Román, tras la cornada en Las Ventas: "Aguanté herido por amor al toreo"

El diestro de Benimaclet se recupera en la Clínica Fraternidad de Madrid después de sufrir una grave cornada de 20 centímetros

"Estoy bien, pero disgustado por no cumplir mi objetivo que era obtener un triunfo", asegura 

Román es trasladado a la enfermería de Las Ventas por los banderilleros.

Román es trasladado a la enfermería de Las Ventas por los banderilleros. / Plaza 1

Jaime Roch

Jaime Roch

Román volvió a derramar su sangre en la plaza de toros de Las Ventascuando todavía no habíamos olvidado el terrorífico cornalón que le infirió un toro de Baltasar Ibán en junio de 2019 en esta misma plaza: «Es mi cornada número 12, justo arriba de la del toro de Baltasar. El toreo es así, pero ojalá lo próximo en Madrid sea salir por la puerta grande», asegura desde el hospital con un tono de voz sereno y alegre, ese que siempre le caracteriza. Entre este martes o miércoles podrían darle el alta porque la evolución de la herida es «muy buena». 

El pasado domingo, un chorro de sangre emanaba de su muslo derecho, como si hubiesen dejado entreabierto el grifo de una fuente, pero su semblante impertérrito nunca le cambió. La gravedad del percance era evidente: su sangre, que tintaba su vestido verde oliva y oro, le llegaba ya a la suela de su manoletina, encharcada también de su dignidad torera tras aguantar épicamente en pie y dar muerte a 'Gardacho', el toro de Victorino Martín que brindó a la Infanta Elena y que le hirió en el sexto festejo de la Feria de Otoño: «Quería demostrar mi momento y aposté porque me hacía falta un triunfo importante y sabía que podía llegar esa tarde». 

El torniquete

Porque en esto del toreo no hay trampa que valga. Con un sentido heroico, justo y seguro como su tauromaquia, el torero de Benimaclet pidió tranquilidad con sus manos a los banderilleros que fueron a socorrerle y José Ángel Muñoz 'Períco', subalterno de la cuadrilla del torero sevillano Borja Jiménez, le hizo un torniquete por debajo de la herida para frenar la hemorragia: «El cirujano Fernando Carbonell nos enseñó a hacer torniquetes cuando estaba en la Escuela Taurina de València y, al ser una cornada que solo afectó a las venas, se tiene que hacer debajo de la herida», señala mientras no quiere dar importancia al gesto: «Me quedé en el ruedo porque así lo sentí, por amor al toreo y porque vi que podía darle muerte al toro, aunque no quería dar una imagen desagradable. Conozco a mi cuerpo y cuando han sido cornadas que me han afectado a las arterias, la pierna me ha abrasado. Esta vez no tuve la misma sensación», recuerda. 

Momento en que 'Períco' le hace el torniquete a Román

Momento en que 'Períco' le hace el torniquete a Román / Plaza 1

La cogida vino en el primer toro de la tarde, donde se jugó toduzamente la vida porque él entendía que su vida valía para eso: quedarse clavado como una estatua en medio de ese volcán de emociones que supone Las Ventas para tirar de la embestida del toro, que no terminaba de pasar ni humillar.

La cornada llegó al pubis

Y todo ocurrió con una rapidez cinematográfica (pero muy real): «El animal me engañó porque venía gazapón, embestía como andando, pero con mucho sentido y me echó mano. La cornada es extensa y grave porque me llegó al pubis y eso fue lo que me frenó el pitón», recuerda. «Quería salir a lidiar mi segundo toro y casi discuto con los médicos, pero me operaron con anestesia general y, tras la operación, me subieron rápidamente a la ambulancia». 

«Las cornadas se superan con motivación y ahora me apena no poder torear en Perú los días 13 y 14 de octubre. Creo que en menos de 15 días estaría listo para torear», señala. Otros países como Colombia y México también le esperan durante este invierno.