Hace algo más de un año conocí a Paco Ráez. Poco sabía de la historia que había detrás de aquella persona risueña capaz de contagiar felicidad a todo el que lo rodeaba. Me sonaba el apellido, pero por más que pensaba no terminaba de saber de qué. Hasta que me contó quién era él. Y sobre todo, quién es su hijo.

Y no hablo en pasado porque Pablo, a pesar que no logró ganar su propia batalla contra la leucemia, si consiguió inspirar a miles de personas siendo un modelo de lucha y haciendo que se aumentasen en un 1.300% los donantes de médula en la provincia de Málaga.

Una historia que, a modo de documental, aparecerá en breve en la gran pantalla, y una lucha que merece por segundo año ser homenajeada con la gala de premios que lleva su lema #SiempreFuerte y que se celebrará el próximo mes de febrero.

Esta ha sido una semana con la agenda repleta de actos con el club. Entre ellos, como digo, ser parte del jurado de dichos premios.

Para algunos no tendrá importancia, pero para los que amamos el deporte y hemos peleado tanto tiempo por sentirnos valoradas, que cuenten contigo para ser partícipe de algo así es fantástico.

La inauguración de una Family Store de La Caixa fue otro de ellos. Terminar de entrenar, con el tiempo justo para quitarse el «mono de trabajo» y, sin apenas tiempo para secarse el pelo, coger el coche para desplazarse al centro de la ciudad. Pero no hay mejor complemento para estar a la altura de tanto traje y corbata que una buena sonrisa.

Y así de dispuesta me muestro siempre para cualquier tipo de evento.

La vida te presenta oportunidades para conocer a gente maravillosa. Hay que saber darse cuenta quién sí, y quién no. Y los «quién sí» son aquellos que permanecerán en nuestra memoria por más que pasen los años, los que formarán parte de un mapa muy íntimo donde se trazan pequeñas historias.

No me creo poseedora de un doctorado en relaciones. No obstante, sí sé entender cómo funcionan esos cimientos que erigen el respeto y se cuidan aquellos vínculos que se crean desde el corazón. Al fin y al cabo, esos seres excepcionales nos definen también a nosotros mismos.

La importancia de sentirse querida y valorada puede llegar a cambiar el rendimiento de las deportistas.

Nadie ha sido más exigente conmigo a lo largo de mi carrera deportiva que yo misma, siempre he intentando dar mi mejor versión y siento que estoy donde quiero estar. Me cuidan, me quieren y es recíproco.