Nunca Cena en Casa."

Pues con esta noble presentación, procedemos a conocer las inquietudes, los gustos y los desvelos del crítico gastronómico de moda.

En primer lugar, quizás el lector se sorprenda de que no demos a conocer ni su nombre ni su rostro ¿por qué un influencer de lo gastronómico mantiene este anonimato?

Pues porque si no, lo que hago no sería de verdad. Conozco a varias personas que hablan de comida en Instagram y que llegan al local, plantan un foco y un trípode y dicen: “Atención, soy tal, vengo a hacer una reseña”. Y, claro, los camareros se desviven, el dueño te saluda, el plato te lo sacan de concurso… O peor aún, muchas veces comen de gratis o van con previo pago. ¿Qué sentido tiene recomendar restaurantes si los restaurantes te pagan por ello? Eso no es una recomendación. No mola. Yo quiero que si el camarero es un mamón con todo el mundo, sea un mamón también conmigo, para poder avisar de “oye, este tío es un mamón” o “la comida está cruda” o lo que sea. Por otra parte, si todo es fabuloso, sabré que es fabuloso porque sí, porque lo hacen bien siempre, no porque yo haya ido a reseñarlo.

¿De dónde nace la misión de dar a conocer los locales de restauración de la ciudad de València que juntan los tres requisitos indispensables? (Véase, que el gasto sea de menos de 25 euros por persona, que no sean franquicias y que tengan platos propios)

Es una larga historia. Todo se remonta a una estirpe bastante antigua y a una figura que creó Carlos III para que le recomendara restaurantes y tabernas a los nobles de Madrid. Originalmente se llamaba “El Hidalgo que Nunca Yanta en su Morada”, y ha sido un cargo que ha pasado generación tras generación entre elegidos, y que solo puede conceder el anterior Tipo que Nunca Cena en Casa. La figura de el Tipo siempre había dependido del gobierno, hasta que durante la Segunda Guerra Mundial se estableció como ente independiente, a cambio de no sacar ciertos secretos de estado a la luz. Ahora la gente sabe que existo por las redes sociales, pero ha habido muchos antes que yo, siempre hemos estado ahí, recomendando restaurantes. De hecho, hay una historia bastante buena, que implica a varios expresidentes, un tren lleno de oro nazi y un loro, pero que nos ocuparía todo el artículo. Además se la sabe ya mucha gente, otro día que tengas tiempo.

Y una incógnita que seguro que quita el sueño a los dueños de los restaurantes y bares que critica ¿qué debe tener su local para ser un "Tope de Okey"?

Pues además de cumplir los tres requisitos, tiene que tener algo, un sutil equilibrio de detalles. Una proporción inmedible entre el precio, la comida, y lo a gusto que estás. Tiene que ser barato, tiene que estar bueno, tiene que tener algo especial, tienes que querer recomendarlo, y que a la vez te joda hacerlo por si se llena y tú no tienes sitio. También ayuda tener un plato Golden Okey, que la carta no sea la típica que tienen en todas partes y, sobre todo, que la gente con la que voy flipe. Fliparlo es importante.

¿Ha notado un cambio en el panorama gastro de la ciudad en los últimos años?

Bueno, de locos. La gastronomía va como el Pull & Bear, las modas van, vienen, se asientan, te cansas de ellas, vuelven… Si sueles ir a cenar por ahí, ves enseguida los patrones. De repente, un ingrediente que hace un mes no existía, se empieza a repetir. Suelen ser cosas traídas de fuera, como el kimchi. Antes los asiáticos predominantes eran los restaurantes chinos, pero entonces llegaron los japoneses con el sushi. Nos acostumbramos, y luego aparecieron los vietnamitas y los thai, con los pad thais y los baos con panceta y cilantro. Ahora es lo coreano, las barbacoas coreanas, el pollo coreano, y te encuentras salsa de kimchi en las bravas, y mayokimchi en los calamares rebozados. Para mí, todo lo que sea sumar, y que aparezcan cosas y combinaciones nuevas que sorprendan y que estén buenas, es positivo. Lo negativo es ver cómo de repente todas las cartas se van pareciendo, y todos tienen lo mismo porque está de moda. No es normal que en una misma manzana haya cuatro restaurantes con burrata.

Más de 12.000 personas siguen sus críticas gastronómicas en Instagram. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad ¿cómo es la respuesta de los lectores?

En general, muy buena. A la gente le mola cuando les descubres un sitio al que ellos no habrían llegado, bien porque no les pilla cerca, o porque no salen mucho y han caído en la rutina de ir siempre a los mismos. También muchos restaurantes lo agradecen, porque a lo mejor están en calles que no son las típicas, y salir en el blog les ha facilitado arrancar. Además es un servicio altruista, si quieres consultas el blog, y si no, no. Se queja poca gente, la verdad.

