«La improvisación es la música más contemporánea que existe»

El escritor, músico y editor Josep Lluís Galiana publica su nuevo libro «La libre improvisación musical, fuente inagotable de inteligencia emocional»

La obra recopila una serie de ensayos sobre la espontaneidad como impulso a la creatividad 

Josep Lluís Galiana posa con su libro.

Josep Lluís Galiana posa con su libro. / Levante-EMV

Begoña Jorques

Begoña Jorques

Escritor, músico y editor, Josep Lluís Galiana publica nuevo libro, La libre improvisación musical, fuente inagotable de inteligencia emocional (EdictOràlia Música). En él recopila ensayos y escritos en torno a la improvisación musical, así como la gestión de las habilidades emocionales, cognitivas y de conducta; en él aborda los beneficios de esta manera de hacer música en el ámbito artístico y personal. 

Sobre el germen de esta nueva obra, Galiana señala que «siempre escribo desde la experiencia». «Partimos -dice- de la base de que la música es el arte más emocionante, el más emotivo que hay. Los clásicos ya decían que es el arte de los afectos. Es pura emoción. En el caso de la improvisación, en el que no median partituras, ni estructuras, ni un director, cada improvisador es un creador junto a otros creadores. Solo está la escucha y el mirar al otro. Así que las emociones están todavía mucho más a flor de piel». 

A partir de ahí, Galiana defiende que «hay una relación directa entre inteligencia emocional e inteligencia musical. Ambas se retroalimentan, se crea una simbiosis». «El improvisar con otros pone en valor la empatía», añade. Además, defiende que la libre improvisación «no se atiene a ningún estilo ni género musical, sino que es la música más contemporánea que existe. Es la que se produce en ese instante porque los propios improvisadores, cuando se juntan, no saben lo que va a suceder».

El arte «del momento»

De ahí que la improvisación sea una música única, que nunca volverá a ser igual y en la que las emociones de los artistas tienen mucho que ver porque uno no es el mismo al que fue ni si quiera cinco minutos antes. «No son los sonidos, sino los propios improvisadores los que se ponen en juego. Tus emociones, estado psicológico, sentimental y emotivo, influye. Influye en toda manifestación artística, pero cuando se trata de un arte del instante, del momento, influye muchísimo más».

En su libro recoge incluso la influencia de la improvisación en autores como Cervantes. «Estaba muy influido por la comedia del arte italiana, que tenía un gran componente improvisatorio. Los teóricos dicen que Cervantes tenía conocimientos musicales y en El Quijote aparecen aspectos musicales y cómo se improvisaba. Estamos hablando de una época en la que la improvisación todavía era un componente muy importante. Luego, con la llegada del Romanticismo, se pierde».

Respecto a qué debe tener un músico para improvisar, Galiana cita al trompetista estadounidense Don Cherry que decía «un instrumento», ya sea una trompeta, un saxo -como es el caso de Galiana- o la voz. «Hay que tener un instrumento con el que poder expresarte», dice Galiana quien recuerda sus experiencias en la improvisación con niños. «Los niños se supone que todavía no tienen destreza instrumental. Le das un instrumento y para ellos es un juguete, que es como debería ser. Y empiezan a explorarlo y a sacarle ruidos, a manifestar lo que se les pasa por la imaginación. Lo que hace falta es eso: imaginación, creatividad, ganas de decir algo. He improvisado con músicos que tienen una gran destreza técnica, que han estudiado mucho y también con músicos que tienen un control no tan alto, pero que son capaces, con cuatro elementos, de improvisar fantásticamente».

Para el músico y escritor, volver a la infancia «debería estar en nuestra cabeza permanentemente. Cuando nos pasa algo deberíamos plantearnos ‘¿qué haría si tuviera cinco años?’ Porque encontraríamos una solución muy interesante a nuestros conflictos. Con ese recuerdo nos situaríamos en ese terreno de juego de la espontaneidad, de hacer las cosas porque nos gustan, porque nos lo pasamos bien y porque tenemos la curiosidad todavía intacta».

Más allá de la flauta en el cole

Hablando de niños, Galiana lamenta que en el plano educativo no ha cambiado mucho el escenario en el que los niños aprendían biografías de compositores de memoria y «tocaban» la flauta en las escuelas. Sin embargo, arroja algo de luz y explica que «hay una nueva generación en Magisterio que quiere mover esas estructuras anticuadas y decir ‘tenemos que meterlos en el sonido, ‘emborracharlos’ de sonido. Lo que más nos interesa es seguir desarrollando esa espontaneidad que tienen los niños, que sigan improvisando unos con otros, darles herramientas, instrumentos nuevos con los que jugar», concluye.

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