El sentiment se traslada (o se transforma), pero no se destruye jamás. Nadie, por mucho que se empeñe, tiene la facultad de desintegrar en pedazos toda esa energía valencianista que durante un cuarto de siglo ha recorrido la sede de la Agrupación de Penyes Valencianistes (APV) en las entrañas del vetusto estadio de Mestalla. Los objetos, los cuadros de los futbolistas internacionales, las banderas del equipo, la senyera, el mapamundi del valencianismo... Ahora todos estos recuerdos, y algunos más, deberán guardar cuarentena las próximas cuatro o cinco semanas a la espera de recobrar la normalidad compartiendo espacio en la nueva sede de la Agrupació, que estará situada cerca del Palau de la Música, más o menos, a un cuarto de hora a pie del campo de fútbol del Valencia. Ayer jueves fue un día «triste», una jornada larga y tan pesada como las cajas de la mudanza que llenaron entre unos pocos directivos de la Agrupació y otros cuantos voluntarios de las peñas de ´Alcalans´, ´Patà i avant´ o ´96 Ben parits´ de Meliana. El vaciado del local, que espera completarse el sábado al mediodía, no es sino el desenlace al que ha conducido el desencuentro entre el club y los peñistas con motivo de la deficiente gestión de Meriton Holdings al frente del Valencia CF.

Después de una Asamblea de peñas en la que se analizó la crisis que afecta a la entidad, así como la grave desconexión de la propiedad como la afición, una votación por aplastante mayoría llevó a la APV a lanzar un comunicado crítico con Peter Lim y, en el mismo, reclamar la dimisión de Anil Murthy como presidente. La reacción del Valencia fue fulminante, dando de plazo a la Agrupació hasta este próximo domingo para desalojar el local e invitándola a reubicarse en un espacio más reducido en compañía de la Asociación de Futbolistas. Por este motivo, las peñas decidieron emprender su camino y ponerse a la búsqueda de un nuevo local del que ya poseen las llaves. A la nostalgia de atrapar en cajas tantos recuerdos y vivencias dentro de una sede a la que el sábado se echará el candado, se unió también la pena de las paredes vacías. Esas paredes, por ejemplo, de la planta superior en las que a lo largo de las décadas las diferentes directivas coleccionaron, colocando con mimo uno a uno, los retratos de los jugadores que como valencianistas consiguieron vestir la camiseta de la sección española. Los últimos en entrar entre el cartón fueron los cuadros de Gayà, Rodrigo y Parejo.

Curiosidad, o mueca del destino, dos de los tres son ya historia pasada del equipo centenario. En el fardo de los peñistas viaja un compendio de reliquias con una enorme carga emocional. Libros, trofeos, placas de miles de peñas, escudos varios, el gran mural con el mapa de la Comunitat en el que se ordenan geográficamente las peñas, haciendo referencia a las repartidas por España y el mundo, o el cristal de metacrilato negro que da fe de la inauguración de la sede el 18 de mayo de 1995. Todo tiene un lugar reservado en su nueva casa. Aunque mientras esta se pinta y acondiciona, el Ayuntamiento le ha cedido generosamente a la APV una nave para que el mobiliario y los objetos descansen seguros. Desde el estallido del conflicto ningún dirigente del club se ha puesto en contacto con las peñas para tener el gesto que los políticos solicitaron a Murthy en las reuniones por el estadio. Hoy dos camiones iniciarán el traslado que acabará el sábado con otra furgoneta. La despedida concluirá con una foto de los peñistas ese día en la mítica puerta A4.