El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aprovechó su intervención en la clausura del XXI Congreso Nacional de la Empresa Familiar para darle una pátina 'liberal' al Ejecutivo central al asegurar que su «mayor aspiración» es que estos empresarios «triunfen, que abran mercados y generen empleo. Su éxito es el de España, más allá de las ideologías». Acto seguido, les pidió que «arrimen el hombro para generar riqueza y que esta sea redistribuida». Tras recordar las dudas que se ciernen sobre el panorama internacional por el brexit, la situación en Italia, la retirada de estímulos monetarios en Europa, el precio del petróleo o las «disputas comerciales», aseguró que «ante este escenario hay que hacer lo que vosotros: crear certidumbre. El Gobierno estará de vuestro lado».

En relación con esto y mientras la Unión Europea y el Reino Unido siguen discutiendo cómo se sustancia el tan temido bréxit, afirmó que las empresas deben empezar a preparar planes de contingencia para afrontarlo. En el turno de preguntas posterior a su discurso y tras ser cuestionado sobre las consecuencias del brexit, recordó que este llegará «más pronto que tarde» y, aunque espera que «haya un acuerdo», insistió en que España debe «estar preparada» y, por ello, el Gobierno está trabajando en planes de contingencia junto a la Comisión Europea. A continuación, instó a los empresarios a que «empiecen» a elaborar los suyos porque una economía como la española, muy vinculada a la inglesa, tiene que «estar preparada». En este sentido, pidió al Instituto de la Empresa Familiar que «se coordine con nosotros para anticipar cualquier tipo de escenario», concluyó.

Política

La disposición de Ciudadanos a desbloquear la tramitación parlamentaria de los presupuestos del Estado para 2019 se coló de rondón en el evento y capitalizó ayer su clausura en el Palacio de Congresos de València. No podía ser de otra manera porque el cierre del cónclave lo protagonizaron el presidente del PP, Pablo Casado, a primera hora, y el jefe del Gobierno, al final.

El socialista aprovechó su intervención para tender la mano a la oposición, incluidos expresamente el PP y ciudadanos. «Estoy dispuesto a hablar con todos los grupos si hay voluntad real de que no haya bloqueo. El bloqueo tiene que ser el pasado, y el presente y el futuro de la política tiene que estar presidido por la voluntad de dialogar y acuerdo», afirmó. Sánchez se mostró dispuesto a estudiar «todas las propuestas de la oposición», si bien subrayó que las cuentas que el Ejecutivo ha pactado con Podemos «son sensatas y dan estabilidad y seguridad al país».

Su propuesta de diálogo no parece que vaya a hacer mella en los populares. Previamente a que la realizara, Pablo Casado había aprovechado su intervención en el congreso también para tender la mano a Ciudadanos, pero en su caso para mantener el bloqueo a unas cuentas que, según entiende, son la semilla de una nueva recesión.

Reformas

El presidente del Gobierno dedicó parte de su intervención a anunciar que el Ejecutivo trabaja desde hace dos meses en una «agenda» de cambios y reformas estructurales «para lograr un crecimiento justo y sostenible que mejore la productividad y el índice de competitividad» y con la cual «ganar cohesión social y territorial». Dicha agenda, que en breve remitirá a Bruselas, se sustenta en siete puntos: la necesidad de una transición energética de la economía y la lucha contra el cambio climático; la reforma de las políticas activas de empleo; la reforma del sistema universitario y de la FP; el despliegue del 5G; el apoyo al emprendimiento; la digitalización y el fortalecimiento de la calidad institucional para un mejor funcionamiento de los mercados.

Sánchez se mostró partidario de una política económica que tienda a reducir la abultada deuda pública española y se expresó de forma ciertamente vaga cuando se le preguntó por la desaceleración económica, anticipada por organismos internacionales como el FMI. Se limitó a admitir que «no somos ajenos» a la corrección a la baja del crecimiento.