70.000 euros por un Ribalta de la familia Borja

Fernando de Borja compró «Virgen de las guindas» cuando era virrey de Valencia

"Virgen de las guindas", de Francisco Ribalta.

"Virgen de las guindas", de Francisco Ribalta. / Levante-EMV

Begoña Jorques

Begoña Jorques

Uno de los alicientes de comprar arte, además de la calidad de la obra, es la historia que lleva a sus espaldas. Este es el caso de «La virgen de las guindas», óleo sobre lienzo realizado en torno a 1615 y 1620 por Francisco Ribalta (Solsona, Lérida, 1565-València, 1628). Esta obra, que sale el próximo lunes a subasta por 70.000 euros, perteneció a la familia Borja (los Borgia en italiano), que tiene entre sus miembros a papas (Calixto III y Alejandro VII), a la ‘maltratada’ por la historia Lucrecia y hasta un santo (San Francisco de Borja).

La casa de subastas Ansorena vende este cuadro que perteneció a uno de los miembros de esta noble familia: Fernando de Borja y Aragón (Lisboa, 1583-Madrid, 1665), conde de Mayalde, Simarí y príncipe de Esquilache; ocupó a lo largo de su vida diferentes cargos de poder bajo los reinados de Felipe III y Felipe IV. El primero le encomendó misiones como embajador en Saboya, Florencia y Roma. El segundo lo incorporó como gentilhombre de su Real Cámara y le nombró virrey de Aragón. 

«Gracias a su elevada posición, logró atesorar una importante colección de pintura que, tras su muerte, fue valorada por [el también pintor] Juan Antonio Escalante en 1666. El inventario redactado muestra una colección con una clara preferencia por los grandes maestros italianos, especialmente por los venecianos, pero entre estas pinturas figuraba una única obra realizada por un pintor español, Francisco Ribalta, que se valoró en la elevada suma ciento diez reales y que representaba una Virgen con el Niño dándole unas guindas», señalan desde Ansorena.

Según la casa de subastas, la obra fue posiblemente adquirida por Fernando de Borja y Aragón para su colección durante los años en los que ocupó el cargo de virrey de Valencia, entre 1635 y 1640. «Ribalta había fallecido en 1628 por lo que suponemos que no debió de ser un encargo directo al pintor, pero la fama que había alcanzado en vida todavía permanecía vigente en aquellos años y sus pinturas seguían siendo requeridas por los grandes coleccionistas de la época», explican.

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