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"Me he acercado para escuchar como los coches pasan como rayos", señalaba José, un bañista de Alicante que se encontraba ayer en la playa de las Arenas. Y es que quienes se acercaron por la mañana para broncearse o darse un baño en las inmediaciones del Circuito del Gran Premio de Europa de Formula 1 estuvieron acompañados del estruendoso sonido de los bólidos.

Asimismo, dos helicópteros acompañaban el baño de valencianos y turistas que tan sólo podían ver desde la arena parte de las gradas y de una pantalla. Desde luego un día de playa muy distinto al habitual, que a la mayoría de los bañistas que estaban cerca del circuito suponía un aliciente más que una molestia.

Noelia, una vecina de Valencia asidua a esta playa, señalaba que "hemos venido para escuchar los coches mientras nos bañamos". Del mismo modo, Arturo que acudía desde Toledo para ver la carrera señalaba que "la playa y la Fórmula 1 no tienen precio. Me encanta este sonido". También Cecilia de Valencia indicaba que "me agrada. Tenemos mucho sitio donde estar para quien no quiera escuchar el ruido". "Es fantástico, la playa es extraordinaria y es curioso ver el circuito aquí tan cerca", comentaba por su parte Antonio, de Zaragoza.

Por otro lado, algunos bañistas también se mostraban molestos con el ruido de los coches como Juliete, una francesa residente en la ciudad que se señalaba que "a mi me incomoda, el acceso a la playa se colapsa. Entre el ruido de los coches y los helicópteros...". Por su parte, Ana comentaba que "si vengo a la playa me encanta estar relajada y tranquila. Preferiría que no hubiese este ruido".

Subidos a las vallas

En las vallas del circuito se agolpaban algunos curiosos, e incluso más de uno no dudaba en subirse para intentar divisar algo, una misión complicada debido a las telas que se han instalado. Además, agentes de la policía montada se encargaban de hacer bajar a quienes escalaban el muro. Así, lo único que podían hacer era escuchar el sonido de los potentes motores. "Somos gente del barrio que no nos llega el presupuesto para verla y venimos a escuchar el ruido", comentaba Paco, quien exclamaba contento al paso de los coches "¡Madre mía, es un escándalo".