Disfrutar de la ópera más allá de los sentidos

El Palau de les Arts adaptó, con la colaboración de Teatro Accesible, la obra «Rusalka» para personas con todo tipo de discapacidad 

Justina Pérez recibe algunas indicaciones.

Justina Pérez recibe algunas indicaciones. / Miguel Lorenzo.

Saray Fajardo

Saray Fajardo

El acceso a la cultura es un derecho universal o, al menos, debería serlo. Sin embargo, en la mayoría de ocasiones no es así, ya que los espectáculos no están adaptados a todas las personas. «Hay discapacidades que son invisibles, como en mi caso la discapacidad visual, por lo que tenemos que hacer ruido para que se nos tenga en cuenta», lamenta Justina Pérez. Ella es una apasionada de la ópera. Sin embargo, no puede disfrutar de ella como lo haría el resto de la sociedad. Para poder acceder a este tipo de espectáculos, Pérez debe hacerlo acompañada. «Necesito a alguien que me vaya leyendo, por lo que es molesto porque la persona que me acompaña no disfruta y, además, la gente nos pide que callemos porque se creen que estamos de cháchara», lamenta. 

Aunque muchos de los espectáculos de la ciudad no están adaptados a las personas con discapacidad, ella pudo disfrutar «de manera completa» el pasado viernes de una representación de la ópera Rusalka en el Palau de les Arts. En este sentido, Pérez contó con una audiodescripción que no sólo narraba el contenido de la ópera, sino que también abordaba todo lo que ocurría en el escenario, su contexto y decorado. 

«¿Si las pantallas de los móviles u ordenadores pueden traducir porque no ponen una voz que lea las pantallas en la ópera?», se preguntó la afectada, quien añade que «sólo necesito unos auriculares que vayan describiendo para no molestar a nadie». Por eso, decidió enviar una propuesta, junto a la ONCE, para poder disfrutar de este tipo de actos de manera independiente. «Fue una experiencia maravillosa porque lo escuchas, te enteras y disfrutas. Además, te da autonomía porque no dependes de nadie y el acompañante también puede disfrutar sin tener que ir comentando cada escena», explica. 

Javier Jiménez, director del proyecto Teatro Accesible.

Javier Jiménez, director del proyecto Teatro Accesible. / Miguel Lorenzo

Ella ya disfrutó de la adaptación de Pan y Toros el pasado año en el mismo Palau y ahora lo ha vuelto a hacer con esta adaptación, que no será la última durante esta temporada. «Ojalá se aplicara a todas las óperas, porque, aunque sólo sea una persona, también tiene derecho a acceder», denuncia. 

Recursos tecnológicos

Pérez se pregunta por qué no se aplica la tecnología y sus avances a la cultura. En este sentido, el director del proyecto Teatro Accesible, Javier Jiménez, reconoce que «ofrecer medidas de accesibilidad no es costoso, por lo que se podría aplicar, al menos, en una representación de cada una de las producciones».

En este caso, Jiménez ofrecía servicios de ayuda auditiva para personas con implante coclear con el fin de facilitar la experiencia y, por otra parte, una audiodescripción más completa para personas con discapacidad visual. 

Antes del espectáculo, los usuarios accedían a un mensaje sonoro con toda la información técnica y artística de la obra. Estos mensajes también se distribuyen cuando no hay diálogo o música durante la representación. «Son mensajes descriptivos grabados de manera concisa para complementar la información», explica. Además, este sistema también adapta los textos dialogados en otros idiomas.