“Es importante que en Italia gobierne una mujer. Pero que venga del fascismo es peligroso”

La escritora Dacia Maraini presenta en València "Querido Pier Paolo", una larga carta de "amor y afecto" a su amigo Pasolini

La escritora italiana Dacia Maraini, ayer en la Universitat de València.

La escritora italiana Dacia Maraini, ayer en la Universitat de València. / Fernando Bustamante

Voro Contreras

Voro Contreras

Dacia Maraini, una de las escritoras italianas más importantes del último medio siglo, le ha escrito una larga carta “de amor, afecto y amistad” a su gran amigo Pier Paolo Pasolini. Su intención con este libro, según explicó ayer Maraini a Levante-EMV antes de un encuentro con los alumnos de Filología de la Universitat de València, es mostrar al Pasolini “dulce, gentil y tímido” que ella conoció y que era “todo lo contrario del polemista enfadado y agresivo, incluso violento verbalmente” que solía mostrarse en público. “El Pasolini enfadado era una reacción contra todos los ataques que recibía por su homosexualidad, por su postura ante la iglesia, por sus polémicas contra el conformismo y el consumismo. Pero no era su carácter”, asegura.

¿Por qué hoy Pasolini es una figura icónica?

Porque vivía sus ideas con el cuerpo, carnalmente. Porque fue profético en ideas sobre el consumismo, la vulgaridad de los valores burgueses, el mito del dinero y la propiedad... Y, además, porque su muerte fue la propia de un mártir y eso es lo que creó el icono.

Un icono incluso para gente de derechas. ¿Quizá porque, como usted misma escribe, era un individualista anárquico?

Sí, aunque empezó considerándose comunista, fue ante todo un anarquista. Y fue atacado siempre, tanto desde la derecha como desde la izquierda. Le atacaban desde el moralismo por ser anarcoide y homosexual y estar en contra de los valores burgueses. Después de su muerte, los mismos que le atacaron se lo quisieron apropiar. Pero él era un hombre de los sentidos que rechazaba totalmente las ideologías. No creía en la razón como instrumento para entender la realidad, para él todo pasaba a través de los sentidos, así que es muy difícil poner a Pasolini en un plano político.

Pier Paolo Pasolini y Dacia Maraini.

Pier Paolo Pasolini y Dacia Maraini. / L-EMV

¿Hay alguien hoy en día que se le pueda comparar?

Hay escritores que, cómo él, se manchan las manos. Roberto Saviano, por ejemplo, o Salman Rushdie… Escritores expuestos política y socialmente. Pero quizá no tienen el carisma que tenía Pasolini. El carisma es una cosa misteriosa, es esa capacidad de comunicar en grande. Y puede ser en lo bueno y en la malo. Pasolini tenía carisma pero también lo tenía Hitler o lo tiene Putin. Como decían los romanos, hasta que no pasen dos o tres generaciones no sabremos quienes merecen ese honor.

En lo único que no se ponían de acuerdo usted y Pasolini era ante el aborto. Usted a favor y él, en contra.

Actualmente, quien está en contra del aborto es un reaccionario. Y Pasolini no era un reaccionario. Para él el aborto era la expulsión del paraíso, que era el vientre materno, un lugar donde el ser humano está protegido, donde no existe el mal. Pero a diferencia de quien ahora está a favor del aborto y que usa el nombre de Pasolini para defender sus posiciones, la suya no era una postura política ni ideológica, sino instintiva, sensitiva. Pero yo le recordaba que ninguna mujer es feliz por liberarse de un hijo recién concebido y que la mujer siempre ha estado excluida de la gestión de su propio cuerpo.

“Quien hoy está en contra del aborto es un reaccionario. Y Passolini no era reaccionario”

Escribe que las respuestas de Pasolini no están en sus afirmaciones ideológicas sino en sus versos y metáforas. Como Pasolini, usted también suele escribir con un estilo rico en metáforas y figuras literarias para expresar ideas muy claras.

El escritor no puede hacer política. El escritor no puede cambiar el mundo ni las leyes, pero sí puede cambiar la conciencia del pueblo. La metáfora trabaja sobre la imaginación y la política trabaja sobre la acción. Y es la imaginación la que antecede a la acción. Solo imaginación te permite entender el dolor del otro: del pobre, del inmigrante, del enfermo… La política viene después.

