Entrevista | Carmen Arce, Kubalita Primera guardameta de la selección española

“Como mujer, exfutbolista y exportera de la selección es inaceptable el beso de Rubiales”

Primera portera de la selección española. Pionera del fútbol femenino, Kubalita (València, 1956) logró abrirse paso hasta que la falta de apoyos le cortó el paso. «El stablishment no estaba preparado para que las mujeres de 1970 jugasen a fútbol. Y hoy, con sus tics, el stablishment nos recuerda que sigue ahí».

Kubalita, con su camiseta de homenaje

Kubalita, con su camiseta de homenaje / Fernando Bustamante

Vicent Chilet

Vicent Chilet

En 1967, Kathrine Switzer se coló en el maratón de Boston, que sólo admitía a hombres. ¿La historia de las pioneras de 1970 fue también la de una conquista contra el orden establecido?

Absolutamente. El director del maratón corrió detrás de Switzer para sacarla de la carrera y fueron su marido y los otros atletas los que lo pararon. Existe el paralelismo, porque nosotras también teníamos familiares y aficionados, empresas como Marcol, que nos ayudaron a cumplir nuestro sueño. Pero a la federación no le hacía gracia. Intentaron que no se jugara el primer partido internacional contra Portugal en Murcia. Luego, en Córdoba contra Italia, el No-Do hizo un reportaje humillante, enfocando nuestro trasero, las piernas. Sufrimos mucho. Hubo mucha gente que nos ayudó, como a Switzer, pero el stablishment no estaba preparado para que las mujeres de 1970 jugasen a fútbol.

¿Y continúa preparado el stablishment, viendo ciertas imágenes de la celebración del título?

Es una constante de la sociedad, que siempre va por delante de muchos de sus dirigentes. Está bastante claro. Cuando nos descuidamos, la realidad y sus tics nos recuerdan que el stablishment está ahí.

El sistema siempre recuerda que nunca será fácil.

Así es. Y no ha pasado sólo en España. En la selección francesa tuvieron que destituir a la entrenadora, las futbolistas de Canadá han pasado por muchos problemas, las inglesas han tenido dificultades con su federación para cobrar el bono por jugar el Mundial… España desde octubre ha vivido una gran crisis que no se ha curado, es una herida tapada en falso. Es cansino que siempre tengamos que estar peleando. Alexia habló tras el Mundial. Con su discreción, reclamó que las jugadoras tengan lo necesario para poder triunfar. Porque dándoles muy poco, se ha ganado el Mundial. Ojalá llegue el momento de que, en vez de estar peleando por tener los medios justos, podamos seguir entrenando, cuidarnos física y mentalmente y seguir jugando al fútbol.

Dice que la herida se ha cerrado en falso con las disidentes ¿Se ha sido justo con ellas?

Las 23 que estaban en Las Rozas reclamaban medios. No tener que ir con un vuelo regular a los partidos y diez horas de autobús. Querían dietistas, querían fisios, un staff técnico más preparado en datos y estrategia. Pedían cosas razonables, justas. La Federación contestó renovando a Vilda sin hacerles caso. Y reunirse de una en una sin hacerlo en grupo. Sufrieron mucho en la Eurocopa. Al regresar pidieron lo mismo. La reacción fue “se quieren cargar a Vilda”. Eso dividió a jugadoras y afición. Se partió el vestuario. Jugadoras como Mapi, Claudia Pina y Patri Guijarro, que son top mundial, por dignidad por cómo habían sido tratadas, no han vuelto. Tuvieron que negociar mejoras evidentes que se han plasmado para bien.

¿Y dónde empieza la historia de Kubalita?

Éramos mucho de fútbol. Mi hermano jugaba de portero en el Don Bosco. Mi padre era ultrafan del Valencia. Vivía en una casa de pueblo y yo iba parando los disparos de mi hermano, ocho años mayor. En 1970, salió un anuncio en prensa de que buscaban chicas para formar un equipo. Me presenté y, como decían que me parecía al jugador húngaro Kubala, me pusieron a jugar de extremo, cuando era portera. Lo hacía fatal. Al final de un entrenamiento me puse de portera y vieron que lo paraba todo. El primer partido, en Benidorm contra el Sizam de Madrid, quedamos 1-1 y ya jugué de portera. Era el 11 de enero de 1971 y cumplía ese día 15 años.

Kubalita, durante la entrevista

Kubalita, durante la entrevista / Fernando Bustamante

No tenía referentes de mujeres en los que mirarse. Los anteriores partidos de mujeres se remontan a 1931, a los enfrentamientos entre las trabajadoras del Teatro Apolo y las del Teatro Ruzafa, que llevaban 15.000 personas a Mestalla.

No podíamos mirarnos en pioneras. Del mismo modo que las jugadoras actuales no podían mirarse en nosotras, porque los avances han sido lentos y nos han conocido ahora, que se nos ha vuelto a dar voz. No fuimos referencias visuales.

¿Qué le aportaba jugar al fútbol? ¿Era libertad?

Era pasión. La pasión la tienes o no la tienes. Yo no se la he podido transmitir a mi hijo, porque no le gusta el fútbol. Mi pasión era caminar dos horas para poder entrenar. Disfrutaba cada minuto. Mis compañeras también. Hablo mucho con ellas.

