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Kike Boned: El proyecto del Levante tiene todo para llegar a lo más alto"

Boned considera «decidida» la apuesta «granota» y señala que con prudencia serán «uno de los grandes de la Liga»

Kike Boned: El proyecto del Levante tiene todo para llegar a lo más alto"

La afición le ha elegido como el mejor cierre en los 30 años de la Liga Nacional de Fútbol Sala. ¿Qué se siente?

Es un honor. Al final después de 30 años de la Liga Nacional que la gente te reconozca y se acuerden de ti cinco años después de mi retirada, pues lógicamente es un honor. Agradezco el reconocimiento, estoy convencido de que hay otros grandísimos jugadores que seguramente también lo merecían porque al final una elección de este tipo es tremendamente subjetiva.

Este reconocimiento viene por una carrera desarrollada en Murcia, pero que empezó en colegios como Agustinos en València. ¿Recuerda estos primeros pasos?

Casi todo el mundo me recuerda con la camiseta de ElPozo, pero también han sido dos etapas importantes en València con Vijusa, que me dio la oportunidad de empezar; en Talavera también donde aprendí mucho de una situación difícil... y todo eso tiene un inicio. Antes de Agustinos incluso fue el Colegio Público Sector Aéreo donde yo empecé a jugar.En aquellos años no teníamos las facilidades, la cantidad de escuelas que hoy los niños tienen, por eso mis pinitos fueron en el colegio, con mis amigos de clase, jugando a fútbol sala siempre y con el balón debajo del brazo.

¿Y cómo fue su paso a Vijusa?

Yo llegué muy tarde al club, en juveniles y con 16 años. Aunque sí que es verdad que en prácticamente un año pasé de juvenil al primer equipo y fue todo más rápido.

Justamente debutó como profesional a los 17 contra un rival de nivel como el Interviú (Movistar Inter). ¿Qué experimenta un adolescente ante esta situación?

Fue todo muy rápido.Un año antes había entrado en las categorías inferiores del Vijusa, había estado poco en el juvenil y el filial y pronto acabé en el primer equipo. Con esa edad no te paras a pensar lo que está pasando, simplemente vives el presente como viene. Yo con apenas 17 años jugué por la lesión de un buen amigo, de Totó que era el cierre titular de aquella época, y pues tuvo una lesión de rodilla y el destino... Sin esperarlo me llegó esa oportunidad y pasé de estar una tarde de viernes en el colegio a estar jugando contra Inter con todo lo que eso significa.

Y desde ahí, al año, es elegido Jugador Revelación. ¿Sintió algo de vértigo de cómo avanzaba su carrera?

En realidad no sientes vértigo porque eres tan inconsciente con la edad que no te paras a valorar lo que está ocurriendo. Creo que esa rebeldía que tienes cuando eres joven te ayuda mucho en esa situación, porque no te paras a dimensionar lo que significa estar jugando en el colegio y un año después estar jugando con profesionales. Lo vives, lo disfrutas, entiendes que es lo que te toca hacer e intentas hacerlo lo mejor posible y seguramente si te pararas más a pensar todo lo que te está pasando, ese vértigo te asaltaría más y seguramente ayudaría bastante poco.

Pero usted siguió adelante y se fue al Talavera...

Si, Talavera fue difícil a nivel personal. Di el salto a un equipo que venía de ser campeón de Europa, que pasó muchas dificultades a todos los niveles y que acabó desapareciendo. Vivir ese proceso con 20 años fuera de tu casa te hace mucho callo, te hace madurar y, aunque seguramente a nivel deportivo no fue todo lo positivo que esperaba cuando di ese paso, desde el punto de vista humano fue muy importante todo lo que viví.

Y tras esto consigue unas históricas semifinales en su retorno a Vijusa. ¿Cómo fue esa experiencia en una plantilla muy joven?

Pues sí, era un equipo muy joven y recién ascendido y la verdad es que se juntaron la gente idónea en el momento idóneo y acabamos siendo un equipo que rindió muy bien, que llegó a semifinales de Copa y también a la final de Liga. Nos permitió a todos vivir un año muy importante y en mi caso salir y embarcarme en un proyecto como el de ElPozo que estaba empezando en 2001 y que me hizo vivir 13 años de carrera deportiva muy satisfactorios.

En su primer curso en Murcia vive la final ante el Vijusa en una Fonteta llena. Supongo que no fue fácil el encuentro...

Se dieron muchas circunstancias. Se disputaba en València, en La Fonteta, que era el pabellón donde yo había estado hasta ese momento, entre ElPozo y Vijusa... Yo lo guardo ya como un recuerdo en algunos aspectos muy borroso. Creo que lo que ocurrió conmigo no fue justo por el desconocimiento. La gran mayoría de los aficionados que estaban ese día en La Fonteta no eran seguidores fieles del equipo y no entendieron la decisión que había tomado, aunque quizás mucho tiempo después se entendió por el destino que el FS en València tomó y el que tomó mi carrera. Yo, de verdad, solo puedo tener palabras de agradecimiento hacia el Vijusa por la oportunidad que me dieron. Son mis raíces y les tengo mucho cariño.

En Murcia fue capitán, estrella y conquistó doce títulos. ¿Guarda alguno especialmente?

