J. M. B., Valencia

El Levante UD tiene un asunto que resolver durante las próximas semanas o, al menos, durante la inminente pretemporada. Con la marcha de Mora, que la pasada semana consiguió su carta de libertad tras desvincularse del club, se ha abierto un debate sobre quien deberá ser el segundo portero para la próxima campaña.

El puesto de guardameta titular está destinado, salvo sorpresas, a Pablo Cavallero, fichado por el Levante UD el pasado mes de diciembre por petición del entonces entrenador Bernd Schuster -aunque el alemán asegurara que no pidió un portero-. Cavallero tiene contrato en vigor y salvo que llegara alguna interesante oferta por sus servicios, está llamado a ser el hombre que proteja la portería levantinista en el proyecto del regreso a Primera División.

Pero, ¿quién será su sustituto natural? El Levante UD baraja dos opciones. Por un lado, la plantilla cuenta con un guardameta de garantías como Iñaki Aizpurúa. Al cancerbero vasco se la había situado fuera del equipo tras la llegada del argentino, pero el descenso a Segunda ha cambiado mucho las cosas. Mora se ha marchado, con lo que hay suficientes razones para pensar que Aizpurúa cumplirá el año de contrato que le resta. A favor está su experiencia y en contra su alta edad, ya que cumplió 35 años el pasado mes de mayo.

Sin embargo, el Levante UD lleva tiempo planteándose contar con el portero del filial, Manu, para el primer equipo. El meta madrileño ha cuajado una sobresaliente temporada con el Levante B, cumpliendo e incluso superando las expectativas que se habían puesto en él tras su fichaje, del Palamós, la pasada temporada. A sus 23 está llamado a ser uno de los mejores porteros del panorama nacional, según afirman los técnicos de la casa. El club adquirió sus servicios con la idea de situarlo en la primera plantilla en un plazo no muy lejano.