El sector de la aviación salta por los aires. Spanair, una compañía con treinta años de historia en España, deja de volar tras retirar la Generalitat de Cataluña su respaldo financiero y faltar el apoyo de su posible nuevo industrial, Qatar Airways. La tercera aerolínea cuenta con una plantilla de 2.000 personas y una cuota de mercado del 22 %, pero no resiste la crisis económica mientras otras se preparan para afrontar un ejercicio que será muy complicado.

Es el caso de la valenciana Air Nostrum, que toma cartas en el asunto. La disparatada evolución de los costes y la situación de mercado de la aviación regional con la irrupción de las compañías de bajo coste durante los últimos años —el próximo 25 de marzo entra en escena Iberia Express— vuelve a trastocar los planes de crecimiento que Air Nostrum había adoptado en 2009 para combatir la crisis. Su aliada Iberia, con la que mantiene un acuerdo comercial desde el inicio de su actividad a mediados de la década de los noventa para operar como franquicia en rutas de corta distancia, se reestructura de lleno tras su fusión con British Airways y lanza una low cost para comenzar operaciones desde Barajas con Alicante, Palma, Málaga o Santiago de Compostela, que serán sus primeras rutas, según confirman fuentes del sector.

Iberia Express ha nombrado como máximo ejecutivo al ingeniero aeronáutico Luis Gallego, quien bien conoce la aviación regional tras trabajar en Vueling y, previamente, en la compañía valenciana del grupo Nefinsa, donde ha ejercido como director de Mantenimiento. La filial de Iberia arranca con una flota de cuatro aviones Airbus A320, que llegarán a 13 aeronaves a finales de 2013. Todos ellos provendrán de la actual flota de Iberia. Y la compañía sostiene que la creación de esta filial «no afectará a los términos y condiciones laborales de los empleados de Iberia y no variará la colaboración con Vueling y Air Nostrum». Sin embargo, todo parece indicar que ese propósito será de difícil cumplimiento.

¿Colaboración entre firmas?

En medio del pulso entre los pilotos del Sepla y la tripulación de cabina tras varias jornadas de huelga, el sector encara un año con «perspectivas poco favorables» que le llevarán a dejar en tierra 15 aviones de cincuenta plazas para reducir su actividad alrededor de un 9 %, lo que conllevará un ERE de reducción de jornada a las mayor parte de los 1.800 empleados así como la reducción de salarios, anunciaba recientemente el consejero delegado de Air Nostrum, Carlos Bertomeu. A medida que Iberia Express incorpore nuevos aviones a su flota incrementará rutas a ciudades turísticas, sobre todo de Baleares o Canarias, así como a otros aeropuertos que podrían entrar en abierta competencia con Vueling y Air Nostrum. La firma valenciana insiste en que el proyecto de Iberia y el de Air Nostrum son «complementarios» y que piensa suprimir la rutas deficitarias a partir de la próxima temporada de verano para crecer en otros destinos, sobre todo en el exterior.

Oferta y guerra de precios

El negocio de la aviación en España es consciente de los elevados costes del combustible y la sobreoferta en el mercado, lo que conlleva a una continúa guerra de precios «que imposibilita más aún la transferencia del incrementos de costes a las tarifas», según Air Nostrum. Con la caída del consumo en España y en los mercados internacionales donde opera la mercantil valenciana (sobre todo Francia, Italia y Portugal), que a principios de 2011 habían aumentado su actividad, este ejercicio será muy complicado.

Desplome en Manises

Mientras la aerolínea de los Serratosa negocia un hipotético traslado de su base de Manises a Sondika (Vizcaya) —algo que parce improbable dados los altos costes laborales que supondría ese desplazamiento— su ejercicio de 2011 concluye con una caída de ingreso medio por pasajero del 14,8 % en comparación con el período anterior a la crisis económica (2008). Desde Manises, su principal centro de operaciones después de Madrid-Barajas, la aerolínea perdió un 0,6% de pasaje al registrar 724.951 usuarios, mientras que en el aeropuerto de Bilbao perdió un 3,2% de viajeros al quedar en 252.516 personas. Así las cosas, a pesar de la puesta en marcha de su principal competidor en Valencia, el tren de alta velocidad AVE, Air Nostrum ha conseguido mantener el traslado de pasajeros hasta Madrid, aunque la mayoría son en tránsito para buscar otras conexión aérea, lo que reduce los ingresos de la firma aérea.

Sea como fuere, si por negocio se tratase, la sede de Air Nostrum debería volar a Barajas, pues allí concentra más personas y operaciones. En 2011 la aerolínea valenciana movió 2,98 millones de pasajeros en Madrid, un tercio más que el año anterior. Mientras tanto, la gran amenaza de la firmas de aviación, la irlandesa Ryanair —que arrebató la promoción institucional de la Comunitat Valenciana a la valenciana al cobrar diez veces menos por lucir la palmera — ya casi triplica los resultados de Air Nostrum en Manises, donde ha logrado transportar a 1,97 millones de pasajeros.