El pasado martes, tras la dimisión de Rodrigo Rato al frente de Bankia, el presidente de la patronal autonómica Cierval, José Vicente González, hizo unas manifestaciones en las que reclamó que el nuevo equipo gestor de la entidad "muestre una mayor implicación" con la Comunitat Valenciana, después de que la actuación de los anteriores no fuera "todo lo buena que debería". Estas afirmaciones esconden el creciente malestar de los empresarios valencianos con Bankia, incluido su presidente, al que, en privado, muchos responsabilizan de los problemas que han padecido para obtener financiación de la entidad desde que se produjo la fusión entre Bancaja y Caja Madrid. De ahí que en este colectivo cunda una cierta satisfacción por el relevo, más allá de la lógica consternación por el fin definitivo de la caja y las implicaciones que pueda tener la nacionalización de BFA, la matriz de Bankia.

En toda fusión acaba dominando una de las culturas que se unen. Siempre es la más grande o la más solvente. En este caso, fue Caja Madrid. Los parabienes de los primeros meses fueron trastocándose en inquina conforme la crisis económica se recrudecía y la exposición al sector inmobiliario iba dañando cada vez más el balance de la entidad. Aunque la caja madrileña tenía tanta toxicidad como la valenciana, desde muy pronto Rato y Madrid empezaron a mostrar una creciente desconfianza hacia Valencia. Fuentes empresariales tienen la convicción de que el presidente de Bankia no tuvo el menor reparo en vetar la financiación de los valencianos, principalmente sus empresarios. Los había estigmatizado de morosos conforme crecían los impagos, sobre todo del sector inmobiliario, y había dado instrucciones, como presidente ejecutivo, para que toda la financiación a Valencia tuviera una vigilancia especial. El resultado fue que muchos empresarios se encontraron atrapados, sobre todo a la hora de renovar pólizas, que requieren de rapidez de ejecución, pero que se demoraban por la supresión de atribuciones a los directivos de Valencia. En otros casos, según las fuentes consultadas, el volumen de los créditos concedidos era muy menor del que se había solicitado. Además, la cesión a Bankia del negocio financiero de la caja y la centralización de la gestión del mismo en Madrid cortó los lazos con los antiguos interlocutores de los empresarios, que antes resolvían con una sola llamada una necesidad perentoria que estuviera atascada en las oficinas o en el departento de riesgos.

A este respecto conviene mencionar también que los ejecutivos valencianos que llegaron a la sede central de BFA/Bankia en Madrid acompañando al vicepresidente ejecutivo José Luis Olivas fueron progresivamente fulminados, también señalados como malos gestores.

La propia Generalitat ha sido víctima de esa dura política de Bankia hacia Valencia. Se vio hace poco, cuando la entidad le renovó unos pagares con un préstamo a un estratosférico 7 %, mientras que el Sabadell, dueño de la CAM, se quedó en el 6 %.

Fuentes del consejo del BFA aseguran que "el grifo del crédito no se cortó para Valencia" de forma general, pero sí hacia determinados sectores y en las áreas de actuación de algunos exejecutivos. Además, explicaron que la nueva entidad montó en paralelo a las oficinas y a la territorial valenciana un departamento de riesgos con elevados poderes para frenar la concesión de créditos. El proceso "se ralentizaba mucho y era mortal para renovar pólizas".

Los empresarios nunca entendieron -y la arrogante y fría actitud de Rato no hizo nada para remediarlo- que Bankia y su presidente no mostraran, con hechos y no con las palabras de sus escasas visitas a la ciudad, una mayor implicación con un territorio que representaba el 25 % del negocio de la entidad financiera. Algunos creen que a Rato le guiaba y le dominaba su vocación política, que trasladaba a una actividad, la bancaria, muy alejada de ese otro mundo. Por eso han acogido con esperanza la llegada de José Ignacio Goirigolzarri a la presidencia de Bankia, porque creen que este veterano ejecutivo bancario les tratará al menos como clientes normales y no como consumados morosos.