La exportación citrícola de la campaña de 2017/2018 ha supuesto de una facturación de 3.137 millones de euros en España hasta junio, lo que supone un incremento del 4 % respecto a la anterior. Esta aumento de negocio se produce a pesar de la reducción del 7 % en el balance final de la producción naranjera, que se elevó a 6,7 millones de toneladas; es decir, un 7 % menos que la precedente, según el informe facilitado por el Comité de Gestión de Cítricos (CGC).

En la temporada recién finalizada 2017/18 se ha dado una «disminución sustancial de la producción», según la patronal que aglutina a los principales exportadores españoles y que los aforos oficiales estimaron en un 12,3% en el ámbito español y con una previsión de reducción de cosecha del grupo mandarinas del 18,4%.

Por autonomías, la mayor estimación de reducción de cosecha se estimó en un 20,3% en la Comunitat Valenciana, debido a la alternancia natural del cultivo de cítricos. El otro motivo de la merma en la producción, sobre todo la valenciana, ha sido el efecto climatológico, concretamente las abundantes lluvias de finales de 2016 y las elevadas temperaturas de mayo de 2017, que afectaron al cuajado de los frutos, en algunas zonas escaso e irregular. Las exportaciones, a pesar de la producción anómalamente baja, apenas se ha visto reducida en un 2,4 % en volumen respecto a la anterior y estaría al mismo nivel que la de 2016/17 (3.704.600 Tm), que ha sido la 5ª de mayor tonelaje de cítricos exportado desde España.

Según el CGC, la industria transformadora en zumos, con 1,2 millones de toneladas absorbidas, «juega un papel fundamental para valorizar la producción, incrementar nuestro potencial de venta de zumos directos de calidad es uno de los grandes retos de nuestro sector y es imprescindible poder valorizar la parte de fruta que con una buena calidad interna no debe comercializarse por defectos de piel o calibre poco apropiado para el mercado en fresco.