Jo també estaria hores i hores sentit velles històries de pilota», responde Pasqual Sanchis, Pigat, a la lectura de la historia del aficionado que caminó 50 Km, por ver al Xiquet de Llanera. Y el cronista sabe de la sinceridad del interlocutor; sabe que lleva la pilota en la sangre pues su abuelo fue jugador y su padre también, profesional del Raspall y asiduo acompañante en los éxitos de su hijo, que fueron tantos que son incontables como jugador. ¿Cuántas historias podrá contar Pigat a sus nietos? Quizás su primera partida en Pelayo, en 1980, a los 17 años, una preliminar de los jueves, cuando este día de la semana competía con los sábados. Jugó en compañía de José María contra Suret II y Carboneret. Y perdió. Hoy se ríe pero entonces en el viaje de regreso a su pueblo se preguntaba lleno de rabia cómo era posible que dos veteranos sin apenas fuerza de pelota les hubieran vencido. «Jo llançava pilotes al rebot i el Suret no se´n deixava cap. Cada pilota que jugava portava intenció. Era un matemàtic i nosaltres eren xiquets sense experiència…» Pigat se siente feliz de haber contado con el apoyo de la afición: «Sempre vaig notar que m’ estimaven…jo intentava complir al màxim…».

Quizás oculte a su nieto recuerdos amargos como aquel día que se destrozó los ligamentos de la rodilla derecha. Su grito se oyó en la Plaza del Ayuntamiento. Aquella gravísima lesión, a los 28 años, pudo acabar con su carrera. Tuvo tesón y reapareció medio año después para seguir entre la élite. Tuvo tiempo de ganar tres ligas Bancaixa y de disputar dos finales individuales. Comenzó su experiencia internacional en septiembre del 92: «Vam veure en Bélgica l’afició que hi havia i somiàrem en competicions internacionals…Eixa experiència serà inoblidable…No t’oblides que tot aixó ha sigut gràcies a José Luis López…»

Fue en marzo de 1997.Los nietos y bisnietos de los valencianos de San Juan de Argentina llenaron el trinquete allí construido e inaugurado por primeras figuras, entre ellas Pigat. Pocas veces se han vivido momentos tan emotivos como aquellos, cargados de las lágrimas del reencuentro con la cultura propia a más de diez mil kilómetros. Pigat podrá contar a su nieto que dejó una huella imborrable cuando estuvo de director técnico transmitiendo a los jóvenes sanjuaninos el amor a la Pilota Valenciana. Le hablará de su presencia en el equipo titular de la primera selección valenciana, en aquel primer día de septiembre de 1993 en la calle Mayor de Godelleta, contra Francia. Y no se olvidará, imposible hacerlo, del Mundial de Colombia,noviembre de 2017, de la final en Pasto ante varios miles de espectadores, remontando un resultado imposible contra la poderosa selección belga en la final de Llargues… «Es la nostra modalitat, i la reina en totes les competicions. Tots teniem moltes ganes de recuperar el cetre mundial. I va costar moltíssim. Sí, segurament és el millor record d’eixa etapa de la meua vida… A sis jocs ens guanyaven 5 a 3..tot pareixia perdut..peró va eixir la sang valenciana, crec que el destí ens tenia reservat als valencians guanyar en aquelles terres…per tant d’ interés que hi havien possat per fer allí un Mundial…que fou el Mundial de la Pau».

Pigat recibia hace unos días el máximo galardón de la Pilota Valenciana, el premio que recuerda al conseller Tarancón, el que impulsó más iniciativas a favor de la promoción de este deporte… No podía caer en mejores manos que en las de Pasqual. Y nadie mejor que José Luis López y su familia y amigos para acompañarlo en ese momento tan emotivo. ¿Tiene o no tiene Pigat cosas que contar a las nuevas generaciones de valencianos amantes de su tierra, de su deporte?

Y acaba emocionado ante el cronista dando gracias a todos los que le han estimado. Es lo que pasa cuando la sangre está infectada de tanta hermosura.