Javi Gracia habló con sus jugadores después del empate contra el Getafe para darles la enhorabuena por su comportamiento en el campo. El técnico del Valencia reunió a la plantilla para lanzar un mensaje al grupo. Lo mismo que hizo después de la desconexión contra el Elche. Entonces pidió predisposición para competir del minuto uno al noventa. Diez días después felicitó a sus jugadores por darlo todo y hacer, independientemente de los errores individuales, todas y cada una de las cosas que hablaron durante la semana contra los de José Bordalás: actitud, esfuerzo, solidaridad y entrega de principio a fin del partido. Igualando intensidad y fuerzas hasta el mismísimo minuto cien. El equipo dio un paso al frente con los capitanes de la casa a la cabeza y eso es una inyección de vida para este Valencia que se desangra por la gestión de la propiedad. Quizás desde fuera no se entienda. Solo es un punto. Pudo acabar incluso en derrota. Pero la realidad en clave interna es que la respuesta del equipo a las de tres derrotas consecutivas y a las adversidades que planteó el partido contra los azulones ha significado una bocanada de «optimismo» para el vestuario. No están muertos. Hay vida. Gracia y los jugadores se aferran al espíritu del domingo para seguir creyendo. «Es el camino a seguir». El único.

El navarro reforzó a sus jugadores por haber entrado fuertes al partido, por mantener el nivel competitivo hasta el pitido final y por hacer, en su opinión, muchas cosas más bien que mal a nivel futbolístico. El técnico emplazó a los futbolistas a seguir en esta línea como único camino para volver a alcanzar las victorias. Solo dos contra el Levante y la Real Sociedad en ocho jornadas. El capitán Gayá estaba tan decepcionado con la actitud del equipo en el Martínez Valero que la reacción del equipo le supo a victoria más allá del resultado. Gracia, sin embargo, sí dio mucho valor al punto. «De no haber sumado hubiera sido dificil de convencer al grupo de que habíamos hecho muchas cosas bien, este punto te da esta pequeña recompensa que te hace ver con otros ojos el partido».

La cruda realidad del Valencia es que solo ha sumado 8 de los 24 puntos posibles en LaLiga. Dos argumentos invitan a no caer en el pesimismo. El primero, el paso adelante que han dado los capitanes de la casa José Luis Gayà y Carlos Soler. Ambos se han echado el equipo a la espalda y están tirando del carro con personalidad, valentía y amor incondicional al escudo. Están sufriendo más que nadie. Solo hay que ver el gesto de Gayà, hincando la rodilla en el suelo y suplicando el gol en la soledad de Mestalla, cuando Soler se disponía a lanzar el penalti. Su actuación contra el Getafe no le acompañó, pero Jaume Domènech también rema día a día para que evitar que el Valencia acabe siendo un barco a la deriva sin soluciones. Sería injusto dejarlo fuera. No permitirán que el equipo se caiga. El vestuario ha dado carpetazo al caso Kondogbia y está convencido de que los próximos dos meses -hasta el mercado de invierno- pueden ser un buen escenario para dejar de lado los problemas extradeportivos y centrarse única y exclusivamente en mejorar como equipo. El Real Madrid exigirá todavía una mejor versión.

La tristeza de Correia

Por otro lado, el lateral Thierry Correia está muy afectado por la innecesaria segunda amarilla que dejó al equipo en inferioridad numérica desde el minuto 55 ante el Getafe. El portugués se disculpó ante Javi Gracia y algunos pesos pesados del vestuario. Los futbolistas vieron muy triste a ‘Titi’, como así se le conoce en el vestuario, hasta el punto que «no podía mirar ni a los ojos» de lo avergonzado que estaba por su autoexpulsión.El cuerpo técnico y los ‘capos’ no fueron muy duros con el jugador porque fue el primero en admitir su error en el campo y estaba muy arrepentido. No hubo bronca. Solo primer aviso. El técnico y los jugadores fueron comprensivos con el joven y solo esperan que la acción sirva para que aprenda y, por supuesto, no se repita más.