El piloto valenciano Pablo Olivas ha terminado el Dakar en su primera participación. «Participar en el Dakar y terminarlo es un sueño que llevaba mucho tiempo persiguiendo. Desde niño lo veía por la tele, conocía a gente que lo había hecho.... Siempre he estado muy metido en la mundo de las carreras y era un proyecto que tenía en mente desde hace tiempo. Este año decidimos liarnos la manta a la cabeza, a pesar de que era un año complicado para encontrar patrocinadores. A esto se añadía la dificultad de que no hemos podido entrenar casi ya que Marruecos estaba cerrado, así que llegábamos al Dakar con muy pocos test y prácticamente hemos ido mejorando poco a poco el coche durante las etapas», explica nada más llegar.

Olivas ha sido undécimo de su categoría, (vehículos ligeros T13) y 39º en la General de Buggies «La nota creo que es alta. No sólo hemos acabado el Dakar que era nuestro objetivo, sino que hemos acabado los 39 en la general en una modalidad en la que tomaron la salida más de 70 participantes». El valenciano detalle cuáles fueron sus situaciones más comprometidas. «Hemos tenido que superar situaciones muy complicadas, hemos tenido problemas de temperatura, el soporte de las ruedas nos golpeaba el ventilador, luego en la etapa 11 tracé mal una duna, me la comí, y estuvimos tirados en el desierto desde las 17:00 hasta las 23:00 h. cuando pudo llegar el equipo de asistencia. Estuvimos toda la noche arreglando el coche, hasta las 6:00 horas con la tensión de que la etapa siguiente empezaba a las 8:00 h. Así que sólo dormimos dos horas. Si no llegas a la salida de la etapa siguiente pasas a disputar lo que se llama el Dakar Experience, en el que ya no entras en la clasificación, no tienes la medalla de finisher... Teníamos que llegar sí o sí a la salida y lo logramos. Ese fue el momento más crítico en el que peligró nuestra continuidad en la carrera», recuerda.

Olivas, con 41 años, se esperaba el Dakar tal como es. «La verdad es que no me ha sorprendido, me lo imaginaba así, sabía de la dureza de esta carrera aunque es cierto que encima este año ha sido más complicado por el terreno en el que se ha disputado, con mucha piedra. La orientación también ha despertado mucha controversia. Nosotros, los buggys, al salir detrás de los coches y las motos tenemos la ventaja de que hay muchas huellas y eso te permite guiarte aunque es un arma de doble filo porque te puede llevar a seguir el trazado de otro participante que a lo mejor se ha equivocado».