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Perfil

El político convertido en banquero

Olivas pasó de presidente de la Generalitat a máximo responsable de Bancaja y del Banco de Valencia en 2004 y acabó hundiendo las entidades

El político convertido en banquero REUTERS/Heino Kalis

La detención de José Luis Olivas (Motilla del Palancar, Cuenca, 1952) se produce casi cuatro años después de su dimisión como vicepresidente de Bankia. La caída del delfín político de Eduardo Zaplana que jugó a ser banquero como presidente de Bancaja y del Banco de Valencia —apostando por un modelo de negocio basado en el crédito fácil al sector inmobiliario y que tanto acentuó la crisis de las entidades financieras en España— se produjo después de una larga carrera política en el PP con parada final como principal inquilino del Palau de la Generalitat. Con el partido de Adolfo Suárez consiguió el acta como concejal en Valencia en las primeras elecciones democráticas de 1979. Aunque el desplome de UCD en 1982 le obligó a abandonar la primera línea política.

Olivas, que presidió la Generalitat Valenciana entre 2002 y 2003 tras la marcha de Zaplana al Ministerio de Trabajo, dirigió Bancaja poco tiempo después. Olivas fue nombrado presidente de Bancaja y del Banco de Valencia en enero de 2004, y cerca de siete años después, el 3 de diciembre de 2010, pasó a ser vicepresidente ejecutivo de Bankia y primer ejecutivo de la cartera de participadas, tras el proceso de integración mediante un sistema institucional de protección, liderado por Caja Madrid y Bancaja junto con otras cinco cajas de menor tamaño. En julio de 2012 fue imputado por fraude y apropiación indebida como consejero de Bankia y en junio del pasado año por fraude fiscal y falsedad documental por supuesto asesoramiento cuando era presidente de Bancaja.

El ex político y banquero que enterró Bancaja y Banco de Valencia pasará a la historia como el personaje que hundió dos de las tres principales entidades financieras —la otra era la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM)— de la Comunitat Valenciana. El personajes tiene ahora varios frentes judiciales donde se depurarán sus responsabilidades como gestor de las entidades.

Daño a los ahorradores

Las consecuencias nefastas de este modelo de gestión sustentado en el negocio del ladrillo desembocó en la nacionalización de dos entidades señeras, que sufrieron en sus propias carnes los 47.000 pequeños accionistas del Banco de Valencia así como los 400.000 ahorradores de Bankia. No es de extrañar por tanto la presentación de demandas como

principal responsable del hundimiento de ambas entidades. Junto con Domingo Parra (ex consejero delegado) fue acusado por los inversores de ser los máximo responsables del hundimiento de la «joya de la corona» financiera de la capital del Turia.

El de Motilla del Palancar dimitió de la presidencia del Banco de Valencia antes de que se hiciera público el quebranto económico sin consultar al entonces presidente de BFA y Bankia, Rodrigo Rato. El distanciamiento entre ambos acabó con la salida de Olivas como vicepresidente de Bankia. La nula sintonía con el exministro de Economía y las dificultades detectadas tanto en Banco de Valencia como en Bancaja y en la propia Bankia condicionaron la permanencia de Olivas en la caja pese a ser cuestionada su gestión.

Privilegios del Palau

El exedil de Hacienda del Ayuntamiento de Valencia, exconseller de Economía y Administraciones Públicas y exvicepresidente del Consell, se forjó como ejecutivo en la patronal de la hostelería de Valencia, donde fue gran muñidor de los duros convenios colectivos que se firmaron en la década de los ochenta. En su etapa como como conseller de Economía defendió la ley de cajas de 1997 que daba a la Generalitat la entrada en los órganos de gobierno de las entidades de ahorro de la Comunitat Valenciana.

Esta etapa también se caracterizó por el aumento de la deuda autonómica al iniciarse la era de los grandes proyectos: Ciudad de las Artes y las Ciencias, Terra Mítica o Ciudad de la Luz, entre otros grandes proyectos.

El abogado, apadrinado en su primera etapa como profesional de la política por Emilio Attard (en tiempo de la UCD) y la exalcaldesa de Valencia Rita Barberá no renunció a los privilegios de los expresidentes de la Generalitat al nombrar a una secretaria y un chófer cuando dejó la jefatura temporal del Consell hasta que llegó a Bancaja. Sus primeros ejercicios al frente de la caja de ahorros y de su filial Banco de Valencia —sin experiencia profesional en el negocio de las finanzas— coincidieron con la expansión de la inversión crediticia, el crecimiento de los beneficios en las cuentas de explotación debido al auge del ladrillo.

La gestión de José Luis Olivas al mando de Bancaja y del Banco de Valencia, a la vista de los resultados finales, puede considerarse como muy desastrosa. La concesión de préstamos para los negocios de empresarios vinculados al PP y su actitud ante los proyectos ruinosos auspiciados por la administración autonómica cavaron su fosa. Incluso sus gestiones como presidente de Bancaja con el Valencia CF también le supusieron una auténtica pesadilla.

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