El presidente de CEOE, Juan Rosell, expuso sus recetas para facilitar la salida de la crisis en España y, entre otras cosas, señaló que hay que acabar con los funcionarios "prepotentes e incumplidores" y con aquellas personas que se apuntan al paro "porque sí". "Quien se apunte al paro porque sí, habrá que decirle que no", dijo Rosell, que añadió que todos los parados que estén inscritos en los servicios públicos de empleo deben formarse al mismo tiempo que cobran la prestación.

En relación con los funcionarios, apostó por evaluarles y hacerles ver que "no son dueños" de su puesto de trabajo. También pidió que se penalice el absentismo laboral y se combatan los abusos asociados a las visitas al médico y el fracaso estudiantil. "Al estudiante hay que decirle que un fracaso se le puede consentir, pero que esté ocho años para acabar una carrera de cinco, no se le puede consentir y no se lo vamos a pagar siempre",precisó Rosell, que agregó que para conseguir todo debe cambiarse el funcionamiento de los servicios públicos.

Durante su intervención en "El Ágora de El Economista", el líder de la patronal advirtió de que, pese a los "graves problemas" que tiene España, la sociedad está inmersa en un proceso de "cierta complacencia" y señaló que para salir de la crisis habrá que hacer sacrificios y trabajar mucho.

Preguntado por si haría falta una subida de impuestos para obtener más recursos, el presidente de la CEOE indicó que esa medida no le gusta, pero precisó que si en algún momento, "de manera excepcional y temporalísima", hay que elevar algún impuesto o eliminar alguna deducción o bonificación, "todo el mundo lo entendería". Sobre si es necesario anticipar elecciones generales, Rosell afirmó que dependería de si el Gobierno actual se siente o no "fuerte" para acometer las reformas.

Sobre las negociaciones que mantienen Gobierno, empresarios y sindicatos en materia de empleo el presidente de la CEOE cree que, aunque hay muchos temas sobre la mesa y diferencias entre las partes, podría haber acuerdos "puntuales". Rosell entonó el "mea culpa" y reconoció que el fracaso de la negociación colectiva con los sindicatos pudo deberse a que los empresarios fueron "demasiado ambiciosos".