El año pasado salió la Guía de Restaurantes y Movaidas de El Tipo Que Nunca Cena en Casa, con tirada limitada y solo se podía adquirir en una librería de la ciudad. Aunque en un principio dijo que no volvería a repetirse ¿ha cambiado de idea y sacará una nueva?

No. Yo las cosas las hago siempre for the LOL, como lo de poner un anuncio de Meredith en el metro de Colón. Para vivir la experiencia. Esa guía ya se ha hecho, y repetirlo sería convertirlo en negocio y perder la magia.

Uno de los apartados de la guía va dirigida a los camareros portentosos ¿un buen personal de sala puede cambiar la percepción de un local?

Pero vamos, y de qué manera. Un camarero máquina que se implica contigo y te aconseja bien, que tiene chispa, y que ves que no va a sacarte la pasta, te convierte un local normal, en uno al que quieres volver. Y lo contrario funciona igual, me da igual lo buena que esté la comida si tú eres un cretinazo y un subido. De hecho, es que me vienen varios locales a la cabeza, de ambas partes. Te puedo decir algunos buenos por no hacer sangre. Claudia de L’Osteria, Ruben del Muff & Co, Happy de la Aldeana, Jaume de l’Atzucac… Por suerte, hay más buenos que malos.

Los seguidores saben que Meredith, su asistente-croqueta, es quien le lleva la agenda y le da los chivatazos de los locales a visitar pero ¿tiene otras gargantas profundas repartidas por Valencia?

Ya te digo. Tengo en nómina células durmientes repartidas por todos los rincones, que me mantienen al tanto de las aperturas nuevas y los sitios interesantes. Además, no hay semana en la que dos o tres personas que siguen el blog no me escriban para recomendarme algún lugar. Meredith es quien después hace la criba, junto con los del departamento de Research.

A sus lectores les tiene preocupados un aspecto: ¿cómo lleva el colesterol cenando siempre fuera de casa?

Pues es que cenar siempre fuera no quiere decir ni cenar mucho ni cenar mal. Anda que no hay cabronazos por ahí que llegan a casa después de 10 horas sentados en la oficina, con el culo como una rotonda, y se arrean una pizza Tarradellas con papas y Coca-Cola. Uy, he dicho marcas. ¿Se puede decir marcas? Nike. Starbucks. Yo intento pedir poco frito, compensar con las comidas… Sé que cuesta creerlo, pero mi IMC está en su punto.

"También muchos restaurantes lo agradecen, porque a lo mejor están en calles que no son las típicas, y salir en el blog les ha facilitado arrancar"

Es momento de mojarse ¿cuáles serían los 5 locales que recomendaría encarecidamente para cenar esta noche?

Vale, pregunta capciosa. ¿Para cuántos? ¿En qué zona? ¿Con qué precio? Es que es como decir… ¿Qué le regalo a mi padre por su cumpleaños? Pues si le gusta la pesca, una caña, y si le gusta el claqué, unos zapatos. Si me preguntas por mis favoritos, también están en constante cambio, pero a ver. Petraher está petándolo mucho, La Llorona nunca falla, Kukla es muy molón y sirve para vegetarianos, Anyora es como el clasicazo. Y me cabría también Ultramarinos Huerta. Pero ya te digo que la recomendación perfecta requiere de matices.

¿Es posible encontrar unas buenas bravas en Valencia?¿y la inflación ha complicado comer bien por menos de 25 euros?

Vale, bravas… Es posible encontrar unas que te gusten, claro. Pero cada uno tiene las suyas. A mucha gente, por ejemplo, le flipan las del Bar Ricardo, y a mí me parece que nadan en una balsa de aceite. Se pusieron de moda las de Amparín, que bien, pero tampoco eran las mías. A mí me gusta que piquen. En cuanto a la inflación, ya lo creo que se ha notado. Por suerte la oferta es inmensa y aún se puede surfear con éxito, pero que hay restaurantes que antes entraban en los 25 y ya no, claro que sí.

¿Cuál es el plato Golden Okey al que le pondría un monumento en la plaza del Ayuntamiento?

El morro con anguila de la Bodega Anyora. Lo tiene todo. Es raro, no hay nada parecido, está de cojones, tiene texturas, sabores… La croqueta de pollo morellano de La Negri también me cabría.

Por último ¿dio usted la directriz a su departamento de Recursos Humanos de que su asistente personal debía ser una croqueta, o le hubiera convencido también un pan bao?

¿Un…? ¿Cómo? ¿Un pan bao de asistente? Pero eso no tiene sentido. ¿Cómo iba un pan bao a…? Los panes bao son panes, no hablan. No entiendo.