El «Silencio» de Blanca Portillo y Juan Mayorga llega al TEM

La obra está basada en el discurso que el dramaturgo pronunció en su ingreso en la Real Academia Española

Blanca Portillo interpretará Silencio en el TEM

Blanca Portillo interpretará Silencio en el TEM / Javier Mantrana del Valle

Maria Bas

En su discurso de ingreso a la Real Academia Española en 2019 para ocupar el sillón M, el dramaturgo, filósofo y matemático Juan Mayorga especulaba con la fantasía de que quien lo estuviera pronunciando fuese un actor que le representase. Esa ensoñación se ha hecho realidad teatral en la figura de Blanca Portillo, que este fin de semana llega a el TEM para hablar en Silencio sobre la ausencia de palabras en la vida y en el teatro, así como para viajar por silencios teatrales que resuenan en su memoria y en su cuerpo.

«Al fin y al cabo, se trataba de un discurso sobre el teatro y, dentro de este, sobre aquello que, en el teatro, hallándose más allá de las palabras, pertenece, antes que a nadie, al actor: el silencio», argumenta Mayorga.

El dramaturgo que protagoniza esta propuesta ingresó en la Academia pronunciando un discurso titulado Silencio. Sus oyentes son los otros académicos, con los que comparte estrado, y las personas que han venido a acompañarle esta tarde, entre las que se encuentran familiares, amigos, colegas, autoridades y también, desconocidos.

Blanca Portillo y Juan Mayorga

Blanca Portillo y Juan Mayorga / Javier Mantrana del Valle

Blanca Portillo da una lección magistral de interpretación en este monólogo metateatral, donde asistida tanto de su capacidad de oratoria como de sus dotes gestuales va repasando a personajes inmortales de los escenarios, como Creonte y Hemón, de la tragedia de Sófocles Antígona, Rosaura, de la obra paradigmática de Calderón de la Barca La vida es sueño; y Lopajin y Varia, de El jardín de los cerezos, de Chéjov. Entre las escenas breves del tramo final también hay guiños a La casa de Bernarda Alba, Woyzeck, El gran inquisidor y Tres hermanas, para rematar con Hamlet y su célebre frase final «el resto es silencio».

«Esta obra se levanta sobre el decir y el callar, la voz bella y poderosa y el gesto exacto, de una actriz extraordinaria. Ojalá ofrezca aquello que constituye, desde los griegos, el teatro que ambos amamos: acción, emoción, poesía y pensamiento», anhela el autor y director.