Gas Natural Fenosa aprovechó ayer la primera junta de accionistas que celebra en Madrid, a donde trasladó su sede social desde Barcelona por la deriva independentista catalana, para hacer público el lifting que se ha realizado la compañía para dejar claro que el gas forma parte de su ADN pero también la electricidad, así que es un empresa de energía. Su nueva marca desde ayer es Naturgy. Francisco Reynés, que se estrenaba como presidente ejecutivo, explicó el cambio en la necesidad de ser reconocida la empresa como una «energética», pero sobre todo de adoptar un nombre «corto» que agrupe su deseo de expansión internacional y de todas las actividades, «sin ser mayoritariamente el de una parte».

La compañía tiene previsto presentar hoy en Londres su nuevo plan estratégico para el período 2018-2022. Ni durante la junta ni en el transcurso de la rueda de prensa previa en las instalaciones de Ifema Reynés quiso desbrozar las principales magnitudes de este programa, aunque sí esbozó las líneas maestras en cuanto a filosofía de gestión. Naturgy tampoco precisó ningún proyecto para las diferentes autonomías, aunque informó que su filial en la Comunitat Valenciana Nedgia Cegas suministra gas natural a 205 municipios de la región, lo que implica que el 87 % de la población tiene acceso a esta fuente de energía. La firma cuenta con más de 663.000 puntos de suministro en la zona y una red de distribución que alcanza los 8.800 kilómetros. Entre 2010 y 2017, la empresa ha realizado un esfuerzo inversor en la Comunitat Valenciana cercano a los 390 millones de euros. Nedgia Cegas cuenta con más de 100 empleos directos y alrededor de 2.000 indirectos a través de sus colaboradores en la Comunitat Valenciana.

En cuanto al negocio liberalizado, Naturgy es la primera comercializadora de gas natural y la segunda de electricidad en la autonomía. La compañía tiene cerca de 637.000 clientes en el mercado minorista de ambos tipos de energía, con unas ventas de 3.145 gigawatios en 2017. En el mercado mayorista, dispone de una cartera de más de 650 clientes, con unas ventas de más de 7.000 gw. anuales. Además, la multinacional gestiona las instalaciones de servicios energéticos de más de 400 clientes.

Una de las cuestiones sobre el plan estratégico que Reynés dejó claras fue que «no descarta poder crecer inorgánicamente», es decir, mediante la compra de otras empresas, pero añadió que no hará de ello «una obsesión», porque el crecimiento orgánico está garantizado sin necesidad de afrontar adquisiciones. Tampoco hará inversiones para que continúen activas sus centrales de carbón y nucleares en el caso de que la inversión no reporte rentabilidad.

La nueva Naturgy dio a conocer ayer que obtuvo un beneficio neto recurrente de 481 millones de euros hasta mayo, un 34 % más que en los cinco primeros meses del año pasado.

Respecto al cambio de sede social, Reynés no descartó que pueda tener vuelta atrás y aseguró que su padre le recomendó que no se deben utilizar las palabras «siempre y nunca». «Decir que se ha trasladado para siempre es muy presuntuoso», aseguró el directivo, quien abrió la puerta a dar marcha atrás a esta decisión «en el momento que se considere oportuno». Sobre los cambios que vive la compañía, tanto con el vuelco en su directiva como en su accionariado en los últimos tiempos, el presidente de la misma, que eludió referirse al nuevo Gobierno de España al asegurar que de «política no habla nunca», admitió que la transformación «es una oportunidad». Dentro de estos cambios, la compañía ha reducido su consejo de administración a de 16 a 12 vocales.