Quizá el más especial fue la primera Liga que fuimos capaces de conseguir (2005-06). Veníamos de perder tres finales consecutivas contra Inter, dos de ellas en el quinto partido, en aquellas luchas que han hecho que hoy se llame «El Clásico»; porque también fue contra el rival, el Polaris Cartagena, que había incurrido en el fútbol sala con una apuesta económica muy importante y que en cierto modo nos estaba disputando esa hegemonía en la región y, además, fue el punto de inflexión que dio comienzo a la época más exitosa de ElPozo, donde en ese lustro ganamos 4 Ligas, 2 Copas. Los que lo vivimos lo guardamos como el partido que cambió la historia de nuestro club.

¿Y con la Selección?

Seguramente el día que cambió la historia del FS en España fue el día del Mundial de Guatemala, el 3 de diciembre del año 2000, esa final contra Brasil que ganamos 4-3... fue el día que todo cambió. Cambió a ojos del espectador y a ojos del mundo lo que España era capaz de hacer y a partir de ahí vino un segundo Mundial, varios campeonatos de Europa...

En 2014 decide retirarse. ¿Se le quedó alguna espina clavada como profesional?

No, sería injusto por mi parte. Desde el punto de vista deportivo da igual y desde el personal viví tantas cosas sin casi ninguna lesión importante, habiendo compartido cancha con los mejores que me siento un privilegiado de tal dimensión que no tengo derecho siquiera a valorar si se quedó algo en el tintero. Solo puedo sentirme afortunado de lo que el fútbol sala me ha regalado.

Ahora sigue viviendo esos 'regalos' pero como vicepresidente de ElPozo. ¿Cómo se vive el juego desde el otro lado?

Reconozco que me cuesta vivirlo desde fuera. Lo paso mal,sufro con los chicos porque se el esfuerzo que conlleva y que a veces no se obtienen los resultados que uno busca, pero bueno con la tranquilidad de intentar apoyar y aportar todo lo que uno puede, sabiendo que el protagonismo principal es de los que están en la cancha, de los jugadores, del entrenador, de los que tienen incidencia directa en lo que ocurre en el juego. Los que estamos alrededor podemos sumar, pero sin mayor incidencia que esa y la de seguir disfrutando de un deporte que me encanta.

Y a nivel nacional, ¿qué opina sobre el debate entorno al mal trato que le está dando al FS la Federación de Luis Rubiales?

Mis impresiones las he compartido públicamente a través de una carta que le dirigí al presidente de la Federación, a Luis Rubiales. Creo que primero los problemas se resuelven dialogando y luego manteniendo el respeto institucional a cada uno de los que formamos parte de este deporte. La Federación tiene que tener un papel fundamental en el crecimiento del fútbol sala, desde aquellas parcelas que son su competencias y en este caso la LNFS, de la cual ElPozo forma parte, debe seguir teniendo su responsabilidad como organizador de la Primera y Segunda División.

¿Ve por tanto algún aspecto donde el fútbol sala deba centrarse de cara al futuro?

Tenemos que seguir centrándonos en convivir todos los que formamos parte. Una vez consigamos eso, tenemos otros objetivos por delante como hacernos más visibles, ofrecer un producto cada vez más atractivo para el espectador, para los patrocinadores. Obviamente también está en el horizonte que podamos ser olímpicos, para lo que hace falta muchísimo trabajo a nivel institucional. Creo que tenemos muchos frentes abiertos, pero también un futuro optimista.

En la ciudad de València está como principal proyecto el del Levante UD, ¿cree que puede llegar a estar en lo más alto?

Creo que tiene todas las condiciones para conseguirlo. Evidentemente con la prudencia necesaria, haciendo un proyecto sólido, sin demasiadas prisas porque muchos de esos proyectos acaban muriendo por intentar avanzar demasiado rápido y creo que esa es la mentalidad que tiene Levante. Me parece que la apuesta de Quico Catalán es una apuesta decidida por nuestro deporte y le agradezco que un club como el Levante apueste por el fútbol sala. Se que desde la dirección deportiva del Levante se están haciendo las cosas con prudencia, y es un proyecto que se está afianzando. Sí siguen así, en una ciudad como València que tiene afición al fútbol sala, no tengo ninguna duda que se acabará asentando como uno de los grandes de nuestra Liga.

Respecto a la afición valenciana que comenta, ¿ve posible entonces que se repita esa imagen de La Fonteta llena?

Sí, sí, ¿por que no? Hace relativamente poco (febrero-marzo de 2019) se apostó por hacer una Copa en València tras muchos años y evidentemente se van a seguir produciendo pasos, no me cabe ninguna duda. Insisto, con la prudencia necesaria, estoy seguro de que los resultados llegarán.

Y cambiando de registro, es seguidor del Valencia CF. ¿Cómo vivió la final de Copa de Sevilla?

No pude ir pero la viví con los nervios y la ilusión que todos teníamos y luego con la pasión de un valencianista de cuna, que sufre con su equipo, que lo ha pasado mal en las últimas temporadas y que está disfrutando mucho en estos dos últimos años. Y además viviéndolo con mi hijo, que también es valencianista, saltando con nuestra camiseta del Valencia puesta y disfrutando desde la distancia de algo que llevábamos mucho tiempo sin poder saborear.

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