Vicent Chilet, Valencia

El mítico ex jugador internacional holandés Servaas Faas Wilkes Laarts (Rotterdam, 13-10-1923) falleció ayer, a los 82 años, tras sufrir un paro cardíaco. Con Wilkes se marcha el primer gran ídolo de masas de la afición del Valencia, club en el que rindió a gran nivel entre 1953 y 1956. Tras regresar a Holanda aún jugó posteriormente una temporada, la 1958-59, en el Levante UD, ya veterano, con 35 años.

A pesar de fichar por el Valencia casi con 30 años tras haber sentado cátedra en el Inter de Milán entre 1949 y 1952 y en el Torino en la campaña 52-53, «l$27olandese volante» (como le conocían los hinchas italianos), ofreció su mejor repertorio. Su fichaje se fraguó en la visita del Torino a Mestalla el 20 de junio de 1953 en un partido homenaje a Antonio Puchades. En la cena posterior al amistoso, Guzmán Zamorano, presidente de la Federación Valenciana y admirador del holandés, preguntó al presidente del club granata: «¿Cuántos vagones de naranjas aceptarían a cambio de Wilkes?». El Torino, una entidad que había comprado a Wilkes para renacer el mítico Grande Toro que se mató en accidente de avión en 1949, captó la broma y accedió a la venta de su estandarte. El Madrid tenía a Di Stefano y el Barcelona a Kubala. Pero el Valencia tenía a Wilkes.

Mestalla nunca ha visto a un jugador con una técnica tan virtuosa como la de Wilkes. En un fútbol tosco como el de la época, Faas se distinguía por la elegancia de su eléctrico regate y apenas necesitaba un palmo de césped para dejar sentado a los rivales. Una habilidad extraña en un futbolista fibroso que sobrepasaba los 1$2790 metros de estatura. Su compañero de equipo Mestre, fascinado por su dribling, llegó a decir que era «el único jugador del mundo capaz de hacer una pared consigo mismo».

Wilkes se divertía bailando con el balón pegado a la bota, en movimientos de pelvis al estilo Elvis, para acto seguido arrancar hacia la portería rival con una velocidad vertiginosa antes de anotar goles prodigiosos, que llenaban de pañuelos blancos la grada. 38 tantos anotó en 62 partidos con los valencianistas. Wilkes participó con dos tantos en la mayor goleada en Liga del Valencia en casa, un 8-0 ante el Sporting el 29 de noviembre de 1953. Después de una genial actuación ante el Racing de Santander, un grupo de enfervorizados hinchas lo llevó en hombros desde Mestalla hasta La Pepica, el restaurante predilecto de Faas, reconocido devorador de paella. Tanta admiración levantaba que el campo se quedó pequeño y la directiva ideó el proyecto de ampliación de la tribuna (que arrasaría la riada de 1957) conocido como Gran Mestalla para que más gente pudiera disfrutar.

Todo un señor, Wilkes se integró perfectamente a la vida de la ciudad. Incluso llegó a chapurrear el valenciano, lo que le dio pie a realizar las bromas de sus compañeros, que le decían con sorna: «Xè Faas!, què fas?». Unos problemas de amigdalitis (él insistía en que tenía cáncer de garganta) hicieron que su rendimiento bajara.Aún así, era tanta la estima que para despedirlo el club le hizo tres partidos de homenaje, ante el Botafogo, Rangers y Nottingham.

Levantinista en la 58-59

Wilkes regresó a Valencia en 1959 para jugar en un Levante UD que quería ascender a Primera. Con 35 años y pese a las lesiones, Faas dejó muestras de su exquisita clase y formó un tándem demoledor con el delantero de Albal, Pepe Paredes. Wilkes, lesionado, no pudo participar en la promoción de ascenso ante Las Palmas, en la que el conjunto granota se quedó a las puertas del ascenso.