Con todo merecimiento por prestaciones y llegadas, el Valencia se apañó para remontar y apuntarse una victoria sobre la bocina contra un Villarreal que continúa gripado, víctima de su ausencia de filo y una espantosa racha de resultados (5 de 24). A partir de las sobresalientes paradas de Cillessen, el gran responsable de mantener a su equipo en el partido, los de Javi Gracia se sobrepusieron a un controvertido penalti de VAR gracias a otra pena máxima sobre Maxi Gómez y a un soberbio trallazo de Guedes en la última acción dle partido. La victoria es oxígeno puro en clave de permanencia, prácticamente virtual. Y supone también un espaldarazo para la situación de Gracia, al que los futbolistas no dejaron caer en una situación de lo más crítica.

Jugó mejor el Valencia, con tramos incluso muy aceptables, buena profundidad por bandas y presencia permanente cerca de Sergio Asenjo. El saber hacer de Kang In fue determinante para enchufarse en ataque. De inicio hasta se contó con la mejor versión de Álex Blanco, aunque la noticia fue que por fin Maxi cogió un viento favorable. Forzó el penalti del empate y desprendió peligro en todas sus intervenciones, aunque fue Gayà quien tuvo la mejor ocasión en el primer tiro a portería. Sin embargo, el protagonismo alcanzó realmente al capitán no en el área rival sino en la propia, además muy a su pesar. Con el descanso encima salvó una doble oportunidad bajo palos, pero acabó pagando el peaje de un más que discutible penalti de VAR. En el salto previo con Gerard, su brazo desplegado del cuerpo es cierto que impactó con el balón. Estaba de espaldas y en el aire, pero entre interpretar el reglamento y aplicarlo, el árbitro se decantó por lo segundo.

Una buena demostración de que el premio para el Villarreal era demasiado fue que Emery reordenó a su equipo en el tiempo de descanso. Entraron Pedraza y Trigueros, aunque Alcácer se retiró con hielo. Sin embargo, el Valencia siguió siendo mejor y llegando al área, lo que no quitó para que el mejor con diferencia por sus paradas fuese Cillessen, soberbio a bocajarro ante Gerard y serio ante otro remate de Pedraza. El Villarreal, con Albiol y Foyth soberbios, destacaba a la postre más por su buena defensa que por su ataque.

En cuanto al juego, uno de los artífices de la buena onda del Valencia fue Kang In, sustituido de manera inesperada a la hora de partido por Gameiro. El coreano está cogiendo vuelo a base de minutos y de hecho el cambio fue tan sorprendente que eclipsó el regreso del denostado Guedes, a la postre resolutivo. Aun así, las ocasiones siguieron llegando y el equipo funcionando mejor que bien. Wass cabeceó a la madera y Gayà disparó al exterior de la red en lo que se suponía como la antesala de un gol que se resistía como tantas otras veces.

Pese a que Racic, que había vuelto a marearse, llevaba un buen rato penando sobre el campo, no fue hasta a falta de 10 minutos cuando entró Oliva, el único de los fichajes de enero con carrete. También entró el revulsivo Manu Vallejo, posiblemente quien celebró con más fuerza la jugada que permitió el empate. A Maxi, que no dudó en hacer lo que debía, lo trabó Moi por detrás y el VAR volvió a dictar sentencia por mandarlo al suelo. Soler no falló y a partir de ahí tanto el Valencia como el Villarreal tuvieron su última ocasión. Bacca, que chutó flojo, se encontró con Cillessen, pero la arrancada de Oliva la hizo buena Guedes con un remate a la escuadra. El portugués burló a Jaume Costa y se apuntó un gol que celebró de manera enrevesada, nada que en mitad de la alegría se le vaya a tener ya en cuenta.