Con la entrada en prisión de Rodrigo Rato por el uso de tarjetas opacas de Caja Madrid se cierra un periplo iniciado en 1967, cuando con 17 años vio cómo su padre fue encarcelado por evasión fiscal, uno de los delitos que también se le atribuyen al que fuera responsable del «milagro económico español». El caso de su padre fue uno más del tardofranquismo, pero Rodrigo Rato se ha convertido en el paradigma de la corrupción en España, origen de todos los males, desde la crisis del sistema financiero, la intervención y posteriores ayudas a Bankia, el fraude de las preferentes o las famosas tarjetas black de Caja Madrid, informa Efe.

Rato ingresó ayer en la cárcel madrileña de Soto del Real para cumplir cuatro años y medio de prisión por el uso de tarjetas opacas de Caja Madrid, tras pedir perdón «a la sociedad y las personas que se hayan podido sentir decepcionadas o afectadas». Fue la primera vez que Rato ha hecho autocrítica o se disculpa desde el estallido del caso.

Con un «no tengo ninguna prisa», el exministro, que ha hecho su aparición al filo de las 13.00 horas, llegaba al centro penitenciario en mangas de camisa, ataviado con un chaleco azul oscuro y dos bolsas negras con sus pertenencias, acompañado de su esposa al volante del vehículo familiar.

«En primer lugar, quiero decir que acepto mis obligaciones con la sociedad, que asumo los errores que haya podido cometer», comenzaba su discurso Rato, antes de disculparse ante quienes haya podido ofender con sus actos; seguidamente, ha emprendido su camino hacia la entrada principal». Según han informado a fuentes próximas a su entorno, el ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha escogido Soto del Real para favorecer futuros desplazamientos a la sede de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares (Madrid), donde el 26 de noviembre comienzan las vistas por la salida a Bolsa de Bankia.

El delfín de Aznar

AznarA los 47 banqueros que en algún momento de la ultima década han pasado por la cárcel en todo el mundo -principalmente en Islandia, Irlanda, Estados Unidos y España-, según los cálculos del Financial Times, se añadió ayer el hombre que pudo reinar, uno de los delfines de Aznar y al que finalmente se impuso Mariano Rajoy.

Su carrera, -vicepresidente del Gobierno, ministro de Economía y Hacienda, director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), presidente de Caja Madrid y Bankia-, se borró de un plumazo cuando el agente del servicio de vigilancia aduanera le puso la mano en la cabeza para ayudarle a entrar en el coche policial tras su detención en abril de 2015. La imagen dio la vuelta al mundo, pero además ha servido para ilustrar prácticamente todos los casos de corrupción que se han desvelado en los últimos años en España, relacionados o no con el exbanquero. De momento sin éxito, Rato ha peleado hasta el final, ha defendido su inocencia y ha intentado rebatir todas y cada una de las acusaciones en las distintas causas en las que está inmerso, en todas las cuales ha robado el protagonismo al resto de imputados.

El periplo judicial no ha hecho nada más que empezar, porque Rato tendrá que salir de Soto del Real a partir del lunes 26 de noviembre en un furgón policial a declarar en el juicio por la salida a bolsa de Bankia.