Ortografía musical

Gran tirón tuvo el Cuarteto Moser, integrado por cuatro jóvenes artistas de Japón, Italia, Logroño y Valencia que desde 2020, realizan una sólida carrera internacional con premios que avalan el éxito como el conseguido para la SFV.

Abrieron el concierto con la Fantasía Z 742, de Purcell, miniatura originalmente escrita para violas, -que ellas reconvirtieron para su cuarteto- y que les sirvió como calentamiento. Tocan totalmente entregadas a sus instrumentos -y por supuesto, a la partitura- y lo hacen cómodamente, sin aspavientos, y de ahí que sus versiones resulten frescas, proyectando luz propia, con un sonido amalgamado, convencidas y convenciendo al auditorio.

De los 23 cuartetos de Mozart, ellas eligieron el K 387, en sol mayor, apodado "La primavera" el cual fue vehículo para confirmar su excelente escuela individual así como la manera de resolver el estilo de la obra aportando toda una ortografía musical donde primó el relieve mozartiano, demostrando que tocaban realmente a gusto.

Cambio total en la segunda parte impuesto por el Cuarteto nº 1, en la menor, del húngaro Bela Bartok. Escrita hace mas de 100 años, fue resuelta con arrojo, venciendo las distintas exigencias técnicas de cada instrumento: los violines sutiles de Miyashita y Muro, la viola diafana de Bataller y la pasión del cello de Galasso.

Bartok se muestra deudor de su admirado Beeethoven e igualmente deja patente su querencia por la música popular de su país en diferentes momentos del cuarteto. Como bis se deleitaron con un fragmento de Vistes al mar, de Toldrá y por ello recibieron la gran ovación de la noche. Seguro que vuelven.