¿Eran conscientes de estar marcando un camino?

No pensábamos en política, ni en que éramos pioneras, ni valientes. Queríamos jugar al fútbol. No nos movía un guión, no nos fijábamos si rompíamos barreras. Mirando hacia atrás, sí, con esa perspectiva sí veo que fuimos precursoras. En aquel momento, era pasión.

¿Viendo que la profesionalización es muy reciente, cómo se compatibilizaba el fútbol de 1970 con estudios, trabajo, familia, una vida?

En 1974 paramos. Durante cuatro años fuimos capaces de compatibilizarlo. Algunas compañeras venían de Sueca, Cullera… Jugábamos en Barcelona y al día siguiente trabajábamos. Y llega una edad que con trabajo, estudios, necesidades de cuidados familiares, no teníamos aportes económicos, ni seguro médico. Fue un milagro que durante cuatro años, jugando a gran intensidad, no nos pasase nada, salvo una pierna rota. Era demasiado riesgo. Y la Federación de Pérez Payá hizo todo lo posible por aniquilarnos. Las pioneras nos quedamos sin fuerzas, ni recursos.

Kubalita, en su etapa de jugadora.

Kubalita, en su etapa de jugadora. / Fernando Bustamante

Usted fue la primera portera de la selección, pero no les permitieron ir al primer Mundial oficioso, en 1971 en México.

Las tenistas Williams van a producir un documental de ese Mundial. Dará gusto verlo. Sin ayudas, era inviable ir cuatro semanas, 25 personas… Pero podríamos haber ido y haberlo ganado. Teníamos un equipazo.

No pensábamos en política, ni en que éramos pioneras, ni valientes. Queríamos jugar al fútbol.

Carmen Arce, Kubalita

Se retira muy joven, con 19 años, en 1974.

Sí, nos ahogan. Y además nuestro único patrocinador, Marcol, tuvo problemas económicos. Mi madre estaba ingresada y llegué a jugar en Córdoba contra Italia estando ella en la UCI. Los traumatólogos que la trataban vieron que yo tenía la misma enfermedad ósea, un síndrome que aporta mucha flexibilidad, pero que provoca que los ligamentos, más laxos, no sujeten las articulaciones. Por prevención ante luxaciones de rodilla, me clavaron dos tornillos en la tibia. Pasé de ser una gran atleta y una portera del demonio, a no poder bajar las escaleras. Por edad, a la primera selección oficial de 1983 habría llegado. Me mataron. Me arrepiento de muchas cosas en la vida, pero ninguna como esa operación. Psicológicamente, el luto me duró años.

¿Qué aporta ganar el Mundial, más allá del éxito deportivo?

Lo más primordial. Sólo el Barcelona llenaba estadios, incluso el Camp Nou. Ahora la selección arrastrará afición, no los 2.000 aficionados de hasta ahora. Ahora habrá un cambio radical. La liga empieza en septiembre sin convenio sobre el sueldo mínimo. Espero que este éxito las refuerce en la negociación, para beneficiar a los clubes pequeños y mejoren la cantera y vivan del fútbol. Que las niñas lleguen a los primeros equipos de manera natural.

'Kubalita', jugadora pionera del fútbol femenino en los 70, valora la victoria del Mundial

EP

¿Qué opinión le merece la actuación de Rubiales? No solo el beso sin consentimiento a Hermoso. También la gestión de esa crisis.

Su actuación en el palco, al lado de una menor como la Infanta, al lado del presidente de la FIFA Infantino, el beso a Jenni, los abrazos demasiado efusivos a otras jugadoras… es lamentable e impropio del presidente de la RFEF. Con las imágenes, no había filtros a nivel internacional. La capacidad de la RFEF para lidiar con la crisis, como con otras que sí pudo en el pasado en España, le desbordaba. El beso tuvo la dimensión mundial acorde con el escándalo que supone. Como mujer, como exjugadora de fútbol, como primera portera de la selección española es inaceptable, fue casi más doloroso la entrevista que concede en la Cope. Con el periodista jaleándole las gracias, con palabras muy inapropiadas, me hizo más daño que el hecho en sí, que mira que ya es grave. En la disculpa coloca a Jenni en la equiparación del hecho, lo justifica al pedir perdón por el revuelo, y siembra la duda al decir que debe comportarse en público. La concatenación del hecho en sí, la entrevista y la disculpa, es todo lamentable.

¿Es la demostración de que, incluso en el día de mayor felicidad histórica del fútbol femenino, el sector siga exhibiéndose hipermasculinizado y testosterónico?

Y se ve en el comportamiento de las aficiones de equipos masculinos. El fútbol es un reflejo de la sociedad. Hay gente que avanza en la misma dirección plural y sensible, pero quedan reminiscencias de falta de educación y de exceso de testosterona. Yo lo veo constantemente en campos de fútbol. La sociedad tiene faena con esos comportamientos. Se vio con la gestión de la crisis de las disidentes. Del Amo, presidente del Comité Técnico del Fútbol Femenino, dijo que iba a llamar a Irene Paredes para decirle de todo, pero que su mujer le frenó. Irene ha sufrido muchísimo después de aquello.