Ramón Mampel (Traiguera, El Maestrat), agricultor profesional, se retira de primera línea de la Unió de Llauradors. Vuelve a sus orígenes. Firme defensor del patrimonio milenario de los olivos, le gusta hacer agricultura de subsistencia para casa conservando semillas tradicionales de hortalizas autóctonas. Es secretario general de la Unió de Llauradors desde 2010. Ya no puede presentarse a la reelección. El XIV Congreso se celebra este fin de semana en Alboraia con la presencia de 200 delegados. Prefiere no pronunciarse sobre los posibles candidatos a su sucesión.
¿Se marcha de la secretaría general con la sensación de haber hecho los deberes?
He sido una persona abierta, comunicativa y dispuesta a hablar de valores con todos. He luchado en defensa de los productos autóctonos, en la incorporación de la mujer al campo o en la defensa de la agricultura mediterránea entre otras áreas. Y he tratado, sobre todo, de implicar a la sociedad en el campo.
El campo, ¿tiene futuro?
Si hay rentabilidad, sí. Los costes de producción deben garantizarse porque de lo contrario se abandonan explotaciones. Los productos diferenciados, de calidad y que cumplen las normas europeas en materia fitosanitaria no deben caer en la cultura del precio que impone la gran distribución. Todos los productos no valen lo mismo.
Los datos del INE sobre la edad de los titulares de explotaciones agrarias son estremecedores. Solo 4.400 de los propietarios de 107.000 explotaciones de la C. Valenciana tienen menos de 40 años. Y más de la mitad está en manos de jubilados. ¿Qué hacer?
Rentabilizar el campo y garantizar la sucesión. En tierras de secano es más fácil que en los regadíos de frutas y hortalizas. A rentabilizar el campo puede contribuir la nueva Ley de Estructuras Agrarias facilitando la concentración de parcelas o fomentando el arrendamiento. Pero sin presupuesto será difícil ponerla en marcha.
Las elecciones agrarias son una asignatura pendiente que reivindica desde hace mucho tiempo. ¿Confía que este Gobierno central las ponga en marcha?
Hemos insistido mucho. Parece que los partidos apuestan por impulsarlas. PSOE y Compromís están en ello y Ciudadanos y PP también las incluyen en su programa electoral. A ver si esta vez va en serio.
¿Qué pasaría en la Comunitat Valenciana? ¿Seguirían la Unió y AVA-Asaja como organizaciones mayoritarias?
Las dos son mayoritarias. Y tendrían que votar los agricultores profesionales tal como han hecho en otras autonomías.
Accedió al cargo en tiempos de crisis interna tras la decisión de la organización de abandonar la Coag. Les ha restado representación institucional.
Hubiésemos perdido la autonomía y las decisiones seguirían tomándose en Madrid. La apuesta fue acertada. Otra cosa es que el Gobierno central , a la Unión de Uniones, a la que pertenecemos junto con otras organizaciones de España, no sea escuchada.
El lema del XIV Congreso es «Soluciones para una agricultura y ganadería de futuro». ¿Qué quiere aportar la Unió?
Necesitamos soluciones que no solo dependan de los agricultores y ganaderos. El patrimonio medioambiental que posee el campo valenciano debe preservarse y mejorarse, entre otros aspectos, seguridad y calidad de los alimentos.
Con el Govern del Botànic, ¿ha cambiado sustancialmente la política agraria del Consell?
El problema es la infrafinanciación de la Comunitat Valenciana. Del 4,5 % del presupuesto total que tenía la agricultura hace una década, antes de la crisis económica, ahora tan solo absorbe el 1,5 %. Y además, en esa partida se incluye el gasto destinado a medio ambiente. Pedimos 40 millones de euros más para políticas agrarias, planes para jóvenes, modernización o de investigación de plagas. También existen problemas relacionados con el mercado. Está claro que la sanidad, educación o infraestructuras deben ser prioritarias pero el Consell debe apoyar al ámbito agrario como apoya a la Ford. Somos líderes en exportaciones.
El ministro de Agricultura, Luis Planas, valenciano, ¿defenderá los intereses de la agricultura mediterránea en la próxima Política Agraria Común (2020-2026)?
Lo tendría que hacer. Gran parte de las ayudas directas se han perdido al no atenderse expedientes de menos de 300 euros. De 105 millones hemos pasado a 65 en la Comunitat Valenciana. Gran parte del sector hortofrutícola necesita ayudas vinculadas la evolución de los mercados y no las tienen, como el caqui o las hortalizas. La PAC también debe priorizar su apoyo a los agricultores profesionales y no a los cazaprimas.
