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Off the record

El peligro está en las bandas

El peligro está en las bandas

Bien aleccionado por los camarlengos de Meriton y, sobre todo, por alguno de los autóctonos que tanto se deja ver en el vestuario e incluso en la bocana de salida al terreno de juego para repartir caricias e indicaciones, rara es la comparecencia de prensa de Prandelli en la que no haya referencias al entorno y su importancia. Han debido explicarle al italiano que por estas latitudes golpearse el pecho sigue cotizando al alza. Eso y abrir los entrenamientos es mano de santo. Aunque no se le gane a dos de los recién ascendidos o a alguno de los indiscutibles aspirantes a jugar en Segunda la próxima temporada.

Con todo, no parece el italiano el clásico vendedor de humo que se ampara en la tramoya de una apariencia afable o un currículo extenso para disimular sus errores o las carencias de la plantilla que dirige. El entrenador del Valencia se sienta ante los periodistas a la conclusión de un partido y cuenta exactamente lo que él mismo y todos nosotros hemos visto. Por eso el lunes no titubeó a la hora de reconocer que el equipo había dado un paso atrás en Coruña. Se agradece la sinceridad. Puestos a no ganarle a otro de los presupuestos más bajos de la categoría, al menos que no salga el técnico de turno a hablarnos del sexo de los ángeles.

Cerrado el primer cuarto de Liga, el Valencia está a un punto de la zona de descenso y a once de la Champions, objetivo real marcado por Peter Lim en el plan de negocio que presentaba a Bankia ahora hace dos años y medio. Muchas son las causas que explican el descalabro, pero una de ellas tiene nombre y apellido: centros laterales. Si analizan los diecinueve goles que ha encajado el Valencia esta temporada (es el único equipo que no ha dejado ni un solo partido la portería a cero), doce de ellos tienen su origen en los carriles. Aprovechando un servicio desde banda, han visto puerta Livaja, Boateng, Rubén Castro -en dos ocasiones-, Aduriz, Toquero, Szymanowski, Carlos Castro, Luis Suárez y Emre Çolak. También en internadas o centros desde el lateral se originaron los dos penaltis con los que Las Palmas y Eibar perforaron la portería de Maty Ryan en el tramo inicial de la Liga. El asunto es alarmante y se ha repetido de forma idéntica con tres entrenadores distintos: Pako Ayestarán, Voro y Cesare Prandelli.

Repasadas las acciones de gol en contra con detenimiento, nunca hay un único responsable. Se producen errores colectivos, disfunciones grupales. El interior no llega a la ayuda con el lateral, que sufre un dos contra uno y duda entre seguir la marca del extremo o salir a tapar el centro. Así explotó Setién las carencias tácticas y físicas de Santi Mina en el primer partido de Liga. Pero además se produce una distracción del central que no sigue la marca del punta o, como le sucedió a Enzo en Riazor, el mediocentro defensivo no sujeta la llegada desde segunda línea del mediapunta rival. Otras veces es el lateral del lado contrario al centro el que no báscula bien o pierde de vista al extremo que tiene como par, que le gana la espalda y remata. Es el caso del tanto inicial del Leganés en Butarque aprovechando la empanada posicional de Martín Montoya.

Avisó Prandelli el día que Layhoon le presentó como nuevo allenatore que para observar una evolución en el Valencia habría que esperar meses. Lógico. Dirige un grupo de jugadores que no es el suyo y apenas ha tenido tiempo de realizar quince entrenamientos con el grupo al completo. Pero no debería tardar meses sino horas en ponerle las pilas a la plantilla con un vídeo que recopile todos estos horrores defensivos. Eso o plantearse un cambio de sistema que tenga como prioridad sellar las bandas y no dejar tantas lagunas por fuera. Encajando con tanta facilidad, es directamente imposible imaginar un desenlace de temporada en el que el equipo acabe más allá de la séptima plaza.

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