Las barreras de la cultura

Las entidades valencianas representantes de personas con discapacidad lamentan la falta de adecuación tanto en infraestructuras físicas como en la implementación de tecnologías de asistencia 

Uno de los teatros accesibles en España.

Uno de los teatros accesibles en España. / Levante-EMV

Saray Fajardo

Saray Fajardo

«Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho». Así lo recoge el artículo 44 de la Constitución Española. ¿Pero realmente todo el mundo puede disfrutar de esta oferta en las mismas condiciones? «Aunque muchos espacios culturales en València han comenzado a implementar mejoras para garantizar el acceso a personas con discapacidad, la realidad es que aún existen barreras significativas», reconoce Luis Vañó, presidente del Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad de la Comunitat Valenciana (CERMI). 

Algunos teatros y salas valencianas todavía cuentan con barreras arquitectónicas y carecen de servicios que garanticen una experiencia completa y enriquecedora para todos. El CERMI denuncia que la adecuación de estos espacios abarca diversas facetas «desde la infraestructura física hasta la implementación de tecnologías de asistencia». Por ello, reclaman mejoras en los sistemas de sonido para que las personas con problemas auditivos puedan disfrutar de las obras con claridad, pantallas de subtitulados para facilitar la comprensión de contenido y ampliar el alcance, servicios de autodescripción para las personas con discapacidad visual para que puedan seguir la acción a través de narraciones detalladas o garantizar que las personas con discapacidad sensorial tengan acceso preferente a las primeras filas para tener una visión despejada. 

Ante estas carencias, el Boletín Oficial del Estado publicó el Real Decreto 193/2023, que entrará en vigor el próximo año para que los centros y servicios culturales, tanto públicos como privados, elaboren y pongan en práctica planes específicos de accesibilidad. Sin embargo, Vañó señala que su «implementación efectiva depende de la voluntad y el esfuerzo conjunto de las administraciones públicas, los gestores de espacios culturales y la sociedad en su conjunto». 

Hasta 2030

Según recoge el texto, las medidas deberían implantarse en un año, aunque en los bienes y servicios con ajustes razonables se prolongarán hasta 2026, mientras que los de titularidad privada deberán adaptarse antes del 2030. Sin embargo, Catalina Martín, miembro de Teatro Accesible, señala que «queda trabajo por hacer y, si no cambian, llegaremos tarde».

El proyecto Teatro Accesible, que nació en 2011, trabaja en varias ciudades de España para promover un ocio accesible. Lamentan que «en València la oferta es muy escasa y debe tenerse en cuenta porque las personas con discapacidad tienen el mismo derecho a acceder y no es tan difícil adaptarse». Este año están colaborando con Les Arts, que pretende «fomentar la accesibilidad y la inclusión en la actividad lírica, para que las personas con discapacidad y mayores puedan ejercer su legítimo derecho de acceso a la cultura». 

Tres funciones adaptadas

Durante esta temporada, Les Arts ha puesto en marcha tres funciones accesibles para personas con discapacidad visual y auditiva. La primera fue el pasado 11 de noviembre en una representación de la zarzuela «Pan y Toros». Este 2024 se sumarán la función «Rusalka» el 9 de febrero y una de las sesiones de «Un ballo in machera». Concretamente, se facilitarán autodescripciones para las personas ciegas o con discapacidad visual y podrán disfrutar de la obra a través de unos auriculares con una voz en off. Por su parte, las personas mayores, con problemas de audición o usuarios con audífonos o implante coclear podrán escuchar la función de manera nítida a través de un bucle magnético individual o mediante el sonido amplificado en los auriculares. 

Otros teatros valencianos como el Olympia cuentan con aparatos para los espectadores con audífonos o con problemas auditivos. Sin embargo, reconocen que «las traducciones especiales son caras y se suelen hacer en producciones públicas». En este sentido, el presidente del CERMI reivindica que «la inversión en accesibilidad enriquece la cultura, la hace más diversa y accesible, reflejando los valores de inclusión y equidad que València aspira a representar». Por eso, recalca que la adaptación es un proceso en curso, que «requiere una revisión continua y la implementación de mejoras específicas».