¿Y el periodismo qué papel juega ahí?

Es una vía de mediación entre la imaginación y la política. Sobre todo el periodismo que reflexiona. Pero el periodismo tiene hoy dos problemas: la superficialidad y la mentira. Ahora hay muchos periodistas italianos en Ucrania, sobre todo mujeres, que hacen un trabajo muy valiente y que van a hablar con la gente: con los soldados, con las víctimas, con los niños… Ese es el verdadero periodismo. Pero por desgracia, la mayor parte del periodismo es superficialidad.

Usted ha escrito sobre mujeres, cárceles, prostitutas, locos, personas sin techo... ¿Qué tiene su obra de proyecto político?

Más que político, es un proyecto de cultura política. Yo no pretendo hacer política pero sí trabajar sobre esa imaginación que trabaja antes de la política. Me siento como un buzo que va por debajo de la conciencia colectivo en busca de cosas olvidadas y las saco a la superficie. Este trabajo es el verdadero deber del intelectual.

“El debate sobre la identidad de género ha de adaptarse a la realidad, no a la ideología”

Escribe en una de las cartas a Pasolini que algo “esencial” del feminismo ha sido “no ideologizar” y escuchar las experiencias de las demás. ¿De ahí, del exceso de ideología, viene la división que generan dentro del feminismo debates como el de la autodeterminación de género?

Es muy complicado porque el mundo está cambiando. La delimitación de los géneros era necesaria cuando la humanidad estaba en peligro de desaparecer y por eso la homosexualidad era un tabú terrible, porque el ser humano necesitaba reproducirse. Ahora somos demasiados humanos, no hay suficiente agua, comida, oxígeno... Así que esas delimitaciones de género de hace siglos ya no tienen sentido. Por eso, la discusión sobre la identidad de género ya no tiene que ser una cuestión ideológica sino de adaptación a la realidad, porque las cosas cambian y cambia todo el sistema de valores tradicionales. De una manera inteligente, pero hay que aceptar que la realidad ha cambiado, incluida la de la identidad de los géneros. No sé si es bueno o malo, pero no aceptar los cambios es un error.

Alberto Moravia y Dacia Maraini.

Alberto Moravia y Dacia Maraini. / L-EMV

Recuerda en el libro las conversaciones que mantenían Pasolini y Alberto Moravia, que fue la pareja de usted durante años. ¿Qué es lo que más añora de los dos?

Sigo sintiendo un gran amor por Alberto, que era un hombre maravilloso, de gran apertura, inteligencia y bondad. Era la bondad personificada. Y por Pier Paolo sigo sintiendo una amistad muy profunda. Y ambos eran dos personas totalmente diferentes: Pier Paolo quería entender el mundo a través de las sensaciones y Alberto a través de la razón. Cuando viajábamos a África, Pier Paolo se empapaba de los sonidos, de los olores, de los sabores. Alberto se estudiaba la historia, la religión, la antropología… Y entre los dos se complementaban y por eso eran tan amigos.

¿Y usted que es más, racionalista o sensitiva?

Yo me considero muy racionalista, mi padre era antropólogo y vengo de ese mundo racional. Pero siempre he admirado y me ha fascinado la sensibilidad de Pasolini.

¿Cómo vive la hija de un antifascista como usted que Italia cuente con una primera ministra que viene del fascismo?

Desde el punto de vista simbólico creo que es muy importante que haya una presidenta del consejo que sea mujer, porque se ha roto un tabú, algo que la izquierda no ha conseguido. Pero desde el punto de vista práctico es muy peligroso. No por parte de ella, que ha demostrado mucha inteligencia al entender que no es lo mismo estar en la oposición que gobernar. Su postura respecto a Ucrania, por ejemplo, es la Europea, la que no han entendido ni Berlusconi ni Salvini. Ahora el problema es saber cómo esta contradicción va a seguir adelante dentro de la coalición de gobierno.

¿Pero es bueno para el feminismo que Meloni esté en poder, por muy mujer que sea?

Simbólicamente es importante porque quiere decir que es posible que una mujer gobierne. Después juzgaremos los hechos y aunque sea mujer, criticaremos lo que haga mal.

Valencia. Dacia Maraini. Escritora

Valencia. Dacia Maraini. Escritora / Fernando Bustamante