Entrevista | Manolo Bertrán Líder de Doctor Divago

"El reino de Doctor Divago no es de este mundo"

Tras tres décadas imponiéndose al tiempo y las modas, la banda valenciana regresa con disco nuevo y concierto de presentación el próximo viernes en el Loco Club

Doctor Divago

Doctor Divago / Josep Escuin

Voro Contreras

Voro Contreras

Doctor Divago llega a los 33 años con uno de los mejores discos de su larga y particular carrera, 'La tierra prometida', el cual presentarán el próximo 31 de marzo en el Loco Club. “Es un disco hecho con mucha calma -explica el líder de la formación, Manolo Bertrán-. Paradójicamente, la pandemia nos favoreció porque ante la perspectiva de presentarlo con limitaciones de aforo, mascarillas y demás, decidimos retrasar su salida, cocinarlo más a fuego lento. Siempre ha sido un poco así porque nunca hemos contado con el favor de la industria y, por lo tanto, nunca nos hemos sometido a sus dictados. Hemos trabajado siempre con absoluta libertad, hemos sido un grupo absolutamente independiente”.

A usted que le gustan tanto las referencias religiosas en sus canciones, ¿diría que los ritmos de creación de Doctor Divago no son de este mundo?

Esa frase me viene muchas veces a la cabeza, que el reino de Doctor Divago no es de este mundo, es una frase que planeaba incluso sobre la canción “Ojos de serrín”.  Y lo de las referencias religiosas no lo puedo evitar. No he tenido una formación religiosa pero sí una edad en la que cuando eras crío te hablaban bastante del temor de Dios.

Esa canción habla de un mundo que ya no es el propio. No puedo evitar pensar en vuestra música como algo que se ha quedado en un limbo rockero extemporáneo.

Hemos sido un grupo dedicado a cincelar su propio universo desde el principio. Pero ojo, que nos ha costado encontrar nuestro sitio. Hemos sido una batidora de mogollón de influencias que puede despistar mucho a la crítica y al público pero que también tiene mucho encanto. Y nuestro interés siempre han sido las canciones atemporales que, por encima de modas, estilos, producciones o instrumentación, te pueden enganchar en cualquier momento.  Hacer ese tipo de canción ha sido nuestro principal interés. Nunca hemos tenido un referente y aunque sí tenemos nuestros grupos favoritos -los Doors, los Bealtes, Lone Star, Nacha Pop o 091- nunca hemos querido sonar como una banda u otra.

¿Está ahí el secreto de los 33 años de Doctor Divago, en haber sido su propio referente?

Creo que hay varios secretos y ese quizá sería uno. Otro, que nuestra relación con la industria siempre ha sido tangencial y no nos hemos contaminado por las cosas dinerarias que suelen cargar algunos grupos. En algún momento pudo haber una expectativa de éxito pero nuestra meta siempre ha sido disfrutar y construir una obra que sea nuestro propio universo.  Por supuesto, si lo escucha más gente mejor, pero no es un fin en sí mismo.

Eso y que ustedes un poco cabezones deben de ser.

Sí, desde luego, el empeño y el hecho de que Chumy, Balli y yo hayamos seguido juntos desde el principio. Y fundamental también, el hecho de que Edu y David llegaran hace ya 20 años para apuntalar el grupo. Y no siempre fue así. Entre 1998 y 2023 entraron y salieron bajistas y guitarras a punta pala. Si la tónica esa hubiera seguido, no hubiéramos llegado hasta aquí.

El álbum se abre con una canción sobre planes e ilusiones desbordantes y maremotos en la sangre que me hacen renacer. ¿Un aviso?

Siempre hay un juego en las letras, una ambigüedad. Igual que el disco anterior empezaba con “aún queda vino”, como un “aquí estoy yo”. No puedes evitar ser un tanto referencial, es un tipo de juego que me gusta.

¿Qué supone para ustedes seguir juntándose en un local de ensayo cada semana para hacer rock’n’roll?

Para nosotros ir al local de ensayo es un ritual. No sabemos trabajar de otra forma que la de machacar las canciones en el local de ensayo y llegar al estudio con todo bien mirado. Hay gente que hace el esqueleto de la canción y que en el estudio el técnico se la vista, pero nosotros preferimos tener todo el control.

¿No le dan envidia esos músicos que se sacan un disco entero con un ordenador y sin salir de casa?

Yo no tengo ningún problema con la gente que se lo hace todo en casa con programaciones, pluggins, etcétera. Si la canción sale chula, por mí ningún problema. Yo trabajo con Ángela (Bonet), que tiene una parte muy electrónica, y me gusta mucho. Pero Doctor Divago es otra cosa. Ten en cuenta que somos un grupo del siglo XX, casi del XIX (ríe). La primera vez que yo hice una canción era 1980 y ha llovido mucho hasta hoy.

¿Qué le inspira más a la hora de componer, lo que tiene alrededor o lo que pasa dentro de usted?

Siempre he estado atento a las dos cosas. He tenido mucho mundo interior para sacar canciones, algo que a veces es fastidiado porque acabas haciéndote chistes privados. A partir de un momento determinado empecé a utilizar en las canciones más referencias del entorno, culturales, próximas a mí, cosas de mis amigos, lo que me hace sentirme más cómodo.

¿Se puede entender València a través de los 33 años de Doctor Divago?

Eso sería demasiado osado, pero sí hemos dejado constancia de cosas que conozco y alguna vez nos han dicho que hacemos una cartografía emocional de la ciudad. Creo que es exagerado, pero algo puede haber. Hemos hablado de la calle Turia, de la finca maldita de Gracia Imperio, de la Caverna, del metro… Son referencias que necesito para construir el discurso porque es mi vida.

A usted que le gusta tanto el boxeo, ¿con qué púgil podríamos comparar a Doctor Divago?

Un ejemplo de puta madre es Floyd Patterson, que fue campeón del mundo de los pesados, pero era un tipo que no era muy encajador y se iba al suelo con frecuencia. La prensa de la época le llamaba Freud Patterson porque era muy juicioso y reflexivo para ser boxeador. Y al tipo le dijeron una vez: eres el campeón del mundo que más veces ha visitado la lona. Y el tío contestó: sí, pero también soy el que más veces se ha levantado.  

Doctor Divago

Doctor Divago / Josep Escuin