Wedding Present en concierto

Regalo de boda para una ex

Wedding Present sobre el escenario de 16 Toneladas

Wedding Present sobre el escenario de 16 Toneladas / F.S.

Fernando Soriano

Fernando Soriano

Los Wedding Present son una exnovia a la que pierdes la pista durante años pero, cuando te la vuelves a encontrar, te alegras un montonazo. A los tres minutos de conversación, a la tercera mirada, al tercer acorde, recuerdas perfectamente por qué te enamoraste de ella. Por mucho tiempo que haya pasado te percatas de que sigues conservando su tacto, su olor, su sabor, sus melodías, la memoria de sus formas, de sus manos, de su sonrisa y de los momentos maravillosos que compartisteis. Pasa el tiempo, no os hacéis ni caso, pero cuando ella te llama acudes como si te fuera la vida en ello porque le guardas un cariño muy profundo. Aunque te gastara una putada muy gorda.

El miércoles por la noche, en el 16 Toneladas, me pasó eso que les cuento. Con la banda inglesa, digo. De mis ex, ni rastro. Presentaban su último elepé, el estupendo 24 songs, en el que han recopilado los doce singles que sacaron el año pasado, a razón de uno al mes. A la llamada de David Gedge acudimos muchos exnovios y exnovias suyos, ya mayores, aguijoneados por un puntito de nostalgia, pero también un buen número de jóvenes que vivieron su primera noche de amor con ellos. "Bienvenidos al mundo de los Wedding Present”, les saludó el guitarrista desde lo alto del escenario después de preguntarles si lo habían disfrutado. Y tanto que sí.

Wedding Present en concierto en València

Wedding Present en concierto en València / F.S.

Durante casi dos horas, el cuarteto atronó la sala a un ritmo vertiginoso con alguna parada para tomar un respiro y salpicar a la peña con bromas, chistes y explicaciones. Gedge estuvo afable, risueño, muy expresivo, gesticulando ligeramente histriónico durante las 20 canciones que nos ofreció. Hubo para todos los gustos. Desde 1987, cuando publicaron el impactante “George Best”, han cosechado más de 300 canciones, por lo que cada uno echó en falta algunas de sus favoritas. Faltaron muchas, pero descubrimos o redescubrimos algunas que teníamos olvidadas de discos clásicos como el arriba citado, “Bizarro”, “Watusi” y “Seamonsters” y de otros como “El Rey”. Aun así, algunos lanzaban sus peticiones a grito pelado, provocando la amable pero jocosa reacción del jefe. Vendremos más veces, tranquilos, decía. Pues a ver si a la próxima tocáis “Interstate 5”, mante, que sí que la tocasteis en Grecia hace mes y medio, pensaba yo.

La actuación transcurrió veloz, llena de tensión, intensidad y electricidad. Su música, sencilla y contundente como un ladrillazo en un escaparate, no admite florituras. Ni siquiera coros que adornen la voz grave de Gedge, una de mis manos derechas preferidas del rock. Por ejemplo, me encanta la de Pete Townsend, es de oro puro, construyó el sonido de una era. La de James Hetfield es de bronce, sólida y pesada. La del líder de los weddos es de azogue, se mueve a un ritmo endiablado, como si el cuerpo del gachó tuviera un corazón extra bombeando sólo para ella. El nota la menea como cuando tú rallas queso encima del plato de macarrones. A dolor. Qué ironía que una de sus Stratocaster lleve en la pala una pegatina donde pone “Clapton”. Eric Slowhand, mano lenta. Juas.

Wedding Present en València.

Wedding Present en València. / F.S.

Someterse a aquellos trallazos de electricidad mercurial fue como meter los dedos en el enchufe. Como cuando el Coyote se queda pegado a la red y se le ve el esqueleto de manera intermitente después de que el Correcaminos se la juegue por enésima vez. Latigazos con el voltaje a tope, cuerdas restallando y escupiendo más notas de las que caben en un compás. Miren que las maltrató, apretando bien abajo del mástil, aporreándolas con un tubo de slide. Y oigan, no partió ni una. No como el telonero, Kip Berman, de The Pains of Being Pure at Heart y The Natvral, que rompió una durante su actuación, con mucha influencia de Dylan y Billy Bragg. Un amor de chaval a que le sabía mal tomar prestada una guitarra de los ingleses, cosa que al final hizo mientras un técnico le cambiaba la cuerda rota por una nueva… que se rompió justo acabando el apaño. Y vuelta a empezar.

Lo explicaron al final, antes de intentar rompernos el cuello con “Granadaland”. Los Wedding Present son una banda que jamás hizo un bis y en esta ocasión no iba a ser diferente. Ni falta que hizo, porque cada vez que se suben a un escenario se vacían con esa actitud tan indie y tan acorde con su música básica, vibrante, fresca y agitada, para la que no encuentro ni un precedente claro ni un sucesor evidente. Eso mismo era lo que comentábamos en los corrillos de la calle con esa cara de tonto que se te queda cuando una exnovia te dice eso de “hale, aquí te quedas, ya nos volveremos a ver por ahí”.