La grandeza de España fue levantarse después de todo tipo de adversidades: la reciente destitución de Lopetegui, el penalti inexistente de Nacho a Cristiano (m. 3), el garrafal fallo de De Gea en el segundo tanto portugués y la genialidad en la postrera falta directa de Cristiano. La Roja fue de menos a más y convirtió la segunda parte en un gran rondo: hizo bailar a Portugal con dos tantos de Diego Costa (los dos a pase de Busquets) y un golazo de Nacho en un disparo con el exterior desde fuera del área. Portugal marcó dos de los tres dianas a balón parado y la tercero por un regalo de De Gea, la nota más preocupante para la selección española.

En la parte positiva, la actuación colectiva y el corazón del equipo. Isco se agingantó en la segunda parte y minimizó a Bernardo Silva, Sergio Ramos marcó la raya en el centro del campo y Diego Costa jugó y marcó como se le pedía. Incluso Thiago, en el tramo final, dio una lección de dominio del balón.

Cristiano se tiró antes de chocar contra la pierna de Nacho. El árbitro italiano cayó en la trampa y pitó penalti. Los asistentes del VAR siguieron pensando que era penalti. Solo habían pasado tres minutos y Ronaldo ajustició a De Gea.

España se fue recuperando del susto inicial y Busquets cambió de registro: el pase corto estaba siendo ineficaz, así que probó uno largo desde su campo a Diego Costa. El hispano-brasileño, con espacio por delante, sacó su esencia: el codazo a Pepe, varios quiebros desde la frontal y el tiro raso que se le coló a Patricio. Otro petardazo del VAR.

España se sentía ya dueña de la cita e Isco disparó desde fuera del área al larguero. Portugal se fiaba de su contra: el lanzador era Cristiano y el acompañante, Guedes. El combinado de Hierro dominaba y llegaba con cierta facilidad al final de la primera parte cuando, de repente, algo volvió a quebrarse en el alma de la selección. A De Gea se le escapó un disparo con la zurda de Cristiano desde la frontal centrado y sin mucha fuerza.

La estrategia volvió a meter a España en el partido. Iniesta había sufrido una falta en tres cuartos. Acudió Silva y envió una rosca al segundo palo. Apareció Busquets para cabecear al centro, donde entró con todo Costa para empatar. Lanzados, Nacho acolchó con el exterior desde la frontal y pegó en el palo derecho antes de entrar.

España jugó de cine esa media hora final, aunque sin cerrar el encuentro. Entró Iago Aspas para oxigenar el ataque. Fernando Santos dio paso a André Silva y Quaresma y el empate llegó de una falta innecesaria de Piqué a Cristiano, de espaldas al arco y con Busquets al acecho. Cristiano, magistral, golpeó con «finezza» y superó la barrera. Otro golpe anímico para España, pero La Roja ha vuelto. Personalidad le sobra.